La historia no contada
Entender por qu¨¦ hay tan pocas mujeres cient¨ªficas requiere entender dos cosas: por qu¨¦ tan pocas j¨®venes optan por la investigaci¨®n y por qu¨¦ tan pocas de ellas llegan a pertenecer a la ¨¦lite acad¨¦mica.
Visto desde dentro, no es de sorprender que la mayor parte de las j¨®venes que han terminado una carrera de ciencias elijan otra salida profesional que la de investigar. La historia de la ciencia es el relato de las fascinantes exploraciones llevadas a cabo por quienes, a lo largo de los siglos y atrevi¨¦ndose a pensar de otra manera, estudian el universo llevando como ¨²nico equipaje en sus exploraciones el pensar razonado. Es dif¨ªcil acercarse a esta historia sin querer formar parte de ella, salvo si se sospecha de entrada que intentarlo es una p¨¦rdida de tiempo.
La transmisi¨®n del conocimiento cient¨ªfico y de su historia es una transmisi¨®n oral. Yo tuve la suerte aprender sobre las matem¨¢ticas y su historia la mano de un t¨ªo abuelo matem¨¢tico, Eduardo Rodrig¨¢?ez. Con ¨¦l aprend¨ª, por ejemplo, que el libro de texto de c¨¢lculo diferencial -derivadas, integrales, etc¨¦tera- m¨¢s utilizado en el siglo XVIII lo hab¨ªa escrito la italiana Mar¨ªa Agnesi; o que el primer programa de ordenador lo hab¨ªa escrito la inglesa Ada Byron para calcular n¨²meros de Bernouilli. Sophie Germain, Emmy Noether..., hay muchos otros ejemplos similares.
Sin embargo, la mayor parte de alumnas de carreras cient¨ªficas solo tienen acceso al relato de unos profesores que no solo desconocen la historia de sus predecesoras mujeres, sino que, adem¨¢s, est¨¢n convencidos de que no existe. "Si hubiesen existido mujeres cient¨ªficas a lo largo de la historia, mis profesores me hubiesen hablado de ellas", escuch¨¦ afirmar al acad¨¦mico Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron durante una conferencia que en 2007 imparti¨® en la Residencia de Estudiantes.
Por qu¨¦ las mujeres cient¨ªficas siguen sin formar parte las ¨¦lites acad¨¦micas ha sido ampliamente estudiado tanto en la nuestro pa¨ªs como fuera de ¨¦l, y ya no cabe la menor duda sobre ello: los m¨¦todos utilizados para evaluar los trabajos producidos favorecen a los varones. Se ha demostrado, por ejemplo, que cuando los trabajos se presentan a los comit¨¦s correspondientes con los nombres de los autores borrados, los de las mujeres son mucho mejor valorados que cuando se sabe que la autor¨ªa es femenina.
Capi Corrales es profesora de ?lgebra en la Facultad de Matem¨¢ticas de la Universidad Complutense.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.