Teor¨ªa de la percha
Asistimos estos d¨ªas a un drama en tres actos. Los dos primeros, la Conferencia de mediadores internacionales y la adhesi¨®n "solemne" de la izquierda abertzale, ya han tenido lugar; el tercero, la declaraci¨®n de ETA aceptando lo solicitado por los anteriores y emplazando al gobierno a cumplir tambi¨¦n su parte, est¨¢ -seg¨²n parece- al llegar. Para explicar el porqu¨¦ de tan cuidada escenograf¨ªa, algunos analistas han aludido a la met¨¢fora de la percha: aquella que le permitir¨ªa a ETA colgar por fin su sangriento traje, sin arrugarlo demasiado, sin que parezca demasiado sucio. Tambi¨¦n se ha hablado de pista de aterrizaje, de colch¨®n, de alfombra y de cojines mulliditos.
Todas las met¨¢foras confluyen en lo mismo, en la idea de facilitar el proceso. No es casualidad que los mediadores sean denominados asimismo facilitadores. Es gracioso si uno piensa en su ant¨®nimo: usted, se?or/a, ?qu¨¦ es, facilitador o complicador? Pues precisamente de esa manera es como quieren clasificar a la ciudadan¨ªa y a sus representantes pol¨ªticos: los que est¨¢n "por la paz" y los que no hacen sino "poner obst¨¢culos". Qu¨¦ duda cabe que los primeros suenan mucho mejor. Y ?qui¨¦n mejor para vender y gestionar la paz que las personas encargadas de vender y gestionar el 'conflicto'? La izquierda abertzale parece haber cambiado de negocio -antes comerciaba con cerillas, ahora con extintores-, pero est¨¢ por ver si son de verdad dos negocios distintos.
Estando la 'paz' m¨¢s cerca que nunca, no es momento de ponerse exquisitos, dicen algunos. ?Qu¨¦ necesitan hacer teatrillo, escenificar y solemnizar el final, hacer creer a los suyos que no han sido derrotados, endulzar las hieles con las mieles de los votos? Todo eso, y un avemar¨ªa, por la 'paz'. As¨ª piensan muchos. Ya, pero si uno entiende que no estamos ante un proceso de pacificaci¨®n -puesto que no ha habido ninguna guerra-, sino ante un "proceso de paulatina incorporaci¨®n e integraci¨®n en el sistema democr¨¢tico" de todos aquellos que han amparado, utilizado o favorecido la violencia terrorista -como resum¨ªa hace unos d¨ªas I?aki Subijana, el presidente de la Audiencia de Gipuzkoa-, entonces habremos de preguntarnos de qu¨¦ manera y hasta d¨®nde estamos dispuestos a facilitar ese aterrizaje, sin devaluar aquello mismo que queremos potenciar y difundir, esto es, la firmeza democr¨¢tica, los principios del estado de derecho, la justicia y la memoria de las v¨ªctimas. Otorgar una contraprestaci¨®n pol¨ªtica por ejercer y/o abandonar la lucha armada s¨®lo facilitar¨ªa una cosa: la corrupci¨®n de los principios democr¨¢ticos. Mientras la propia izquierda abertzale no admita esto, su integraci¨®n en el sistema ser¨¢ instrumental o estrat¨¦gica, s¨ª, pero no m¨¢s.
La percha para que ETA cuelgue su sucio traje est¨¢ ah¨ª, esper¨¢ndole. Aplaudiremos a rabiar. Ser¨¢, sin duda, su mejor actuaci¨®n.
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