Cese definitivo: c¨®mo y por qu¨¦ hemos llegado hasta aqu¨ª
La escenificaci¨®n de San Sebasti¨¢n ha sido ¨²til para este final, pero la retirada se debe a la eficacia policial y el rechazo a la negociaci¨®n pol¨ªtica
En La lista de Schindler, la pel¨ªcula de Spielberg, hay un momento en el que alguien pregunta al protagonista: "Pero ?usted qu¨¦ pone?". La pregunta est¨¢ motivada por la evidencia de que el interpelado no pone ni el dinero ni el trabajo y sin embargo act¨²a como jefe de la f¨¢brica que ha puesto en marcha. Oskar Schindler, o sea el actor Liam Neeson, hace un gesto amplio con las manos, como el de un abanico al abrirse, y dice: "La presentaci¨®n".
Brian Currin y las personalidades que ha reclutado para facilitar el fin de ETA han puesto la presentaci¨®n: una forma de mostrar las cosas de la manera m¨¢s favorable para la banda, proporcion¨¢ndole un pretexto para aceptar lo que se le ped¨ªa. O si se prefiere: para que le fuera dif¨ªcil rechazar eso que se esperaba que hiciera: abandonar el escenario.
La decadencia del terrorismo etarra se debe a los ¨¦xitos policiales
La ilegalizaci¨®n de Batasuna ha sido fundamental para lograr la derrota
Otegi entendi¨® qye para poder hacer pol¨ªtica la banda no pod¨ªa estar activa
Los etarras se han resistido a dar el paso atr¨¢s sin contrapartidas
No hay manuales que orienten sobre c¨®mo se disuelve una organizaci¨®n terrorista. La banda de Baader-Meinhof lo hizo mediante un comunicado enviado por fax a una agencia de prensa seis a?os despu¨¦s de su ¨²ltimo atentado; las Brigadas Rojas se deshilacharon en medio de grandes conflictos internos en la c¨¢rcel y fuera de ella; los poli-milis de ETA escenificaron en 1982 su renuncia quit¨¢ndose las capuchas en una rueda de prensa celebrada en Francia. El IRA anunci¨® varias veces su intenci¨®n de entregar las armas antes de hacerlo tras un acuerdo pactado. Pero en todos los casos hay un elemento com¨²n: la prolongada eficacia policial en la detenci¨®n de activistas. La retirada es una decisi¨®n de la organizaci¨®n, pero lo que decide a sus jefes a plantearse esa posibilidad son las continuas ca¨ªdas, las cuales alimentan la sospecha (o paranoia) de la existencia de infiltrados en sus filas.
Otra caracter¨ªstica com¨²n tanto de los procesos de disoluci¨®n como de las escisiones con abandono de la violencia es que los motivos invocados suelen ser t¨¦cnicos o de eficacia pol¨ªtica, y no de rechazo moral del terrorismo. Las primeras escisiones de ETA -ETA-berri; ETA (VI)-, en los a?os sesenta del siglo pasado, se explicaron por la incompatibilidad entre la lucha armada y la "pol¨ªtica de masas" que exig¨ªa la reci¨¦n adoptada doctrina marxista. La separaci¨®n de los poli-milis de ETA (militar), en 1974, fue por razones organizativas y de seguridad.
Incluso despu¨¦s del abandono de las armas, lo habitual es reivindicar su necesidad pasada. Es muy raro que esa renuncia sea simult¨¢nea a la cr¨ªtica de la estrategia armada. En esto, tanto la ETA actual como los de Otegi siguen la tradici¨®n de sus antiguos rivales: "No nos arrepentimos de nada", coreaban los poli-milis en la celebraci¨®n de su autodisoluci¨®n, en el oto?o de 1982, en respuesta a la acusaci¨®n de "arrepentidos" que lanzaban los "milis" contra ellos.
As¨ª pues, el papel de los facilitadores (o especialistas en presentaci¨®n de los hechos bajo un determinado prisma) puede resultar ¨²til para el paso final, pero antes tiene que haber germinado entre al menos un sector del grupo y su entorno la convicci¨®n de que no les conviene proseguir la lucha armada; y esto depende sobre todo de la polic¨ªa y los jueces. En el caso de ETA, la decadencia que ha conducido a la situaci¨®n actual se inici¨® hace una d¨¦cada. En 2000, primer a?o tras la ruptura de la tregua de Lizarra hubo 23 asesinatos, y 15 m¨¢s en 2001, el a?o del atentado de las Torres Gemelas. El a?o siguiente fueron 5 muertos, y 3 en 2003, el a?o de la ilegalizaci¨®n de Batasuna.
Esa decadencia fue resultado a su vez de los ¨¦xitos policiales en la detenci¨®n de comandos y el descubrimiento de zulos. Factor este ¨²ltimo que suele ser importante en la desmoralizaci¨®n de los estrategas de la lucha armada: los poli-milis solo dieron el paso a la disoluci¨®n tras la captura de un gran dep¨®sito de armas subterr¨¢neo perfectamente camuflado bajo un caser¨ªo del Valle de As¨²a, cerca de Bilbao. El desfavorable balance entre detenidos y atentados (o entre presos y v¨ªctimas) fue el argumento de un grupo selecto de presos encabezado por el exjefe de ETA Francisco M¨²gica Garmendia, Pakito, para reclamar el abandono de la lucha armada a fines de 2004.
Para entonces ya se hab¨ªa producido la ilegalizaci¨®n de Batasuna, el otro factor decisivo para la din¨¢mica que ahora culmina.
Fue una decisi¨®n no solo ajustada a derecho, como confirmar¨ªa el Tribunal Constitucional y avalar¨ªa el de Derechos Humanos de Estrasburgo en 2009, sino plenamente justificada como medida de defensa del sistema democr¨¢tico. Pues se produjo tras un giro de ETA en la selecci¨®n de v¨ªctimas que hac¨ªa imposible la competencia electoral en condiciones de igualdad. Entre las 623 personas asesinadas por ETA entre 1978, el a?o de aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, y 1995, s¨®lo diez (menos del 2%) eran pol¨ªticos o cargos p¨²blicos. De las 85 personas asesinadas en los diez a?os siguientes, una treintena, m¨¢s de un tercio, fueron adversarios ideol¨®gicos: concejales, dirigentes de partidos, miembros de asociaciones c¨ªvicas. Ello era resultado de decisiones expresamente tomadas en esa ¨¦poca, en paralelo a la orientaci¨®n dada al terrorismo callejero: contra sedes, propiedades y militantes de otros partidos. En septiembre de 2002, un comunicado de ETA declaraba "objetivos militares" a todas las sedes y actos pol¨ªticos del PP y del PSOE. Era imposible mantener en la competici¨®n electoral a un partido, Batasuna, asociado a la banda que de esa manera trazaba una frontera entre concejales y otros cargos (o candidatos a serlo) amenazados y libres de amenaza. Resulta por ello llamativo que Brian Currin considerase en un art¨ªculo reciente "una aproximaci¨®n desconcertante y vana" al problema la "prohibici¨®n" de Batasuna; y que se escandalizase de que "Madrid" presente a ETA como una banda criminal y terrorista" (Le Monde Diplomatic, junio de 2011). Ha sido la ilegalizaci¨®n, junto a la eficacia policial (305 detenidos entre 2008 y 2010) lo que ha puesto en marcha los mecanismos que han llevado a la declaraci¨®n de ayer.
La ilegalizaci¨®n hizo aflorar la contradicci¨®n, latente desde la ruptura de la tregua de 2006, entre el brazo pol¨ªtico y el militar del MLNV (Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco). Un sector encabezado por Arnaldo Otegi lleg¨® a la conclusi¨®n de que no habr¨ªa legalizaci¨®n de la izquierda abertzale mientras ETA estuviera en activo; y algunos presos, como Txema Matanzas, que nunca acceder¨ªa el Gobierno a una negociaci¨®n pol¨ªtica. La combinaci¨®n entre ambas conclusiones condujo al debate interno en la izquierda abertzale que desemboc¨® en una resoluci¨®n mayoritariamente respaldada por las bases en la que se sosten¨ªa, contra el criterio permanente de ETA, que era posible alcanzar los objetivos pol¨ªticos, la independencia, sin necesidad del recurso a la lucha armada (aunque con la salvedad, que repite sinuosamente el comunicado de ayer, de que ello es posible por "la lucha de largos a?os, que han creado esta oportunidad"). La lucha armada, que es la practicada por ellos.
Desde ese debate ha venido existiendo un pulso entre ETA y la exBatasuna, y seguramente tambi¨¦n en el interior de cada una de ellas. Hay documentos recientes que indican que la direcci¨®n de ETA ha seguido resisti¨¦ndose a aceptar una retirada definitiva si no hab¨ªa contrapartidas pol¨ªticas. Ah¨ª han entrado los de Currin para hacer aprobar por la llamada Conferencia internacional de Paz una declaraci¨®n a la que ETA no pudiera dejar de adherirse. Lo ha hecho sin incluir, excepto una menci¨®n muy gen¨¦rica a "una soluci¨®n justa y democr¨¢tica al secular conflicto", a la negociaci¨®n pol¨ªtica, sugerida en la declaraci¨®n del lunes pasado. B¨¢sicamente es un planteamiento de retirada unilateral con un llamamiento a entablar conversaciones sobre los presos.
Este es ahora el problema principal: ETA rechaza disolverse sin dejar encauzado el tema de sus 700 presos y un n¨²mero indefinido de activistas en el retiro. Seguramente piensa que su presencia latente es una garant¨ªa para que se aborde la cuesti¨®n; sin embargo, lo que m¨¢s podr¨ªa acelerar que ese tema resulte asumible por la democracia espa?ola, incluyendo una opini¨®n p¨²blica contraria incluso al acercamiento a c¨¢rceles de Euskadi, seg¨²n encuestas recientes, ser¨ªa que el cese definitivo de las acciones armadas se convierta en disoluci¨®n. Para evitar que aunque ya no mate, su presencia latente sea interpretada como elemento condicionante de ese di¨¢logo que reclama, e incluso como factor de presi¨®n para ese "reconocimiento de Euskal Herria y respeto a la voluntad popular", eufemismo de autodeterminaci¨®n, que ahora no exige sino enuncia como un deseo o aspiraci¨®n pol¨ªtica.
Los atentados m¨¢s duros
- 7 de junio de 1968. Jos¨¦ Pardines asesina en Villabona (Gipuzkoa) al guardia civil Jos¨¦ Pardines, que se convierte en la primera v¨ªctima mortal de ETA.
- 20 de diciembre de 1973. ETA asesina al entonces presidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco.
E 15 de julio de 1986. La banda terrorista pone un coche bomba al paso de un autob¨²s de la Guardia Civil en la plaza de la Rep¨²blica Dominicana en Madrid, 11 guardias civiles pierden la vida.
- 19 de junio de 1987. ETA pone una bomba en Hipercor, en Barcelona. La banda terrorista asesina a 21 personas.
- 11 de diciembre de 1987. 11 muertos en el atentado con coche bomba contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza.
- 29 de abril de 1991. ETA vuelve a golpear a la Guardia Civil al poner un coche bomba frente a la Casa Cuartel de Vic (Barcelona). Mueren 9 personas.
- 12 de julio de 1997. El comando Donostia secuestra y asesinato d¨ªas despu¨¦s a Miguel ?ngel Blanco concejal del Partido Popular en Ermua (Vizcaya).
- 30 de diciembre de 2006. ETA revienta la ¨²ltima tregua con un atentado en el aparcamiento de la T-4 que acaba con la vida de dos ciudadanos ecuatorianos.
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