Un congreso en la prisi¨®n
La c¨¢rcel de A Lama acoge una convenci¨®n de periodistas e internos - "Quien pase aqu¨ª 24 horas no dir¨¢ que vivimos de hotel", se queja un preso
En el m¨®dulo de respeto n¨²mero nueve de la c¨¢rcel de A Lama, los internos resuelven las disputas en asamblea. Una comisi¨®n formada por 10 reclusos media en los conflictos, reparte tareas y escucha quejas. Torres, veterano, dirige la comisi¨®n. "Cualquiera me puede montar una moci¨®n de censura", bromea mientras echa un cigarro tras la pausa para comer de la cuarta convenci¨®n anual de la Asociaci¨®n Galega de Reporteiros Solidarios (Agareso), que se celebra desde ayer hasta hoy en el interior del penal. Periodistas y reclusos asisten durante las dos jornadas a las conferencias de los ponentes, en una iniciativa auspiciada por el director del centro, Jos¨¦ Antonio G¨®mez, que sonr¨ªe al recibir de ma?ana a los participantes que llegan al penal: "Es la primera vez que se hace algo as¨ª en Espa?a".
La radio del penal emite todo el d¨ªa, entre tertulias y radionovelas
En los m¨®dulos de respeto el r¨¦gimen es mucho menos r¨ªgido que en el resto de la prisi¨®n . "La gente piensa en la c¨¢rcel y se imagina a los presos en monos naranjas", comenta un funcionario en el exterior del centro de culto aconfesional, un edificio de una planta levantado por los recursos entre 2009 y 2010 y al que el personal del penal llama "el multiusos". "Aqu¨ª la gente se porta bien, en el Levante s¨ª que es fastidiado, all¨ª arde a la m¨ªnima", cuenta, recordando anteriores destinos. Los presos limpian las instalaciones, fabrican los muebles que despu¨¦s usan en el m¨®dulo -con la madera que obtienen de pal¨¦s y cajas de frutas- y participan en actividades deportivas y culturales, como el taller de radio que ide¨® Juan de Sola, periodista y presidente de Agareso, que arranc¨® hace dos a?os. O las clases de historia que da Manuel a sus compa?eros reclusos. De carrerilla recita fechas hist¨®ricas de las cruzadas. "Llevo 20 a?os leyendo libros de historia pero no tengo estudios", comenta mientras aprovecha y pide libros para la causa. Hiperactivo, ha pintado un mural en el penal y est¨¢ empezando otro. La emisora de la c¨¢rcel, que emite 24 horas salen desde radionovelas -Los narcos tambi¨¦n lloran, se llama el ¨²ltimo- hasta tertulias.
Aunque los presos han asistido a las conferencias, es a la hora de comer cuando los de dentro y los de fuera se sientan cara a cara. Hoy tambi¨¦n comen con los internos varios miembros de la direcci¨®n. "No es lo normal", confiesa uno al t¨¦rmino. El comedor del m¨®dulo es a primera vista igual al de cualquier colegio, y sorprende comprobar que la silla est¨¢ anclada al suelo y no se puede apartar para acomodarse a la mesa. Tras un cierto recelo inicial, empiezan a contar sus impresiones. "El que viene aqu¨ª y la l¨ªa se va", explica Ram¨®n, que se dedicaba a la construcci¨®n y que lleva cumplidos 10 meses de los 21 que fija su condena. "Aprend¨ª a trabajar la piedra y es lo que har¨¦ cuando salga. Si no hubiese entrado jam¨¢s se me ocurrir¨ªa", explica. Enrique, a su lado, ve pr¨®ximo el fin de su pena y comenta la mezcla cultural en el m¨®dulo. "Entre los que somos sumamos 20 nacionalidades". Los ocho m¨®dulos de respeto re¨²nen a unos 80 reclusos cada uno, seleccionados por su poca conflictividad. El resto permanecen en sectores a los que no acceden los periodistas. "El que supiese lo que es vivir 24 horas aqu¨ª no dir¨ªa eso de que la c¨¢rcel es un hotel", comenta otro recluso. En total hay unos 1.300 presos en A Lama, que hace a?os lleg¨® a albergar 300 m¨¢s.
Quiz¨¢s por la presencia de extra?os, quiz¨¢s porque realmente es la t¨®nica habitual, entre los internos se adivina una voluntad de caer bien que recuerda a la del colegial. En cierto modo lo son; en algunos casos la formaci¨®n que reciben en A Lama es la primera que han encarado con verdadero inter¨¦s. Jos¨¦ Montoya pide y obtiene permiso para cantar una rumba junto a su hermano, tambi¨¦n interno, guitarra en ristre. "Que tengan un buen d¨ªa", se despide al t¨¦rmino.
"Este es un programa duro, tenemos que enfrentarnos cada d¨ªa a nosotros mismos", explica ya en las charlas el interno Walter Marcos. Para avanzar hay que intentar ser honesto y abandonar conductas arraigadas durante a?os. Seguir horarios estrictos, y participar en las actividades. Los funcionarios te ayudan, pero no te dan una palmadita en la espalda por cualquier cosa".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.