Del 20-O al 20-N
Hecho p¨²blico justo un mes antes de la fecha de las elecciones generales, el documento de ETA del 20-O anunciando "el cese definitivo de su actividad armada" ha sacudido la aton¨ªa de una precampa?a dominada hasta ese momento por la moral de victoria del PP y el intento del candidato del PSOE de movilizar a la izquierda. El perfecto control de los tiempos mostrado por los organizadores de la llamada Conferencia de la Paz convocada en San Sebasti¨¢n, donde un grupo de "facilitadores internacionales" solicit¨® a ETA esa decisi¨®n, adoptada por la "organizaci¨®n socialista revolucionaria vasca de liberaci¨®n universal" en un tiempo r¨¦cord de tres d¨ªas, prueba su autor¨ªa de ese apretado calendario.
El anuncio del cese definitivo de las actividades armadas de ETA tendr¨¢ consecuencias electorales
Seguramente el principal objetivo de ese escalonamiento de fechas ideado por el sector de la izquierda abertzale procedente de la antigua Batasuna liderado por Otegi, que ejerce en estos momentos el mando sobre ETA y hegemoniza el espacio electoral del independentismo radical, ha sido potenciar al m¨¢ximo las posibilidades electorales de Amaiur, la nueva coalici¨®n soberanista que no solo heredar¨¢ el 20-N los resultados logrados por Bildu en los comicios municipales y forales del 22-M (un total de 315.000 votos del Pa¨ªs Vasco y Navarra), sino que tambi¨¦n arramblar¨¢ con los sufragios de Aralar. Y si Bildu -alianza de la antigua Batasuna, Eusko Alkartasuna (EA) y Alternatiba para los comicios locales- obtuvo el 22-M una cuarta parte de los votos en el conjunto de los cuatro territorios forales (con el 35% en Guip¨²zcoa y el 13% en Navarra), no es demasiado arriesgado suponer que Amaiur podr¨ªa situarse a la cabeza de las fuerzas pol¨ªticas del Pa¨ªs Vasco y Navarra y obtener un grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados y varios senadores.
De conseguir tales objetivos, la Conferencia de Aiete y la respuesta afirmativa dada tres d¨ªas despu¨¦s por ETA a su petici¨®n de "cese definitivo de su actividad armada" habr¨ªan sido decisivas. Los segmentos del electorado que permanecieron fieles a Batasuna desde su ilegalizaci¨®n en 2003 -expres¨¢ndolo en las urnas mediante el voto nulo o el respaldo a segundas marcas como ANV o EHAK- sin que su adhesi¨®n al brazo pol¨ªtico de ETA les plantease problemas morales, ideol¨®gicos y pol¨ªticos irresolubles, no tienen motivos para cambiar de criterio; el documento del 20 de octubre puede ser le¨ªdo alternativamente por los militantes con fe de carbonero como un abandono definitivo de la actividad armada o condicionado a los satisfactorios resultados del "di¨¢logo directo" con los gobiernos de Espa?a y Francia para resolver "las consecuencias del conflicto" (la suerte de los presos y su rehabilitaci¨®n) y "la superaci¨®n de la confrontaci¨®n armada" cuya soluci¨®n definitiva exigir¨ªa "el reconocimiento de Euskal Herria", esto es, la unificaci¨®n y la soberan¨ªa del Pa¨ªs Vasco, Navarra y los tres territorios franceses.
A esa reserva de sufragios incondicionales en los momentos peores de la disuelta Batasuna (nunca bajaron de 100.000) se sumaron en los comicios municipales y forales del 22-M las papeletas de refresco entregadas a Bildu por antiguos votantes de EA, Alternatiba y sectores sociales moderados dentro del marco de legalidad dada a la coalici¨®n independentista desde el Constitucional. Las elecciones del 20-N podr¨ªan sumar a Amaiur una tercera franja de respaldo: los votantes que deseen premiar simb¨®licamente a Amaiur por su contribuci¨®n al viraje p¨²blico dado aparentemente por ETA en su ¨²ltimo comunicado.
El giro hacia el abandono de la violencia y la adopci¨®n de v¨ªas pol¨ªticas exclusivamente pac¨ªficas promovido por el sector mayoritario de la izquierda abertzale identificado con Otegi ha sido una consecuencia de la eficacia policial y judicial del Estado de derecho para combatir a una ubicua organizaci¨®n terrorista dotada de cierto arraigo social y con s¨®lidas bases de reagrupaci¨®n transfronterizas. Los tres superpuestos estratos del voto a favor de ese viraje reflejan en parte el pluralismo territorial, social, ideol¨®gico, cultural y pol¨ªtico del Pa¨ªs Vasco y Navarra, fundamento y exigencia del sistema democr¨¢tico. A los coaligados de Bildu y de Amaiur corresponder¨¢ demostrar con sus comportamientos la capacidad de respetar las reglas de juego del r¨¦gimen pluralista, que no se limitan a prohibir el asesinato, los atentados, las extorsiones y la kale borroka, sino que tambi¨¦n incluyen la garant¨ªa de los derechos humanos, el respeto a los adversarios y el cumplimiento de las leyes.
Pero tambi¨¦n es conveniente recordar que la Constituci¨®n de 1978, la jurisprudencia del alto tribunal encargado de interpretarla y la Corte Europea de Estrasburgo reconocen a la oposici¨®n legitimidad para promover todo tipo de reformas legales -incluidas las propuestas independentistas- siempre que no recurra a la violencia ni pretenda instaurar un sistema antidemocr¨¢tico.
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