Corrupci¨®n en Brasil
Rousseff necesita un nuevo Gobierno de su entera confianza para atajar los esc¨¢ndalos
Las aspiraciones de Brasil de ser reconocido como gran potencia no solo encuentran resistencias ex¨®genas -alg¨²n escepticismo en Occidente-, sino tambi¨¦n problemas end¨®genos: corrupci¨®n en las m¨¢s altas esferas. Cierto que la corrupci¨®n no es extra?a a las democracias, pero que a la presidenta brasile?a Dilma Rousseff le hayan dimitido -o se les haya forzado a renunciar- seis ministros en 10 meses de gobernaci¨®n es todo un r¨¦cord. Y, del mal el menos, si han dejado la cartera es porque es posible que la justicia algo tenga que decir sobre las actividades de cinco de ellos.
El caso brasile?o es singular. La voz cantante del Gobierno la lleva la formaci¨®n pol¨ªtica de la presidenta -como de su antecesor, Lula-, el Partido del Trabajo, pero raramente se hab¨ªa visto en el poder una coalici¨®n de 10 partidos representados en el Gabinete. Todos ellos son necesarios porque el PT solo tiene 83 esca?os en una C¨¢mara de m¨¢s de 500. Es una coalici¨®n que es casi un Parlamento en s¨ª mismo, con todas las dificultades de conciliaci¨®n que ello entra?a. Y esos partidos se reparten los ministerios de forma que recuerda la lottizzazione italiana, que diseminaba sinecuras con arreglo a f¨®rmulas cuasi matem¨¢ticas en funci¨®n del peso de cada partido, y que tan mal acab¨®.
Desde la asunci¨®n de Rousseff han tenido que abandonar el cargo los ministros de Presidencia, Transportes, Agricultura, Turismo y, esta semana, el de Deportes, el comunista Orlando Silva, sustituido por su correligionario, Aldo Rebelo, porque los ministerios funcionan como por sucesi¨®n din¨¢stica. El sexto ha sido el titular de Defensa, que lo ha dejado por diferencias con la presidenta. En este caso, Deportes no es una cartera menor, puesto que supervisa las obras -que van con retraso- para el Mundial de f¨²tbol de 2014 y los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016. Las acusaciones, que el ministro ha rechazado, tienen que ver con la creaci¨®n o las preferencias por ciertas ONG, que recib¨ªan importantes subvenciones y devolv¨ªan un 20% en concepto de fraudulenta comisi¨®n.
La gobernaci¨®n por cuotas nunca ha sido una f¨®rmula exitosa. Por ello, sustituir de uno en uno a los dimisionarios, aunque sea de momento comprensible, deber¨ªa dar paso a una pronta renovaci¨®n de todo el Gabinete, con titulares de la absoluta confianza presidencial. Y mejor sin cuota ninguna.
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