"Cumplir los compromisos es la obsesi¨®n de todo Portugal"
Jos¨¦ Eduardo Marcelino Carvalho (Vila Cha de Ourique, Cartaxo, 1957) es desde hace cinco meses presidente de la Asociaci¨®n Industrial Portuguesa-C¨¢mara de Comercio e Industria (AIP-CCI), la m¨¢s antigua asociaci¨®n empresarial de Portugal. Recibe a EL PA?S en su despacho lisboeta, a un paso del impresionante puente 25 de Abril, unos d¨ªas despu¨¦s de que el primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, anunciara, entre otras duras medidas que alberga el presupuesto para el a?o que viene, la supresi¨®n de las pagas extraordinarias de Navidad y verano para todos los funcionarios y pensionistas que ganen m¨¢s de 1.000 euros al mes. Es parte de los grandes sacrificios que aguardan al pueblo portugu¨¦s, cuyo Gobierno, en mayo -por entonces dirigido por el socialista Jos¨¦ S¨®crates-, se rindi¨® y pidi¨® el auxilio de 78.000 millones de euros a la troika formada por la Uni¨®n Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional para no abocarse a la bancarrota. Carvalho aplaude estas medidas de austeridad y prev¨¦ otras, como la rebaja de sueldos.
"Es momento de que bajen los sueldos, aunque sea temporalmente"
"Hay que privatizar como forma de inyectar dinero en la econom¨ªa"
"El 10% de la poblaci¨®n activa cualificada se marcha del pa¨ªs"
"Por primera vez en la historia, no tenemos d¨¦ficit comercial"
Pregunta. ?Ha llegado la situaci¨®n econ¨®mica de Portugal al l¨ªmite?
Respuesta. No. La sociedad entera en Portugal est¨¢ empe?ada en encontrar una soluci¨®n. El presupuesto para el pr¨®ximo a?o prev¨¦ medidas muy dif¨ªciles, pero ese es el camino. Se va a conseguir. Ya en 1983 vivimos una situaci¨®n parecida, aunque con contextos econ¨®micos diferentes. Y conseguimos superar la crisis.
P. ?C¨®mo?
R. Tambi¨¦n se llev¨® a cabo un presupuesto muy austero. Tambi¨¦n se congelaron los salarios y se suprimieron las pagas extra. Aunque entonces, es cierto, se gan¨® productividad gracias a la devaluaci¨®n del escudo.
P. Ahora eso no es posible.
R. No, ahora no es posible. Y, por tanto, tenemos que encontrar y aplicar medidas que logren el mismo efecto. Una de ellas, que ser¨¢ aprobada por el Gobierno, es la de permitir a las empresas alargar en media hora al d¨ªa el horario de trabajo.
P. Los sindicatos est¨¢n en contra. Y tambi¨¦n algunas asociaciones empresariales.
R. Todas estas asociaciones empresariales est¨¢n de acuerdo con el esp¨ªritu que anima la medida. Pero vemos que no es suficiente. Hacen falta m¨¢s propuestas en este sentido. Mire, en Portugal, el asalariado que no se ausente a lo largo del a?o de su trabajo tiene un premio de tres d¨ªas libres. Es decir, que un trabajador que cumple escrupulosamente su horario, en vez de 22 d¨ªas ¨²tiles de vacaciones, tiene 25. Hay asociaciones empresariales que proponen que se supriman esos tres d¨ªas. Y yo estoy de acuerdo. Y si estas medidas no funcionan, no veo otra soluci¨®n que la de bajar los sueldos.
P. Los sindicatos consideran que ampliar media hora el horario de trabajo simplemente no es ni operativo ni eficaz.
R. Para todas las empresas es positivo. Entre otras cosas, porque dejan de pagar horas extra. Y todo esto repercute en una reducci¨®n de costes salariares.
P. Con tantas medidas de recorte, ?no se corre el riesgo de estrangular el consumo y, a la larga, a la econom¨ªa portuguesa?
R. Tenemos que adecuar nuestra capacidad de consumo a nuestra capacidad de producci¨®n. En Portugal, la capacidad de consumo es superior en un 10% a nuestra capacidad de producci¨®n. Cuanto m¨¢s consumimos, m¨¢s importamos. Y crece la deuda. Tenemos que reducir el consumo.
P. Muchos reconocen que Portugal ha estado viviendo por encima de sus capacidades, pero que buena parte de la culpa recae en los bancos, que prestaron alegremente el dinero.
R. Hubo una tendencia general al consumo, es cierto. Pero el responsable ¨²ltimo es el que firma el contrato de pr¨¦stamo.
P. ?Qu¨¦ ha arrastrado a Portugal al lugar peligroso en el que se encuentra ahora?
R. Un descontrol total del gasto p¨²blico. Y un insuficiente crecimiento del sector de las exportaciones en tiempos en los que las empresas no portuguesas que no exportaban absorbieron buena parte de la financiaci¨®n.
P. El Gobierno considera que el a?o que viene ser¨¢ decisivo para la econom¨ªa portuguesa, que se juega el todo o nada. ?Est¨¢ usted de acuerdo?
R. S¨ª, y para eso el Gobierno ha arbitrado las medidas citadas en el presupuesto para 2012. Mire: los sueldos y las prestaciones sociales constituyen el 85% de todo lo que se recauda en impuestos. Es demasiado.
P. ?Ser¨¢ necesaria una reestructuraci¨®n de la deuda portuguesa? ?Seguir¨¢ Portugal los pasos de Grecia?
R. El cumplimiento de las condiciones de la troika es una obsesi¨®n para el pa¨ªs entero. Tenemos capacidad para cumplir los compromisos.
P. No todos est¨¢n de acuerdo en pagar. Hace dos semanas, Lisboa acogi¨® una multitudinaria manifestaci¨®n de indignados que coreaban lemas como el de dejar de pagar.
R. No cumplir los compromisos adquiridos ser¨ªa simplemente tr¨¢gico. Pero d¨¦jeme que le diga una cosa. A m¨ª me preocupan m¨¢s otro tipo de indignados que los que salen a la calle: los emigrantes que se van del pa¨ªs. El 10% de la poblaci¨®n activa portuguesa cualificada abandona Portugal en busca de un porvenir. Es gente que no se resigna, muy preparada, emprendedora, valiente, que quiere cumplir sus aspiraciones vitales, capaz de dejarlo todo. Se van a Angola, Mozambique, Brasil, EE UU, Inglaterra, Italia... Entre otras cosas, porque el mercado de trabajo portugu¨¦s no ayuda a retenerlos.
P. ?Por qu¨¦?
R. Le pondr¨¦ un ejemplo: hace unos meses convocamos un concurso para un joven de menos de 25 a?os a fin de cubrir una plaza de secretario y recepcionista. Se presentaron 187 candidatos: gente altamente cualificada. Por otro lado, tengo empleados con m¨¢s de 65 a?os que se niegan a trabajar con el sistema operativo del ordenador. Y no me est¨¢ permitido despedir a estas personas. La rigidez del mercado de trabajo es una de las causas para que los j¨®venes no encuentren un empleo.
P. ?Qu¨¦ problemas encuentran adem¨¢s las empresas portuguesas para superar la crisis?
R. La econom¨ªa no encuentra financiaci¨®n. Es un problema europeo, pero aqu¨ª es a¨²n mayor. Aunque hay un dato positivo: el sector de las exportaciones est¨¢ mejor de lo que se esperaba. Por primera vez en la historia econ¨®mica portuguesa, no hay d¨¦ficit comercial. Pero hay problemas de financiaci¨®n: hay empresas portuguesas que ganan concursos en el extranjero, pero que no consiguen garant¨ªas bancarias para invertir en estos proyectos.
P. ?Qu¨¦ tienen que hacer los empresarios?
R. El mercado nacional no basta. Hay que exportar. De dos a?os a esta parte ha crecido el n¨²mero de empresas que exportan. Pero hay sectores con futuro, como el turismo, el calzado o el agroalimentario, el de los minerales no met¨¢licos, el del papel o el de las nuevas tecnolog¨ªas... Hay que mejorar la productividad. Y aunque esta no dependa solo de los sueldos, creo que ha llegado el momento de que se bajen, aunque sea temporalmente. Esto deber¨ªa complementarse, claro, con una subida de los impuestos al rendimiento de capital.
P. ?Se lo ha propuesto ya al Gobierno?
R. Es algo que se discutir¨¢, tarde o temprano. Porque las medidas aprobadas para el presupuesto de 2012, como le he dicho, no bastar¨¢n. Tambi¨¦n habr¨¢ que privatizar como forma de inyectar dinero en la econom¨ªa. Las empresas del Estado adem¨¢s mantienen un conjunto de privilegios absurdos. En Correos, por ejemplo, a¨²n existe un subsidio para comprar zapatos a los carteros. -
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