Sigue siendo Italia, est¨²pido
En medio de la euforia posterior a la cumbre del euro, es f¨¢cil pasar por alto que en Roma las grietas solamente se han disimulado. No es solo que las promesas de reforma de Silvio Berlusconi no llegan lo bastante lejos; existe el riesgo de que su Gobierno siga renqueando hasta enero y luego se hunda sin haber conseguido nada.
Despu¨¦s de la primera de las dos cumbres de la eurozona de la semana pasada, Berlusconi parec¨ªa estar en una situaci¨®n imposible. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy le presionaron para que ampliase el plan para impulsar el crecimiento y reducir la deuda de Italia. Sin embargo, cuando volvi¨® a su pa¨ªs se encontr¨® con que su principal socio de coalici¨®n, la Liga Norte, no estaba dispuesto a respaldar la idea m¨¢s radical de la reforma: recortar la generosidad de un plan de pensiones estatal que permite a los ciudadanos jubilarse despu¨¦s de trabajar durante 40 a?os.
Pero Berlusconi es un maestro de la supervivencia. Improvis¨® un paquete que no era tan radical como para provocar el hundimiento inmediato de su Gobierno, pero s¨ª lo bastante fuerte para que sus socios de la zona euro reprimiesen su incredulidad. Dos buenas propuestas nuevas atacan el sistema de empleo pr¨¢cticamente vitalicio de Italia: una para facilitar el despido de los trabajadores del sector privado; y otra que posiblemente podr¨ªa conducir tambi¨¦n al despido de los funcionarios. Aun as¨ª, Berlusconi ha eludido el asunto de las pensiones y ha presentado pocas propuestas para reducir la deuda p¨²blica, que equivale al 120% del PIB.
La mayor preocupaci¨®n, sin embargo, es que la coalici¨®n de centro-derecha de Berlusconi sea tan fr¨¢gil que no sea capaz de llevar a la pr¨¢ctica lo que ha prometido. Teniendo en cuenta el modo en que funcionan los procedimientos parlamentarios italianos, es probable que esto no se ponga a prueba hasta enero. Si Berlusconi pierde entonces la moci¨®n de confianza, las pr¨®ximas elecciones probablemente se celebren en marzo. Despu¨¦s de eso, podr¨ªa haber semanas de discusiones mientras los distintos partidos de la derecha, la izquierda y el centro se disputan el poder. No hay ninguna garant¨ªa de que el Gobierno que surja est¨¦ dispuesto a poner en pr¨¢ctica ni siquiera el deficiente programa de Berlusconi.
Esta semana, Europa se ha dado algo de tiempo para resolver sus problemas. El mayor riesgo para toda la zona es que Italia pueda consumir ese tiempo y luego no tenga nada que ofrecer. -
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