Tartazos de cine mudo
La agresi¨®n sufrida a mediados de la semana pasada por Yolanda Barcina, presidenta de Navarra, y la c¨®mplice actitud de la izquierda abertzale para restarle importancia al atropello adelantan las dificultades que deber¨¢ superar el proceso de adaptaci¨®n a las v¨ªas democr¨¢ticas de la pol¨ªtica tras la declaraci¨®n de "cese definitivo de la acci¨®n armada" anunciado por ETA el pasado 20 de octubre.
El incidente se produjo durante una reuni¨®n de car¨¢cter transfronterizo celebrada en Toulouse para investir a Yolanda Barcina como presidenta de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos; en ese momento, un grupo de nacionalistas radicales opuestos al AVE lanz¨® varias tartas -como en las pel¨ªculas de cine mudo del Gordo y el Flaco- contra la presidenta de Navarra. Aunque el Parlamento foral de Pamplona conden¨® formalmente el ataque a las instituciones del Estado democr¨¢tico y a quienes lo representan, Bildu decidi¨® abstenerse. Parece altamente improbable, sin embargo, que el diputado general de Gipuzkoa, cabeza de lista de esa misma coalici¨®n, considerase una amable broma que sus adversarios pol¨ªticos colocasen un balde lleno de agua sobre una puerta entreabierta para que se le derramara encima al empujarla.
La izquierda 'abertzale' reclama al Estado el cumplimiento inmediato de sus exigencias
El cese definitivo de la acci¨®n armada de ETA -de confirmarse a medio y largo plazo- ser¨ªa una condici¨®n necesaria pero no suficiente para que un sistema mereciera la denominaci¨®n de democr¨¢tico. El cumplimiento de las reglas institucionales y el comportamiento de sus actores es un requisito indispensable. Si la c¨¦lebre secuencia de Thomas de Quincey seg¨²n la cual se empieza por cometer un asesinato y se acaba por no respetar los modales en la mesa es un rasgo de humor negro, la crispaci¨®n gestual y verbal de la vida p¨²blica anuncia en verdad malos tiempos para las libertades. La interesante recopilaci¨®n del profesor Fernando del Rey (Palabras como pu?os, Tecnos, 2011) sobre la brutalizaci¨®n del lenguaje durante la II Rep¨²blica Espa?ola muestra ejemplos semejantes al deterioro criminal que ha sufrido el Pa¨ªs Vasco desde la transici¨®n y cuya espiral podr¨ªa de nuevo ponerse en marcha si los dirigentes de la izquierda abertzale no sacasen las debidas ense?anzas del pasado.
El sector de la disuelta Batasuna que ha desempe?ado un papel crucial en la decisi¨®n de ETA de renunciar a su actividad armada no parece consciente, sin embargo, de esa peligrosa perspectiva. En v¨ªsperas de la agresi¨®n en Toulouse a la presidenta de Navarra, Arnaldo Otegi, el principal dirigente de esa facci¨®n, anunciaba desde su celda de la c¨¢rcel de Logro?o que ETA hab¨ªa cumplido ya todos sus compromisos con la declaraci¨®n de cese indefinido de la actividad armada y que la pretensi¨®n de imponerle nuevas condiciones -la entrega de las armas y su disoluci¨®n- no era sino "un reflejo del miedo que existe en el nuevo escenario" y "un planteamiento inmaduro". Alardeando de la "indiscutible sinceridad y honestidad" de la izquierda abertzale y de su apuesta "por las v¨ªas exclusivamente democr¨¢ticas", el coordinador de la antigua Batasuna afirma que le corresponde ahora al Estado recorrer la parte restante del camino pendiente.
Muy parecidas fueron las pretensiones expuestas por los tres dirigentes de la coalici¨®n Bildu al lehendakari, Patxi L¨®pez, en el palacio de Ajuria Enea durante la pasada semana. Mientras socialistas y populares han alcanzado la obvia conclusi¨®n de que cualquier medida relacionada con la declaraci¨®n de ETA del 20 de octubre deber¨¢ aguardar hasta que sean elegidas el 20-N las Cortes Generales, la coalici¨®n soberanista preconiza la inmediata puesta en marcha de una respuesta operativa del Estado para satisfacer las peticiones incluidas en el Acuerdo de Gernika de 25 de septiembre de 2010, una omnicomprensiva carta a los Magos suscrita por una treintena de grupos soberanistas, sindicales y sociales.
Seg¨²n ese Acuerdo para un Escenario de Paz y Soluciones Democr¨¢ticos, al que se adhiri¨® hace unas semanas el colectivo de presos de ETA, el Estado estar¨ªa obligado a dar cumplimiento a una larga lista de deberes cuidadosamente detallados en el Acuerdo de Gernika, pese a que nunca se haya comprometido a asumirlos. Unas obligaciones elevadas sim¨¦tricamente a la condici¨®n de derechos inalienables de sus eventuales beneficiarios sin la menor fundamentaci¨®n social, pol¨ªtica, hist¨®rica o teol¨®gica. De esta forma, la izquierda abertzale invita a partir de ahora a presenciar el espect¨¢culo de su corre-que-te-pillo con el Estado para resolver cuestiones tan sencillas y de puro tr¨¢mite como la derogaci¨®n de la ley de partidos, el cambio de la pol¨ªtica penitenciaria en tanto que primer paso del camino hacia la amnist¨ªa, la convocatoria de la mesa de partidos, el recocimiento de la unidad de Euskal-Herria y el derecho a la independencia.
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