Europa debe arrollar
Las reacciones al golpe de tim¨®n de Yorgos Papandreu dan pistas de c¨®mo Europa puede salirse del embrollo: arrollando. Los l¨ªderes han llamado a "acelerar" la aplicaci¨®n de los acuerdos de la ¨²ltima cumbre. Es una invocaci¨®n ya cl¨¢sica. Y no basta, porque las decisiones del d¨ªa 27 de octubre fueron insuficientes. Su efecto se evapor¨® en pocas horas.
Si la eurozona quiere salvarse, debe aplicar a lo monetario la doctrina militar de Colin Powell, elaborada por EE UU tras el fiasco de Vietnam, consistente en que ante cualquier envite de fuste, hay que oponer una fuerza de combate "overwhelming", arrolladora, abrumadora, inapelable. Algo equivalente al "enfoque de bazooka" que reclam¨® hace tres semanas David Cameron, parafraseando al secretario del Tesoro norteamericano Hank Paulson en la inundaci¨®n de liquidez lanzada, con la Reserva Federal, tras la cat¨¢strofe de Lehman Brothers.
Una abrumadora fuerza del BCE como ¨²ltimo prestamista ser¨ªa el gran mecanismo estabilizador
?Cu¨¢les son las reacciones en las que inspirarse? La principal es la masiva compra de bonos perif¨¦ricos por el Banco Central Europeo (BCE) en el mercado secundario, que volvi¨® a parar la sangr¨ªa del martes. O sea, comprar no directamente a los Gobiernos, algo prohibido por el Tratado de Lisboa (art¨ªculo 123), sino a los intermediarios. Es el instrumento que, como en anteriores episodios -el ¨²ltimo de mayor empaque, en agosto-, logra cercenar de inmediato la repentina ca¨ªda de la deuda m¨¢s atacada y el aumento de sus diferenciales con la alemana.
Lo decisivo es el tama?o y formato de la intervenci¨®n, si es microsc¨®pica y ocasional, o si es universal y aplastante. A¨²n m¨¢s, lo decisivo es si los inversores miedosos y los especuladores bajistas se creen que la intervenci¨®n puede ser desmesurada y romperles el espinazo del negocio especulativo, o sospechan que ser¨¢ solo decorativa: si saben que Fr¨¢ncfort compra bonos a mansalva y aguanta su cotizaci¨®n, parar¨¢n de venderlos a la baja, porque ignoran su precio-suelo. Lo decisivo es la capacidad de fuego y su anuncio solemne, no su uso: "Lo bonito de este efecto es que el BCE no tendr¨ªa que comprar bonos nunca m¨¢s", sostiene el agudo Paul de Grauwe (FT, 20 de octubre).
El ¨²nico que puede abrumar es el BCE, pues es el ¨²nico que puede crear dinero, imprimir billetes, sin l¨ªmite.
Hay tres peros. Uno es la contraindicaci¨®n alemana, seg¨²n la que tales compras crean inflaci¨®n: no es as¨ª, pues no financian d¨¦ficits presupuestarios, sino a los intermediarios, lo que no aumenta el dinero en manos del p¨²blico, factor que provoca el alza de precios. Otro es el miedo al riesgo moral, a inducir a los Gobiernos a olvidar el grado de austeridad necesaria: se resolver¨ªa incrementando los compromisos de estabilidad y el automatismo de las sanciones. Y el tercero es el riesgo jur¨ªdico, nulo si todas las compras se hacen en el mercado secundario (o en el primario, pero a trav¨¦s del Fondo de rescate): ya se hacen ahora sin m¨¢s gemido que el de los superortodoxos, arrinconados por la historia reciente.
En suma, se trata de que el BCE asuma la funci¨®n equilibradora del prestamista de ¨²ltima instancia. No es un esquema de alivio caritativo de los ricos para salvar a los pobres, sino "un mecanismo financiero altamente necesario, tan ¨²til, al menos, para el acreedor como lo es para el deudor", sentenci¨® lord Keynes (IMF Pamphlet, 42, 1984).
En vez de otorgar al BCE esa funci¨®n, ya avalada por la experiencia de la Reserva Federal en EE UU, o la del FMI en todo el mundo, directamente o a trav¨¦s del Fondo de rescate, la cumbre de la eurozona invent¨® hace hoy una semana un extra?o y a¨²n inconcreto suced¨¢neo.
El designio era bueno, aumentar la potencia del Fondo para comprar bonos o coadyuvar al rescate de bancos. Pero se le puso un tope: aunque amplio, de un bill¨®n de euros, no se ha percibido como arrollador. ?De d¨®nde sale el dinero?
La financiaci¨®n del dispositivo se fi¨® a dos mecanismos, bastante m¨¢gicos. Uno es un seguro sobre parte de la deuda soberana tensionada, hasta un 20%, con lo que el efecto de la inversi¨®n se multiplica por 4/5 veces. Pero es un peligro; en el mercado hay un exceso de apalancamiento, y adem¨¢s, ese es el esquema que arruin¨® a la aseguradora AIG y otras tenedoras de oscuros derivados. ?Se trocar¨¢n los Gobiernos europeos en jugadores de pir¨¢mides financieras? Adem¨¢s, el Tratado proh¨ªbe a los Estados miembros (tambi¨¦n en el art¨ªculo 123) garantizar la deuda de sus socios. ?C¨®mo esquivarlo?
El otro es un veh¨ªculo de prop¨®sito especial, suerte de uni¨®n temporal de inversores p¨²blicos y privados, europeos e internacionales. Los paganos ser¨ªan los emergentes, China en primer t¨¦rmino, y otros que deben ser sondeados hoy en la cumbre del G-20. Acecha el peligro de consagrar una Uni¨®n mendicante, que sin poner un euro adicional, recaba a sus colegas y rivales, democr¨¢ticos y dictatoriales, que lo hagan. Dicen que sin otorgarles concesiones pol¨ªticas, bendiciones a la pena de muerte y dem¨¢s bagatelas.
Todo muy poco cre¨ªble. Y justo lo contrario de c¨®mo se conceptu¨® la uni¨®n monetaria: como una realizaci¨®n de efecto levier, spillover o desencadenante de otras uniones, econ¨®mica y pol¨ªtica, y de la expansi¨®n de los valores de una democracia transnacional vertebrada.
El terremoto causado por la maniobra de Papandreu quiz¨¢ precipite el drama. Si no la reconsidera, abocar¨¢ a la uni¨®n monetaria al marasmo. En todo caso, habr¨¢ que recuperar proyectos de mayor impacto, como el aqu¨ª explicado, aunque hayan sido desechados por el pa¨ªs l¨ªder.
La otra pista para reorientar las mediocres decisiones de la ¨²ltima cumbre la sugiri¨® el comportamiento de las cotizaciones de la banca en los mercados burs¨¢tiles del martes, m¨¢s significativos que el de ayer. Las bancas francesa y alemana perdieron entre un 10% y un 15% de su valor, por apenas un 5% la gran banca espa?ola. Eso viene a sugerir que los mercados -no siempre se equivocan- apenas creen el dictamen de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), seg¨²n el que las entidades alemanas necesitan recapitalizarse con 5.000 millones de euros, las francesas con 8.000 y las espa?olas con 26.160, sobre todo a causa de la tenencia de deuda soberana en sus carteras.
En puridad y por esa raz¨®n apenas deber¨ªan inyectarse nuevo capital: si se cuentan los bonos obligatoriamente convertibles (unos 10.000 millones) y las provisiones gen¨¦ricas (8.500) y se elimina la idiota obligaci¨®n de compensar la minusval¨ªa de los bonos p¨²blicos (6.300 millones) se suma un haber de 24.800 contra un presunto debe de 26.161. Otra cosa es que tuvieran que dotar provisiones, incluso m¨¢s ambiciosas, por el creciente declive de los activos inmobiliarios: activos tan o m¨¢s t¨®xicos penden de otras bancas europeas, como demostr¨® el caso Dexia. La EBA debe cambiar.
La t¨¦cnica de la potencia de fuego abrumadora, el bazooka, es inversa a la gradualista t¨¢ctica del salchich¨®n: finas, tr¨¦mulas rodajas que ni impresionan ni alimentan. Esta ha fracasado.
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