Novela casera
La canadiense Alice Munro tiene bien ganada la fama como autora de cuentos. Es casi inexcusable relacionarla con al gran transformador del g¨¦nero, Anton Ch¨¦jov, porque en verdad su escritura entra dentro de la intensa sencillez, de corte naturalista, con la que el ruso se deshizo del estilo recargado que acompa?aba a la importancia del moralismo en los temas tradicionales para internarse en asuntos de la vida ordinaria y extraer de ello una mirada nueva -y una hondura nueva- al dotar a su literatura, con gran sentido de la modernidad, de realidades problem¨¢ticas antes que de respuestas. La vida de las mujeres es una novela publicada a principios de los setenta e in¨¦dita hasta ahora en castellano. Decimos novela porque la l¨ªnea narrativa sigue la evoluci¨®n de una muchacha, Del, desde la infancia avanzada hasta la pubertad y la primera juventud, pero, en realidad, se trata de una serie de escenas con una protagonista com¨²n en un escenario com¨²n, escenas que ni llegan a ser cuentos ni constituyen una novela propiamente dicha. Sin embargo, toda la gracia de su escritura est¨¢ plenamente presente y las escenas o secuencias pasan del encantamiento de la ni?ez a la realidad cada vez m¨¢s compleja y ¨¢spera que consiste en la adquisici¨®n de la conciencia de adentrarse en la vida; y todo ello dentro del caracter¨ªstico encanto marca de la casa. Para una escritura como la de Munro se necesita una gran capacidad de observaci¨®n y una no menor capacidad de seleccionar lo verdaderamente significativo, puesto que opera con elementos m¨ªnimos, aparentemente intrascendentes; y es justamente la manera de extraer de ellos la trascendencia del relato lo que la convierte en una escritora singular. El libro est¨¢ cargado de estampas rurales en su primera parte, que se convierten en provincianas cuando la familia se traslada a la ciudad. Respecto de las primeras, la autora capta muy bien el sentido de esa dedicaci¨®n a lo peque?o, hogare?o y repetitivo de la vida campesina, de sus costumbres e intereses, de la vida com¨²n. Baste recordar la sensibilidad con la que, por ejemplo, relata el funeral del t¨ªo Craig, de una enga?osa sencillez que no deja nada al azar; sensibilidad que se materializa en la mirada de la ni?a y en la relaci¨®n entre esa mirada y sus propias sensaciones.
La vida de las mujeres
Alice Munro
Traducci¨®n de Aurora Echevarr¨ªa
Lumen. Barcelona, 2011
376 p¨¢ginas. 21,90 euros
Es una novela casera, por definirla de alguna manera, con espl¨¦ndidos retratos de personajes entre los que destaca, aparte de la ni?a que narra, la madre, y donde se marcan de manera tan sugerente como admirable los distintos grados de cercan¨ªa y distancia que se van produciendo en la relaci¨®n madre-hija mientras esta ¨²ltima evoluciona. Todo ello, insisto, recubierto por la importancia de las peque?as cosas, de las peque?as propiedades y anhelos, similares en importancia a la observaci¨®n de los detalles del comportamiento familiar y del pensamiento cotidiano que extraen de la vida misma. S¨®lo se advierte alguna debilidad en la segunda mitad, cuando el problema de la existencia de Dios para la peque?a Del se extiende con exceso o en el punto en que resultan previsibles algunos elementos de la iniciaci¨®n er¨®tica de la adolescente, cosa que corrige en lo que sigue del conocimiento carnal y de la realidad, donde la joven Del se encamina al encuentro con la vida; y con la escritura, pues es tambi¨¦n esta novela el relato sutil y excelente del inicio de una vocaci¨®n literaria.
La novela tiene cuarenta a?os encima y admira comprobar c¨®mo el estilo de esta gran cuentista estaba ya cuajado y dotado del mismo poder de seducci¨®n que la ha llevado a ser una referencia inexcusable en el relato contempor¨¢neo.
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