Los ajustes tienen l¨ªmites
Las instituciones europeas, entendiendo abusivamente por tales el dominio pol¨ªtico francoalem¨¢n m¨¢s la voluntariosa participaci¨®n del BCE y el papel secundario de las citas de los ministros de Econom¨ªa y Finanzas del euro, no consiguen dome?ar la crisis griega. Esta semana, quiz¨¢ porque casi comenz¨® con la noche de Halloween, Yorgos Papandreu sembr¨® el terror en la zona euro durante 48 horas cuando anunci¨® la convocatoria de un refer¨¦ndum para respaldar los ajustes radicales que se exigen a su pa¨ªs. La iniciativa de Papandreu suscitaba en carne viva la confrontaci¨®n entre los requerimientos de los inversores y las opiniones de los ciudadanos a trav¨¦s de un tipo de consulta poco convincente en la democracia representativa (partidos, mayor¨ªas y minor¨ªas parlamentarias). El caso es que Papandreu dio marcha atr¨¢s, desconvoc¨® despu¨¦s el refer¨¦ndum a cambio del apoyo de la oposici¨®n a los planes de ajuste y va a ser dif¨ªcil averiguar si retrocedi¨® presionado por Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y toda la Europa del euro o si era una jugada de p¨®ker para atraer, mediante un farol catastr¨®fico, el apoyo de sus compatriotas.
Pero el enfrentamiento entre voluntad ciudadana e imposiciones de los acreedores no se ha resuelto. Puede que resurja en alg¨²n momento y en alg¨²n otro pa¨ªs. Al margen del exceso pol¨ªtico formal (el refer¨¦ndum no suele ser el mejor sistema para articular la respuesta democr¨¢tica de una sociedad), a partir del farol griego parece necesario incluir en el balance de los planes de rescate el factor del imponente coste social de los ajustes econ¨®micos requeridos. Llega un momento en que los ciudadanos tienen que ser consultados sobre la carga de recortes que pueden o est¨¢n dispuestos a soportar a cambio de tener una moneda com¨²n. El impacto ha sido mayor porque el anuncio del refer¨¦ndum se hizo poco despu¨¦s de que la cumbre europea, en un rapto milagroso de actividad, decidiera por fin una quita de la deuda griega. En una zona monetaria mal gestionada, hasta lo que parece resuelto puede complicarse y desbaratarse en pocas horas.
El fondo de los problemas europeos no est¨¢ resuelto; de ah¨ª que la inestabilidad vuelva una y otra vez a adue?arse de los mercados. El sobresalto del refer¨¦ndum no se hubiera producido si las fantasmales instituciones europeas hubieran resuelto la quita griega a principios de 2011; los pa¨ªses del euro se hubiesen ahorrado meses de incertidumbre y de costes financieros si el Fondo de Estabilidad hubiese sido reformado en 2010, cuando ya exist¨ªan criterios avanzados para hacerlo; Grecia ahora (y probablemente Portugal e Irlanda despu¨¦s) estar¨ªan sometidos a menos presi¨®n social si Alemania, Francia y el BCE entendiesen que los planes de rescate, tal como est¨¢n dise?ados, agravan la situaci¨®n del rescatado m¨¢s que aliviarla (no se puede pedir a un pa¨ªs que reduzca su d¨¦ficit p¨²blico del 12% del PIB al 3% en tres o cuatro a?os); y el estancamiento de la eurozona dejar¨ªa de ser un tormento para los pa¨ªses del ¨¢rea (casi cinco millones de parados en Espa?a) y una pesada r¨¦mora para el crecimiento mundial si los puritanos del d¨¦ficit aceptasen que los pa¨ªses tienen que crecer para devolver sus deudas. El crecimiento es imposible si siempre se aplica la misma pol¨ªtica restrictiva. Las pol¨ªticas de ajuste a palo seco, sin otras opciones de est¨ªmulo, han fracasado.
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