Las buenas intenciones
No s¨¦ qu¨¦ resultado conseguir¨¢n los socialistas en las pr¨®ximas elecciones, quiz¨¢ ni siquiera sea tan malo como pronostican les encuestas: lo ¨²nico seguro es que van encuesta abajo. Y otra certeza: ese estilo socialista que podr¨ªamos llamar zapaterismo ha llegado en cualquier caso a su agon¨ªa. ?En qu¨¦ ha consistido tal zapaterismo? A responder esa pregunta con humor y buena informaci¨®n pol¨ªtica se dedica L¨¢grimas socialdem¨®cratas (La esfera de los libros), el ¨²ltimo libro de Santiago Gonz¨¢lez. Sigo desde siempre sus art¨ªculos y admir¨¦ su libro anterior, Palabra de vasco. La parla imprecisa del soberanismo, un examen perspicaz de ciertos usos ling¨¹¨ªsticos perversos del nacionalismo vasco. De modo que, consider¨¢ndome yo mismo un pasable socialdem¨®crata (y de l¨¢grima f¨¢cil, adem¨¢s), era inevitable sentirme reclamado por ese t¨ªtulo.
Sin duda hay m¨²ltiples conexiones entre la moral y la pol¨ªtica, pero distan de ser lo mismo
L¨¢grimas socialdem¨®cratas combina reminiscencias de la militancia juvenil de Gonz¨¢lez en el partido de izquierdas por antonomasia, el comunista, con un an¨¢lisis de en qu¨¦ ha venido a parar el progresismo bajo la ¨¦gida de Zapatero y sus m¨¢s pr¨®ximos colaboradores. Para Gonz¨¢lez, el resultado final estos ¨²ltimos a?os es un c¨®ctel intelectualmente blanduzco en el que se yuxtaponen restos de dogmas tomados m¨¢s en serio de lo que merecen con efusiones sentimentales convertidas en argumentos tras el escudo invulnerable de las buenas intenciones. El resultado ha sido en muchas ocasiones mediocre y en otras -como en lo tocante a la crisis econ¨®mica- ha rozado lo catastr¨®fico, pero pr¨¢cticamente nunca se ha condescendido a la autocr¨ªtica: lo bueno de saberse en posesi¨®n de la verdad y la bondad es que no hay que ofrecer disculpas por los reveses impuestos por la mezquina y obstinada realidad. Cuando uno se ha autoelegido para el cielo, el cieno ya no puede mancharle...
A mi juicio, es ese blindaje lo m¨¢s censurable del estilo socialista en que hemos vivido durante los ¨²ltimos a?os. Sin duda hay m¨²ltiples y esenciales conexiones entre la moral y la pol¨ªtica, pero distan de ser lo mismo y no puede sustituirse el acierto en la segunda con la pureza declamatoria de la primera. Ya Max Weber se?al¨® que actuar de acuerdo con los principios puede ser suficiente para el moralista, pero que el gobernante debe atender tambi¨¦n a las consecuencias de sus decisiones (yo creo que la persona moral no puede tampoco desentenderse de ellas, pace Kant). La diferencia es que la acci¨®n ¨¦tica solo exige el apoyo de la voluntad personal del sujeto, pese a la opini¨®n mayoritaria y a veces contra ella, sin respetar aplazamientos, mientras que la intervenci¨®n pol¨ªtica necesita para ejercerse debidamente la complicidad de los dem¨¢s y debe esperar a conseguirla. En el terreno pol¨ªtico, lo bueno deja de serlo cuando hay que impon¨¦rselo a quienes lo rechazan, no lo entienden o no aceptan los sacrificios que comporta. De ah¨ª que sea imprescindible fomentar por medio de la educaci¨®n un pensamiento pol¨ªtico capaz de comprometerse cr¨ªticamente con preferencias graduales, aplazables.
El progresismo, al que ciertamente no renuncio pese a las objeciones sat¨ªricas que puedan hacerse a sus momentos m¨¢s ingenuos, es un enfoque experimental de la organizaci¨®n social. Pretende transformar y por tanto en muchas ocasiones choca contra lo dado y tradicional. Es imprescindible que permanezca m¨¢s atento a las lecciones de lo real que a las abstracciones idealistas. El zapaterismo pr¨¢ctico ha despertado un antagonismo a veces desaforado, algunas de cuyas muestras m¨¢s escandalosas recoge Jos¨¦ Mari Izquierdo en su reciente Las mil frases m¨¢s feroces de la derecha de la caverna (Aguilar). Quiz¨¢ lo peor del zapaterismo sean los exabruptos reaccionarios que lo toman como pretexto. Pero no por ello es oportuno desconocer objeciones mejor razonadas, como las expuestas en el libro de Santiago Gonz¨¢lez. Porque no se trata de gui?ar el ojo izquierdo ni el derecho, sino de avanzar con ambos bien abiertos hacia el dudoso ma?ana.
Babelia
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