Debates, televisiones y localismos
Qu¨¦ cosas. Ahora resulta que, a juicio de algunos observadores, la noticia catalana del debate Rajoy-Rubalcaba no es que Catalu?a estuviera por completo ausente de ¨¦l, que ninguno de los dos candidatos aludiese ni siquiera de refil¨®n a las consecuencias de la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto, ni a las posteriores resoluciones judiciales acerca de lenguas vehiculares en la escuela, ni al corredor mediterr¨¢neo... No, la noticia es que TV-3 pod¨ªa ofrecer el cara a cara -al m¨®dico precio de 500.000 euros por la conexi¨®n, todo hay que decirlo- y no lo hizo.
Si la decisi¨®n de Televisi¨® de Catalunya hubiese hurtado a los telespectadores catalanes la posibilidad de ver el apasionante duelo entre el c¨¢ntabro y el pontevedr¨¦s, el reproche ser¨ªa justo. Pero, naturalmente, no es el caso, pues lo ofrec¨ªan La 1 de TVE, Antena 3, Cuatro, La Sexta, etc¨¦tera. ?Entonces, cu¨¢l es el problema? ?Acaso el debate entre el candidato del PP y el del PSOE ten¨ªa que ser de visi¨®n obligatoria para todo aquel que tuviese encendido el televisor a esa hora, como el mensaje de Navidad del Rey? ?O es que todav¨ªa quedan nost¨¢lgicos de los tiempos del "parte" radiof¨®nico, cuando "todas las emisoras nacionales" deb¨ªan "conectar con Radio Nacional de Espa?a, con l¨ªneas a su cargo"?
La decisi¨®n de TV-3 de no emitir el debate no es una muestra de estrechez localista ni de sumisi¨®n al poder, sino de pluralidad
Por otra parte, y aunque los conspiracionistas tuertos (los que s¨®lo ven conspiraciones y maniobras en una mitad del planisferio pol¨ªtico, quiero decir) atribuyan la ausencia del debate en la parrilla de TV-3 a que no sal¨ªa Duran Lleida, lo cierto es que la audiencia respondi¨® perfectamente a aquello que era una decisi¨®n comercial y period¨ªstica bien leg¨ªtima: TV-3 fue la cadena m¨¢s vista en Catalu?a la noche del pasado lunes, con una estimable cuota de pantalla del 16,1 % y un promedio de 774.000 espectadores para los programas emitidos mientras Rubalcaba y Rajoy practicaban su cansina esgrima verbal. Pues qu¨¦, esos tres cuartos de mill¨®n largos de ciudadanos que no deseaban ver el cara a cara, ?ten¨ªan que haberse ido a la cama a las diez de la noche, por falta de alternativas?
No, la decisi¨®n del equipo que dirige M¨°nica Terribas de no emitir el debate no es una muestra de estrechez localista ni de sumisi¨®n al poder, sino de pluralidad, aunque tambi¨¦n de respeto a la perspectiva nacional que las leyes vigentes encomiendan a los medios de la Corporaci¨®n Catalana de Medios Audiovisuales. Lo provinciano era perder el trasero por el cara a cara que el duopolio PP-PSOE hab¨ªa pactado -a su conveniencia- con la pomposamente llamada Academia de las Ciencias y las Artes de Televisi¨®n, como hizo por ejemplo Telemadrid. Eso era lo provinciano, y lo provincianizador son los planes que el Partido Popular anuncia con respecto a las televisiones auton¨®micas.
En efecto, a las pocas horas de concluido el tit¨¢nico choque entre el qu¨ªmico y el registrador de la propiedad, el vicesecretario general de Comunicaci¨®n del Partido Popular, Esteban Gonz¨¢lez Pons, anunciaba de manera imprecisa la voluntad de su partido, si alcanza el Gobierno central, de modificar la legislaci¨®n sobre terceros canales de televisi¨®n y promover la concentraci¨®n de las 13 emisoras p¨²blicas de este tipo hoy existentes en un canal ¨²nico que emitir¨ªa para toda la geograf¨ªa espa?ola (adivinen en qu¨¦ idioma) con desconexiones territoriales. O sea, el retorno al modelo de la Segunda Cadena de TVE en los ¨²ltimos a?os de su monopolio; para los lectores m¨¢s veteranos: el regreso a los gloriosos tiempos de Miramar...
No hace falta poner la venda antes de la herida, pero es evidente que, bajo la presi¨®n interesada de los medios privados, con la coartada de la crisis econ¨®mica y la ayuda del sectarismo pol¨ªtico, est¨¢ en marcha otra ofensiva en toda regla contra los medios audiovisuales p¨²blicos catalanes. Una batalla que tiene s¨®lo dos desenlaces posibles: o una radio y una televisi¨®n provinciales, todo lo m¨¢s regionales (al modo de Telemadrid o Arag¨®n TV), o una radiotelevisi¨®n nacional de Catalu?a.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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