La UE hierve en el desconcierto
Merkel y Sarkozy lideran una refundaci¨®n de la Uni¨®n que levanta recelo en Bruselas
La crisis de la deuda ha puesto al descubierto las ya conocidas debilidades de la construcci¨®n del euro y envejecido prematuramente el Tratado de Lisboa. Un Tratado que el 1 de diciembre cumplir¨¢ dos a?os de existencia, aunque su gestaci¨®n exigi¨® m¨¢s de ocho de trabajos, incluidos los de la frustrada Constituci¨®n Europea. La realidad es que el Tratado est¨¢ anticuado y no sirve ya para resolver las necesidades inmediatas. La crisis ha puesto de relieve m¨¢s que nunca la urgencia de construir la pata econ¨®mica para equilibrar la pata monetaria que deben sostener el euro.
Los movimientos para esta refundaci¨®n europea son m¨²ltiples y van en direcciones muy distintas. Hay, por una parte, las tensiones derivadas de las distintas velocidades que se perfilan: entre los 17 pa¨ªses del euro y los 10 restantes, y la formaci¨®n de un n¨²cleo duro encabezado por Alemania y Francia dentro del club de la moneda ¨²nica. Y al mismo tiempo que se registran estas fuerzas centr¨ªfugas, la UE est¨¢ avanzando m¨¢s que nunca hacia una mayor cohesi¨®n, una m¨¢s fuerte coordinaci¨®n econ¨®mica y una regulaci¨®n y supervisi¨®n financiera europea, inexistente hace tan solo un a?o. Dos impulsos tan contradictorios como reales. Los avances del euro alimentan el distanciamiento de Reino Unido. El proyecto europeo est¨¢ en sus horas m¨¢s bajas, pero es una batalla que ni de lejos est¨¢ perdida.
Los movimientos para refundar el grupo son m¨²ltiples
La divisi¨®n entre los 17 pa¨ªses del euro y los 10 restantes ya va tomando cuerpo
Barroso advierte de que el PIB alem¨¢n caer¨¢ un 3% si se reduce la zona euro
Europa sabe c¨®mo crear cargos, pero es muy vaporosa al fijar objetivos
El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, ha sintetizado con pocas palabras el momento que vive la UE. "Estamos hundidos en una crisis que afecta al coraz¨®n de la Uni¨®n Europea, al euro. Una crisis existencial y tenemos la intenci¨®n de superarla", manifest¨® en una conferencia el viernes en el Instituto Universitario Europeo de Florencia, que preside Josep Borrell.
No va a ser nada f¨¢cil. La divisi¨®n entre la UE de los 17 y los 10 restantes ya va tomando cuerpo. Durante el Eurogrupo del 7 de noviembre, mientras los ministros de Econom¨ªa del Euro se reun¨ªan en el Consejo, los 10 pa¨ªses restantes, capitaneados por Reino Unido, manten¨ªan un encuentro en un hotel y sus secretarios de Estado de Econom¨ªa debat¨ªan los aspectos m¨¢s t¨¦cnicos en la Embajada de la Rep¨²blica Checa. La intenci¨®n de los 10 es formalizar estas reuniones.
Por otra parte, los contactos para constituir un n¨²cleo duro entre Francia, Alemania y los pa¨ªses m¨¢s comprometidos con la disciplina fiscal prosiguen. En agosto, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se comprometieron a avanzar hacia un Gobierno econ¨®mico con la celebraci¨®n de dos reuniones anuales de los l¨ªderes y otras de sus ministros de Econom¨ªa y Finanzas. Tambi¨¦n acordaron que "la regla de oro" del equilibrio presupuestario est¨¦ inscrita en las Constituciones de los 17; una tasa a las transacciones financieras, y un impuesto com¨²n de sociedades. Hay iniciativas recientes, como el encargo de Par¨ªs a un ex alto funcionario de la UE para avanzar hacia una pol¨ªtica de defensa com¨²n entre Francia y Alemania.
Frente a estas derivas intergubernamentales, cada vez cobra m¨¢s relevancia el trascendental discurso que el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, pronunci¨® en Berl¨ªn el pasado d¨ªa 9, que se interpreta como un aut¨¦ntico plante al abusivo papel que est¨¢n desempe?ado el directorio de facto de Merkel y Sarkozy. Barroso fue muy expl¨ªcito al advertir de que defender¨ªa "firmemente" la integridad del mercado ¨²nico y la integridad de la moneda ¨²nica: "La UE en su totalidad y la zona euro est¨¢n juntas y no deben dividirse".
El jefe del Ejecutivo comunitario, cuyo papel ha quedado eclipsado por el protagonismo de Merkel y Sarkozy, lanz¨® una clara advertencia a Alemania, al recordarle que no podr¨ªa hacer gran cosa fuera de la Uni¨®n. As¨ª, Barroso se?al¨® que "en 2010 Alemania export¨® m¨¢s bienes y servicios a Holanda [15 millones de habitantes] que a China; a Francia que a Estados Unidos; a Polonia que a Rusia; a Espa?a que a Brasil; a Hungr¨ªa que a India". "Y en el mismo a?o", a?adi¨®, "Alemania export¨® casi cinco veces m¨¢s bienes y servicios al resto de la Uni¨®n Europea que al conjunto de los BRIC [China, India, Rusia y Brasil]". Y advirti¨® que "si la zona euro se redujera a un peque?o n¨²mero de Estados, Alemania ver¨ªa reducido su PIB en un 3% y perder¨ªa un mill¨®n de empleos". Fuentes comunitarias apuntan que una contracci¨®n de la zona euro "ser¨ªa un suicidio para Francia", cuyo presidente precisa ser arropado por las faldas de la canciller alemana para que su pa¨ªs no pierda la calificaci¨®n de la triple A.
"La situaci¨®n debe ser muy grave para que un hombre tan diplom¨¢tico y cauteloso como Barroso haya decidido dar este paso", se?ala una fuente comunitaria. La misma fuente interpreta la gesticulaci¨®n de Par¨ªs y Berl¨ªn de avanzar hacia un n¨²cleo duro del euro con tres objetivos: un intento de asustar a Grecia e Italia para que hagan sus deberes; una se?al a los mercados de que el euro sigue adelante, y un mensaje a la opini¨®n p¨²blica alemana para que se vaya preparando para las reformas que vienen.
El piloto de estas reformas es Van Rompuy, quien el 9 de diciembre presentar¨¢ al Consejo Europeo su propuesta para avanzar en el gobierno econ¨®mico. Esto incluir¨¢ una propuesta de reforma del Tratado de Lisboa en la que viene insistiendo Merkel. Ahora se discute el calado de esta reforma, pero sustancialmente debe construir la pata econ¨®mica que le falta a la uni¨®n monetaria. Esto implicar¨¢ una mayor integraci¨®n econ¨®mica y fiscal, con un mayor control sobre los presupuestos nacionales. Posiblemente tambi¨¦n se abordar¨¢ la pretensi¨®n de Alemania de modificar el sistema de cuotas del Banco Central Europeo (BCE), de manera que el peso de los votos de los pa¨ªses sea proporcional al peso econ¨®mico de cada pa¨ªs, y no como ahora, en que todos los pa¨ªses tienen el mismo peso. Una reforma muy peligrosa que desatar¨¢ resistencias.
Lo cierto es que cada vez que se intenta concretar el gobierno econ¨®mico el resultado es muy pobre. La UE es especialista en multiplicar cargos y establecer calendarios de m¨²ltiples reuniones, pero muy vaporosa en fijar objetivos precisos. Los cargos no hacen m¨¢s que crecer: hay un presidente del Consejo Europeo (Van Rompuy), un presidente de la cumbre del euro (el mismo Van Rompuy pero con otro sombrero), un presidente de la Comisi¨®n (Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso), un presidente del Eurogrupo (Jean-Claude Juncker), un presidente del Banco Central (Mario Draghi) y un comisario del euro, el vicepresidente de la Comisi¨®n, Olli Rehn. Y falta por nombrar un ministro de Finanzas de la zona euro.
La lentitud y dificultad que comporta la movilizaci¨®n de una m¨¢quina tan pesada y mal estructurada justifica muchos de los impulsos intergubernamentales que promueven Merkel y Sarkozy. Impulsos que muchas veces miran la rentabilidad pol¨ªtica dom¨¦stica. La incapacidad para resolver el problema de Grecia tiene mucho que ver con la indecisi¨®n de Merkel, m¨¢s pendiente de sus elecciones regionales; y la aproximaci¨®n de las elecciones presidenciales francesas explica mucho la agitada incontinencia de Sarkozy para multiplicar propuestas salvadoras para Europa.
Como no hay s¨ªntoma de que la crisis amaine, es de esperar que los l¨ªderes de la UE concretar¨¢n soluciones. Si el pr¨®ximo a?o los presupuestos nacionales son controlados desde Bruselas, como pretende Barroso, la cohesi¨®n de la UE habr¨¢ dado un paso inimaginable cuando se estren¨® el Tratado hace dos a?os.
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