Unas elecciones de espaldas a Europa
Todos nos hemos hecho expertos en primas de riesgo, crisis del euro y crisis de Europa. Sabemos que de la actual crisis solo hay dos salidas posibles: o Europa avanza hacia un modelo federal, con pol¨ªtica econ¨®mica y fiscal coordinada, o desaparece el euro y, probablemente, la propia Uni¨®n. Hay quien, como el nobel Krugman, ya da por finiquitado el euro, v¨ªctima de los bunga-bunga de ese pat¨¦tico viejo verde que es Berlusconi. En resumen, que es la hora de optar entre el nacionalismo actual y el federalismo futuro. Y, sin embargo, la campa?a electoral no refleja ni una sola idea sobre esta candente cuesti¨®n, de la que depende el futuro pol¨ªtico y econ¨®mico de todos. ?C¨®mo es eso posible?.
La cuesti¨®n europea molesta profundamente a nuestros partidos
Ninguno de los cuatro partidos vascos que tienen posibilidad real de salir elegidos destinan una sola l¨ªnea a contestar esa pregunta: ?est¨¢n a favor de ceder m¨¢s soberan¨ªa a Europa o creen que hay que aumentar la soberan¨ªa local? Los dos partidos de obediencia estatal, PP y PSE-EE, obviamente no dicen nada al respecto, porque sus sedes centrales tampoco lo dicen. El nacionalismo espa?ol no est¨¢ maduro para hablar de ello
Por su parte, el PNV y Amaiur no solo no ven esa necesidad de federalizar Europa, sino que se han embarcado en un discurso "identitario", empe?ados en dejar claro qui¨¦n es m¨¢s y mejor nacionalista, evidenciando que con ellos no debemos esperar nada nuevo para enfrentarnos a la actual crisis europea.
El PNV, por ejemplo, asustado por la posibilidad de que Amaiur le empate (o incluso le gane), no ha encontrado otra soluci¨®n que activar la discusi¨®n identitaria y destapar la promesa de lanzar una especie de nuevo marco jur¨ªdico, poniendo incluso la fecha tope del a?o 2015 para conseguirlo. Por lo que se ve, ese debe ser el centro del debate en esta legislatura.
Amaiur, cuya actitud sobre Europa es pr¨¢cticamente desconocida, pues es una cuesti¨®n sobre la que nunca se han pronunciado los milis en su casi 40 a?os de vida, trata de evitar que sus seguidores hagan reflexiones peligrosas sobre el proceso de liquidaci¨®n de la lucha armada y trata de convencernos con la buena nueva de que, ahora que se ha abandonado la lucha armada como estrategia, estamos capacitados para conseguir la independencia por los votos.
Ni a uno ni a otro se les pasa por la cabeza la posibilidad de que la Uni¨®n se pueda romper por exceso de nacionalismo. Tampoco parecen contemplar la posibilidad de que, por el contrario, la Uni¨®n se federalice y entonces los partidos nacionalistas, de corte estatal o subestatal, pierdan nuevas palancas de poder. ?C¨®mo reaccionaria el foralismo del PNV a una decisi¨®n de la Uni¨®n de armonizar los impuestos, cuando en la actualidad se opone a que los impuestos se armonicen por el Parlamento vasco?. ?C¨®mo pretende Amaiur hacer una pol¨ªtica econ¨®mica socialista en Euskadi si es la Uni¨®n quien define los ejes fundamentales en materia fiscal y econ¨®micas desde Bruselas?.
De ah¨ª que la cuesti¨®n europea les moleste profundamente a nuestros partidos y la eludan: son europeos por atrici¨®n (por necesidad) y no por contrici¨®n (por voluntad). Saben que fuera de la Uni¨®n hace mucho m¨¢s fr¨ªo que en este congelador en que nos encontramos en este momento, y por ello no se atreven a proponer ni abandonar el euro ni salirse de la Union. Pero como no quieren ceder m¨¢s poder a las instancias centrales reh¨²yen hablar del avance hacia el federalismo. Pero el autismo no sirve en la actual coyuntura.
En particular los partidos nacionalistas vascos tienen adem¨¢s un problema estructural en su ideolog¨ªa, que se arrastra desde 1986. Hasta entonces el discurso independentista vasco era sencillo: Espa?a se identifica con atraso, corrupci¨®n y falta de democracia; por eso los vascos debemos salirnos de ese barco y embarcarnos en el nav¨ªo europeo.
Pero a partir de 1986 resulta que la que se ha embarcado en la Uni¨®n es curiosamente Espa?a y, en consecuencia, si un eventual proceso pol¨ªtico nos llevara a la independencia, el futuro Estado vasco se saldr¨ªa de la Uni¨®n Europea a la vez que se sal¨ªa de Espa?a. Y eso conlleva unas preguntas obligadas: ?se quiere que ese futuro estado vasco pertenezca a la Uni¨®n? Y si la respuesta es positiva, ?c¨®mo se reintroduce en la Uni¨®n, si para ello se necesita el voto un¨¢nime de sus 27 integrantes, es decir el voto positivo de Espa?a y de Francia?
La pregunta era de respuesta imposible cuando ETA(m) dominaba el nacionalismo radical. Era absurdo pensar que una secesi¨®n de Euskadi lograda por la fuerza pudiera contar con un posterior voto positivo de Espa?a y de Francia a esa reintroducci¨®n en la Uni¨®n del futuro Estado vasco independiente. Nadie le pega al vecino un tortazo para despu¨¦s pedirle que le deje pasar a ver el partido de f¨²tbol en su casa. Por eso los milis nunca se han pronunciado sobre si son partidarios o no de pertenecer a la Uni¨®n. Si dec¨ªan que s¨ª, deb¨ªan abandonar la estrategia militar hacia la independencia; si dec¨ªan que no, iban a dejar perplejos a los ciudadanos vascos.
Ahora, sin lucha armada, la eventual secesi¨®n deber¨ªa ser menos traum¨¢tica, porque se supone que se conseguir¨ªa por medios exclusivamente pol¨ªticos. Pero ?hasta el punto de que los franceses y los espa?oles nos readmitir¨ªan en su circulo? Poco cre¨ªble. As¨ª, que mejor no hablar de ello.
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