Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s, la gran actriz que subi¨® dos veces a la cima
Estrella del teatro Espa?ol y del Mar¨ªa Guerrero, abandon¨® su carrera durante 40 a?os al casarse con el m¨¦dico de Franco, para volver con ¨¦xito en los noventa
Toda la profesi¨®n esc¨¦nica sabe c¨®mo la actriz Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s, una de las m¨¢s inmensas que ha dado el teatro espa?ol contempor¨¢neo, repet¨ªa una y otra vez en las ¨²ltimas d¨¦cadas que ella hab¨ªa tenido tres vidas. El pasado s¨¢bado, esta mujer menuda, bell¨ªsima, coqueta, grande entre las grandes, misteriosa, seductora y humilde pas¨® a lo que quer¨ªa que fuera su cuarta y ¨²ltima vida, ya que era creyente, tras fallecer en Madrid a los 84 a?os, aunque ella siempre quiso ocultar su edad. Seg¨²n su deseo, fue incinerada en la intimidad ayer en Getafe.
La primera vida de Vald¨¦s (Madrid, 1927) se desarroll¨® entre los a?os cuarenta y cincuenta del pasado siglo, cuando se convirti¨® en la gran int¨¦rprete del teatro cl¨¢sico y de otros autores contempor¨¢neos. Entre sus primeros directores estuvo Cayetano Luca de Tena, que la convirti¨® en primera actriz del teatro Espa?ol, donde autores como Buero Vallejo se rindieron ante su gran oficio y su gran atractivo (ella sonre¨ªa cuando se le preguntaba si hab¨ªan sido novios), hasta el punto de escribir para ella La tejedora de sue?os.
Apareci¨® en cl¨¢sicos y contempor¨¢neos, adem¨¢s de en media docena de pel¨ªculas
Hace ahora 58 a?os se incorpor¨® como primera actriz a la compa?¨ªa del teatro Mar¨ªa Guerrero, y poco despu¨¦s logr¨® su gran sue?o, formar su propia compa?¨ªa, con el inolvidable director Jos¨¦ Luis Alonso.
Pero a finales de los a?os cincuenta su segunda vida la llama irresistiblemente. Deja dr¨¢sticamente el teatro cuando estaba en la cima. Lo hizo por amor. De ideas liberales, incluso casi de izquierdas para la ¨¦poca, se cas¨® con Vicente Gil, el m¨¦dico personal de Francisco Franco, con quien tuvo cuatro hijos, Mar¨ªa Jes¨²s, Vicente, Mar¨ªa Elena y Avelina, quienes le han dado siete nietos. Lo dej¨® todo por ¨¦l, pero tras enviudar volvi¨® a por todo.
"Ella siempre dijo que hab¨ªa tenido tres vidas. En la ¨²ltima cumpli¨® perfectamente la m¨¢xima de fray Luis de Le¨®n, quien despu¨¦s de estar a?os en las c¨¢rceles de la Inquisici¨®n, al volver a la c¨¢tedra empez¨® la lecci¨®n magistral diciendo: 'Como dec¨ªamos ayer...'. Tras 40 a?os regres¨® igual, sin que se notara el tiempo que hab¨ªa estado fuera del escenario. Se fue como primera actriz y regres¨® como tal", coment¨® ayer Andr¨¦s Pel¨¢ez, director del Museo Nacional del Teatro y profundo conocedor de la trayectoria de Vald¨¦s.
En los ochenta la rescat¨® Adolfo Marsillach para dar clases en la Escuela de Teatro Cl¨¢sico. Fue un timid¨ªsimo inicio, junto a unas inadvertidas representaciones en La dama del alba, de Alejandro Casona, en 1991. Su vuelta real fue con El cerco de Leningrado, de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra, junto a la que termin¨® siendo su gran amiga, N¨²ria Espert, en 1994.
"Estaba absolutamente genial y fue para m¨ª un placer y una sorpresa, porque no la hab¨ªa visto cuando tuvo su compa?¨ªa e hizo cosas important¨ªsimas en el teatro espa?ol, y era excepcional, con el humor m¨¢s moderno, inteligente y loco que he visto nunca en un escenario, era una lecci¨®n la que daba cada funci¨®n que ten¨ªamos", comentaba ayer Espert, envuelta en la tristeza que le hab¨ªa causado la desaparici¨®n de su amiga. "Era una de las principales figuras del teatro espa?ol siendo muy joven y, al regresar, tras un par¨¦ntesis que dej¨® un enorme vac¨ªo en el teatro espa?ol, encontr¨® su silla vac¨ªa porque nadie se hab¨ªa sentado en ella en todos esos a?os". Espert calific¨® a Vald¨¦s de "dulce, divertida, con grandes secretos y misterios que nunca desvelaba y con los que yo hac¨ªa bromas permanentemente. Cuando desapareci¨® fue por voluntad propia, como lo hizo hace cierto tiempo, cuando repiti¨® la haza?a por otras razones, hasta el punto de que tuvimos que dejar de preguntarnos d¨®nde estaba, y no serv¨ªa de nada dejar mensajes en el contestador, porque su voluntad era desaparecer de nuevo".
En su tercera vida mantuvo una presencia constante en los escenarios con papeles destacados (La visita de la vieja dama, La muerte de un viajante o Carta de amor, de Fernando Arrabal) y en media docena de pel¨ªculas (Juana la Loca, de Vicente Aranda). Sin olvidar trabajos como la Bernarda que hizo con Calixto Bieito, donde el personaje lorquiano era femenino y sensual, distinto a lo visto hasta ese momento.
Tambi¨¦n hizo una firme amistad con Silvia Mars¨® en Tres mujeres altas, poco antes de participar en Una noche con los cl¨¢sicos, con Marsillach y Amparo Rivelles, con quienes en los ¨²ltimos a?os de vida del director y actor se reun¨ªa con frecuencia para rememorar las juergas, ingenuas e inocentes, que se pasaron los tres durante los dos a?os de gira.
En unos ensayos con Juan Carlos P¨¦rez de la Fuente -con quien trabaj¨® en varias ocasiones- de ?scar o la felicidad de existir, de Eric Emmanuel Smith, tuvo que abandonar por agotamiento. Sus ¨²ltimas representaciones fueron junto a Manuel Galiana, con el que ofrec¨ªa unos recitales de poes¨ªa sacra. Por sus trabajos, tanto en su primera como en su tercera vida, recibi¨® numerosos galardones.
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