El infierno puede ser hilarante
Se habla m¨¢s de ese hombre con apariencia de gnomo perverso llamado Roman Polanski por la reactualizaci¨®n de algunas de sus antiguas y s¨®rdidas movidas que por ese impagable don que le concedieron los dioses o los demonios conocido como inteligencia, arte para contar historias con una c¨¢mara, capacidad para transmitir desasosiego, terror y compasi¨®n. Polanski a veces parece relajarse, acepta retos que parecen f¨¢ciles, adapta teatro al cine como en esta formidable Un dios salvaje. Mi ignorancia respecto al teatro es absoluta, aunque una vez entrara en ¨¦xtasis viendo al genial Vittorio Gassman durante tres horas en un escenario viviendo a Shakespeare, a Melville, a Pirandello. Tambi¨¦n fui testigo hace infinitos a?os en Londres de c¨®mo Albert Finney se introduc¨ªa en la piel y en el coraz¨®n de Hamlet. Imagino que aquello era teatro. Y he disfrutado enormemente en el cine viendo al sensato y solo Henry Fonda y otros 11 hombres sin piedad (al final resulta que la mayor¨ªa de ellos la pose¨ªan, los convencidos dudaban) interpretando una obra teatral. O el terrible reencuentro entre una mujer torturada con su antiguo verdugo en la estremecedora La muerte y la doncella, tambi¨¦n dirigida por Polanski.
UN DIOS SALVAJE
Direcci¨®n: Roman Polanski.
Int¨¦rpretes: Jodie Foster, Kate Winslet, John C. Reilly, Christoph Waltz.
G¨¦nero: drama. Francia, 2011.
Duraci¨®n: 80 minutos.
"Nuestra pel¨ªcula es m¨¢s ligera, r¨¢pida y divertida que la obra"
Dispone de un guion perfecto y de los mejores actores del mercado
Consecuentemente, no puedo opinar del texto original que escribi¨® Yasmina Reza. Pero s¨ª del enorme talento que muestra Polanski invent¨¢ndose im¨¢genes para contar lo que ocurre cuando las esforzadas apariencias se derrumban y se imponen la frustraci¨®n y las miserias. Ignoro qu¨¦ le pertenece en di¨¢logos y situaciones a la autora y su adaptador, pero el resultado me deja con la boca abierta, con una sonrisa admirativa, con la sensaci¨®n de que es imposible narrar con m¨¢s brillantez esta tragicomedia agria, este vodevil tan gracioso, el progresivo derrumbe de los modales cuando aparecen los nervios, la vomitona, el alcohol espantando m¨¢scaras y comportamientos convencionales, lo que queremos parecer y lo que somos.
Polanski inicia la historia en un parque en el que dos cr¨ªos parecen discutir; uno de ellos soluciona la querella sacudi¨¦ndole en el careto al otro con un palo. Todo ello a la distancia, acompa?ado de la m¨²sica inquietante de Alexandre Desplat, tal vez el mejor compositor de bandas sonoras en el cine actual. A partir de ese momento, Polanski encierra a cuatro adultos, los padres del agresor y del agredido, en el ¨²nico espacio de una casa. Los visitantes, el pragm¨¢tico y c¨ªnico abogado de una empresa farmac¨¦utica y una broker, han acudido para arreglar civilizadamente la brutal agresi¨®n de su hijo con los padres de la v¨ªctima, un ferretero campechano y una progresista cultivada y deprimida ama de casa.
Nada es previsible a partir de ese momento, cada situaci¨®n y cada gesto van preparando sutilmente la tormenta. El educado juego dial¨¦ctico, la cortes¨ªa aparentemente natural, las despedidas que como en El ¨¢ngel exterminador nunca tienen final, la violencia soterrada, la subterr¨¢nea lucha de clases, la representaci¨®n y las m¨¢scaras, la hilarante catarsis y el incontenible desmadre cuando se cruzan las barreras est¨¢n admirablemente expresados por Polanski con comicidad perversa e higi¨¦nica mala leche, con la sensaci¨®n de que este creador controla al mil¨ªmetro cada elemento de su material.
Y dispone, c¨®mo no, de lo m¨¢s necesario, de lo que exige un guion perfecto. O sea: de los mejores actores y actrices del mercado. Jodie Foster y Kate Winslet son tr¨¢gicas que est¨¢n m¨¢s all¨¢ del elogio, pero el est¨ªmulo de hacer comedia lo resuelven con arte inmenso. John C. Reilly y Cristoph Waltz son dos de los mejores actores de reparto del cine moderno. El recital de los cuatro emociona. Les aconsejo que no abandonen la sala hasta que acaben los t¨ªtulos. Ese final es Polanski puro y duro. Y solo me responsabilizo de lo que he escrito ateni¨¦ndome a la versi¨®n original. Escucharla doblada puede ser un pecado. La he visto dos veces. Y solo puedo admitir eso tan veraz y tan enf¨¢tico de: "Qu¨¦ grande es el cine". El bueno, por supuesto.
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