Las otras realidades
Agosto, un mes para el pensamiento d¨¦bil, ha revuelto las entra?as del problema religioso en Espa?a, que tanta sangre ha hecho derramar durante siglos. Vino el Papa para exhibirse ante multitud de j¨®venes y prelados eclesi¨¢sticos de todo el mundo, y autoridades de toda condici¨®n e ideolog¨ªa, incluso la militar, le rindieron pleites¨ªa con parafernalia propia de emperadores. Tambi¨¦n hubo protestas, algunas airadas, en defensa de una maltrecha laicidad del Estado, siempre prometida, siempre traicionada. Del evento veraniego, bautizado como Jornada Mundial de la Juventud (en realidad, una disculpa para iniciar en Espa?a la nueva evangelizaci¨®n de Europa, ahora continente de misi¨®n), se ha dicho de todo, mucho bueno y algo malo. Lo extraordinario es que se ha tomado como disculpa para que autores en teor¨ªa minoritarios se hayan alzado a muchos escaparates de libreros atentos a la actualidad. He aqu¨ª tres ejemplos. El primero es el ¨²ltimo libro de Gonzalo Puente Ojea, primer embajador no creyente de Espa?a ante la Santa Sede (1985-1987, en representaci¨®n del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, de quien hab¨ªa sido antes subsecretario del Ministerio de Exteriores). En realidad, puede considerarse la culminaci¨®n de un autor cuya obra, ya enciclop¨¦dica, se inicia en la d¨¦cada de los cincuenta del pasado siglo con t¨ªtulos como Problem¨¢tica del catolicismo actual (1954); Ideolog¨ªa e historia. La formaci¨®n del cristianismo como fen¨®meno ideol¨®gico (1974); Elogio del ate¨ªsmo (1995), El mito del alma (2000), o La religi¨®n ?vaya timo! (2009), en la colecci¨®n ?Vaya Timo!, de la editorial Laetoli con el patrocinio de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Cient¨ªfico. Puente Ojea vuelve a demostrar aqu¨ª que no est¨¢ dispuesto a inhibirse ante el deber moral de denunciar las falsedades y corrupciones de la cacareada democracia espa?ola. El libro, ferozmente cr¨ªtico, trasciende esta vez lo religioso, pese a ser su hilo conductor, y vendr¨¢ bien a quien quiera desintoxicarse de tanta papolatr¨ªa de Estado (confesional). Bocado intelectual bien distinto es la perla que Urgoiti ofrece de la mano del historiador Rafael Serrano Garc¨ªa, de la Universidad de Valladolid. Se trata de Caracteres hist¨®ricos de la Iglesia, del krausista Fernando de Castro (1814-1874), en realidad su discurso de ingreso en la Academia de la Historia. Castro fue sacerdote y predicador famoso a sueldo de la reina Isabel II (incluso, uno de sus capellanes), antes de caerse del caballo cat¨®lico y volverse un cr¨ªtico muy ¨¢cido con las doctrinas oficiales de la Iglesia del momento. El tercer libro reparador, ofrecido por Alianza Editorial, tiene una rareza especial. Incluso sorprende que se haya traducido al espa?ol, pues no es m¨¢s, en apariencia, que parte de un informe encargado por el Gobierno de Quebec (Canad¨¢) sobre c¨®mo tratar mejor las diferencias culturales y, en concreto, la cuesti¨®n de la religi¨®n en la esfera p¨²blica. Taylor fue el copresidente de esa comisi¨®n y Jocelyn Maclure una de sus expertos analistas. Lo extraordinario es c¨®mo su informe sobre la laicidad y la libertad de conciencia viene como anillo al dedo al caso de Espa?a.
La Cruz y la Corona. Las dos hipotecas de la historia de Espa?a. Gonzalo Puente Ojea. Editorial Txalaparta. Tafalla (Navarra). 2011. 304 paginas. 19 euros. Caracteres hist¨®ricos de la Iglesia. Fernando de Castro. Urgoiti Ediciones. Pamplona. 2011. 308 p¨¢ginas. 18 euros. Laicidad y libertad de conciencia. Jocelyn Maclure / Charles Taylor. Traducci¨®n de Mar¨ªa Hern¨¢ndez. Alianza Editorial. Madrid, 2011. 162 p¨¢ginas. 14,49 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.