Un se?or como Dios manda
Rajoy, hijo t¨ªpico de la burgues¨ªa de provincias, fue un estudiante mod¨¦lico y un pol¨ªtico precoz - Ha sobrevivido a los embates de los que lo encumbraron
El hombre que se dispone a franquear las puertas de La Moncloa es ante todo un se?or de Pontevedra. Una persona que se form¨® en la atm¨®sfera l¨¢nguida y anodina de una peque?a capital de provincias donde todo el mundo se conoce, dominada a principios de los a?os setenta, en la primera juventud de Mariano Rajoy, por una burgues¨ªa de altos funcionarios que llevaba una vida apacible de tertulias, bailes de sociedad y veraneos en la costa. Cobijado en esa burbuja social pas¨® los a?os decisivos de su vida Rajoy, y en ese ambiente todos hubiesen convenido en que se trataba de un verdadero se?or: familiar, educado, estudioso, fiel a las tradiciones y a la jerarqu¨ªa, alegre aunque comedido... Un hombre de orden, quiz¨¢s la idea de "gente normal" a la que ¨¦l tanto apela.
Es un hombre familiar, educado, fiel a las tradiciones y a la jerarqu¨ªa
La arrogancia es un rasgo de car¨¢cter que repele al l¨ªder del Partido Popular
Fueron Aznar y Cascos los que le sumaron a la c¨²pula del partido
Ejerci¨® de hombre de concordia en todas las carteras por las que desfil¨®
Aunque ese origen no parece el m¨¢s com¨²n para un presidente del Gobierno, tampoco es que se trate de un mero azar teniendo en cuenta sus ra¨ªces familiares. El linaje de Rajoy ha estado muy pr¨®ximo al poder. Su abuelo era un republicano conservador que redact¨® el Estatuto de Galicia y lleg¨® a decano del Colegio de Abogados de Santiago. Ese pasado le acarre¨® cierto coste tras la guerra, pero su hijo Mariano hizo carrera en la judicatura del r¨¦gimen, que culmin¨® como presidente de la Audiencia de Pontevedra. Mariano padre transmit¨ªa toda la severidad judicial de un hombre de su posici¨®n. La huella es bien visible en Rajoy, en su l¨¦xico plagado de t¨¦rminos administrativos, en su hermetismo emocional, en ese permanente tono gris que envuelve su vestimenta. El padre no imagin¨® otra carrera para Mariano y los tres hijos que vinieron despu¨¦s (dos hombres y una mujer) que lograr una gran plaza de por vida vinculada a la Administraci¨®n del Estado. Y se afan¨® a fondo para disciplinarlos. Tres aprobaron las oposiciones a registradores de la propiedad y el otro a notario.
El se?or de Pontevedra en realidad no es de Pontevedra. Naci¨® en 1955 en Santiago, la ciudad del abuelo, y los sucesivos destinos del padre convirtieron su infancia en un traj¨ªn entre ?vila, Galicia, Asturias y finalmente Le¨®n, donde empez¨® a ir a clase en un colegio de monjas en el que luego estudiar¨ªa Zapatero. De adolescente se asent¨® en Pontevedra y all¨ª encontr¨® todo lo que acabar¨ªa marcando su vida: los inicios en la pol¨ªtica, los amigos que conservar¨ªa para siempre, la mujer con la que se cas¨® y ha tenido dos hijos... All¨ª hizo el bachillerato en un instituto p¨²blico y luego se march¨® a Santiago, a cursar Derecho, qu¨¦ otra cosa si no. La capital gallega era un hervidero antifranquista. Los estudiantes sumaban la mitad de la poblaci¨®n, y las calles bull¨ªan en un sinf¨ªn de protestas. Rajoy nunca se mezcl¨® con ese mundo. Mientras otros combat¨ªan la dictadura, so?aban con la revoluci¨®n, probaban las drogas y descubr¨ªan la libertad sexual, ¨¦l echaba horas bajo el flexo sumergido en tratados jur¨ªdicos. Ya le quedar¨ªa para siempre ese hablar de carrerilla, como quien est¨¢ recitando una lecci¨®n. Su trayectoria acad¨¦mica fue tan fulgurante que con 23 a?os logr¨® hacerse con la plaza de registrador de la propiedad.
Tras la mili, le dieron el registro de Padr¨®n, a medio camino entre Santiago y Pontevedra, lo que le devolvi¨® a la ciudad donde viv¨ªa su familia. Entonces descubri¨® la pol¨ªtica. Entre sus influencias ¨¦l siempre cita a P¨ªo Cabanillas, un aperturista del r¨¦gimen que jugar¨ªa un importante papel en UCD y a quien trat¨® en los veranos de la r¨ªa de Arousa. Varias fuentes le sit¨²an adem¨¢s en la ¨®rbita de otro pontevedr¨¦s, Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora, tambi¨¦n exministro de Franco pero en posiciones mucho m¨¢s inmovilistas. Fern¨¢ndez de la Mora, c¨¦lebre por un libro titulado El crep¨²sculo de las ideolog¨ªas, fund¨® una organizaci¨®n, Uni¨®n Nacional Espa?ola, que acab¨® integrada en Alianza Popular. El nuevo partido en el que Fraga reinaba sobre un parque jur¨¢sico de tecn¨®cratas del franquismo fue el destino natural de Rajoy. Y all¨ª se hizo notar muy pronto. "Era un chico muy valioso, inteligente y flexible. Eso s¨ª, nunca se pod¨ªa esperar de ¨¦l que tomase la iniciativa", recuerda un compa?ero de esa ¨¦poca. ?Cu¨¢l era exactamente la ideolog¨ªa de Rajoy? Su aspecto y su discurso gran¨ªtico resultaban extremadamente conservadores. En un art¨ªculo que public¨® en el peri¨®dico Faro de Vigo lleg¨® a coquetear con la idea de la desigualdad biol¨®gica entre las razas. Pero otros recuerdan un Rajoy distinto. Un rival pol¨ªtico y compa?ero de estudios apunta que sol¨ªa hablarle de la necesidad de modernizar la derecha. Ese discurso era el habitual en sus conversaciones privadas con los periodistas. Y hab¨ªa una importante cuesti¨®n de car¨¢cter: su alergia al conflicto y a las personalidades autoritarias, hasta el punto de que le cost¨® mucho digerir la forma de ser de Fraga.
Su precocidad pol¨ªtica bati¨® marcas: diputado auton¨®mico con 26 a?os, director general de Relaciones Institucionales de la Xunta con 27 y presidente de la Diputaci¨®n de Pontevedra con 31. Apenas llevaba unos meses en ese ¨²ltimo cargo, cuando le endosaron la primera gran papeleta de su vida pol¨ªtica. Varios consejeros de la Xunta se hab¨ªan rebelado y abandonaron el partido. La joven esperanza pontevedresa fue reclutado como vicepresidente y hombre fuerte del Gobierno debil¨ªsimo de Gerardo Fern¨¢ndez Albor. Rajoy vivi¨® unos meses de pesadilla, con un partido que se ca¨ªa a pedazos, hasta que los tr¨¢nsfugas acabaron ali¨¢ndose con el PSOE y derribaron el Gobierno. Para entonces, Rajoy ya se dejaba ver mucho m¨¢s que en su ¨¦poca de estudiante y no era dif¨ªcil encontr¨¢rselo de madrugada tomando copas en Santiago, en Pontevedra o en Sanxenxo.
De aquella experiencia sali¨® tan escaldado que por un tiempo hasta pareci¨® que iba a dejar la pol¨ªtica. Se retir¨® lejos de Galicia, a su oficina del registro en Santa Pola, junto al Mediterr¨¢neo alicantino. En el primer congreso de la sucesi¨®n de Fraga apoy¨® al ef¨ªmero Hern¨¢ndez Mancha contra Herrero de Mi?¨®n, uno de cuyos principales respaldos era Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. No le hab¨ªa ca¨ªdo muy en gracia la figura del entonces presidente de Castilla y Le¨®n, a quien ve¨ªa un poco arrogante, otro rasgo de car¨¢cter que le repele. Y, sin embargo, fueron Aznar y Francisco ?lvarez-Cascos los que le apartaron de la comodidad de la brisa mediterr¨¢nea para sumarle al nuevo equipo del refundado Partido Popular. Rajoy se convirti¨® en un hombre del aparato, que no se implic¨® mucho en los excesos verbales de sus compa?eros contra el PSOE "de los GAL y la corrupci¨®n" y que recorr¨ªa Espa?a apagando los fuegos prendidos en el empe?o por jubilar a la vieja guardia fraguista.
Le tentaron muchas veces para que volviese a Galicia, incluso el mismo Fraga, aunque envuelto en una frase venenosa: "Lo tiene todo para presidir la Xunta, solo le falta aprender gallego y casarse". Le hizo caso en lo segundo. Casi nadie la hab¨ªa conocido novias, pero, a los pocos meses de que Aznar lo nombrase ministro de Administraciones P¨²blicas de su primer Gobierno, se cas¨® con Elvira Fern¨¢ndez, hija de un constructor de Sanxenxo y tambi¨¦n de raigambre conservadora. Rajoy ten¨ªa 41 a?os.
Fue un condimento perfecto de aquella primera legislatura en la que el PP limaba sus aristas y proclamaba su amor al idioma catal¨¢n. Ejerci¨® de hombre de concordia en las sucesivas carteras por las que desfil¨®, de Educaci¨®n a Presidencia. Ni siquiera en Interior, donde reemplaz¨® a Jaime Mayor Oreja, se enred¨® en mayores conflictos. As¨ª lleg¨® a vicepresidente primero. Tampoco se recuerdan de ¨¦l grandes proyectos. Alguien tan improbable al caso como el periodista deportivo Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa resumi¨® as¨ª esa trayectoria: "Lo malo es que por donde pasa no limpia. Y lo bueno es que por donde pasa no ensucia".
Contra pron¨®stico, el leal y disciplinado Rajoy fue el elegido por el dedo de Aznar en 2003. En los a?os sucesivos, se le dio por muerto varias veces, y tuvo que soportar las mayores humillaciones de la prensa af¨ªn y de los que le hab¨ªan promovido al cargo. Todos le subestimaron. No sab¨ªan que en una peque?a capital de provincias se aprende principalmente una cosa: a tener paciencia.
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