El contrapunto brit¨¢nico-alem¨¢n
Ella dice m¨¢s Europa. ?l dice menos Europa. ?Cancelamos todo? Hace unos d¨ªas, los dirigentes de Alemania y el Reino Unido ofrecieron sus respectivas soluciones a la que es sin duda una crisis existencial del proyecto europeo posterior a 1945. El viernes, se reunieron en Berl¨ªn con la intenci¨®n de salvar sus diferencias, en busca de un milagro en el r¨ªo Spree.
Durante su discurso en un banquete ofrecido por el alcalde de Londres, David Cameron evoc¨® una Europa "con la flexibilidad de una red, no la rigidez de un bloque". "Los esc¨¦pticos", afirm¨®, "tenemos raz¨®n en un aspecto fundamental. Debemos mirar los planes grandiosos y las visiones ut¨®picas con escepticismo". Esta crisis ofrece una oportunidad, "en el caso de Reino Unido, para recuperar poderes, en lugar de ver c¨®mo siguen alej¨¢ndose... y para que la Uni¨®n Europea preste atenci¨®n a lo que verdaderamente importa". En resumen: menos Europa.
Si Berl¨ªn quiere salvar la eurozona debe ser m¨¢s flexible y dejar al BCE que ayude a los pa¨ªses en dificultades
?Qu¨¦ visi¨®n tiene Cameron de una "Europa brit¨¢nica"? Pura palabrer¨ªa
"La tarea que debe cumplir nuestra generaci¨®n", dijo Angela Merkel en la conferencia de su partido en Leipzig, "es completar la uni¨®n econ¨®mica y monetaria en Europa y crear, paso a paso, una uni¨®n pol¨ªtica". Si a Europa no le va bien, a Alemania no le puede ir bien, y Europa se encuentra "tal vez en su momento m¨¢s dif¨ªcil desde la II Guerra Mundial". La respuesta debe ser "no menos Europa, sino... m¨¢s Europa". Alemania debe dirigir el camino hacia esta "pol¨ªtica interior europea" con medidas que incluyan las sanciones autom¨¢ticas para los miembros de la eurozona que no puedan o no quieran mantener sus asuntos fiscales en orden. Ah, s¨ª, y adem¨¢s un impuesto sobre las transacciones financieras, "al menos en la zona euro".
Hay que dejar muy claro que Alemania no ha buscado este papel de l¨ªder. Cuando se mira desde la estaci¨®n central de Berl¨ªn hacia la Canciller¨ªa Federal y el Reichstag se ve, en un edificio situado entre ellos, la bandera suiza. Es una casualidad hist¨®rica (el edificio es la Embajada suiza, que se neg¨® cort¨¦smente a trasladarse despu¨¦s de la unificaci¨®n alemana), pero tambi¨¦n un s¨ªmbolo muy adecuado. Lo que quieren hoy los alemanes, en su mayor¨ªa, es que les dejen en paz para hacerse ricos y vivir su vida; en otras palabras, ser una Gran Suiza.
Y aqu¨ª llega lo ir¨®nico. La uni¨®n monetaria europea, cuyo objetivo (sobre todo por parte de Francia) era mantener a la Ale
-mania unificada atada al resto de Europa, es la que ahora pr¨¢cticamente obliga a Alemania a imponerse y decir a otros pa¨ªses europeos lo que tienen que hacer. Porque los alemanes alegan una cosa razonable: si vamos a rescataros (a Grecia, Portugal, Italia, quiz¨¢, dentro de no mucho, Francia), sac¨¢ndolo de los super¨¢vits que tanto nos ha costado acumular, entonces tenemos derecho a imponeros condiciones. Si no, nos arrastrar¨¦is a una ci¨¦naga de deuda, d¨¦ficit e inflaci¨®n.
En alguna ocasi¨®n he o¨ªdo a la propia Merkel explicar el dilema alem¨¢n en relaci¨®n con Europa de la siguiente manera: si no dirigimos, nos acusan de falta de compromiso con Europa; si lo hacemos, nos acusan de ser unos mandones. Merkel lleva dos a?os soportando la primera acusaci¨®n; ahora se enfrenta a la segunda. Haga lo que haga, nadie va a estar contento.
As¨ª que agradezco que haya presentado ahora una visi¨®n alemana de hacia d¨®nde tiene que avanzar Europa. Lo malo es que esa visi¨®n tiene dos problemas: uno de estilo y otro de sustancia. El problema de estilo se debe, no a Merkel, sino a otros miembros de su partido. Algunos hemos podido comprobarlo en conversaciones privadas, y ahora lo hemos o¨ªdo en p¨²blico, en un discurso pronunciado por el l¨ªder parlamentario de los democristianos, Volker Kauder, el d¨ªa de clausura de la conferencia de su partido. No es extra?o que la noticia llegara a las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos brit¨¢nicos del mi¨¦rcoles. El peri¨®dico de masas The Daily Mail public¨® un gran titular: "?Europa habla alem¨¢n!", que completaba con la obligada referencia a Goebbels en una p¨¢gina interior.
Si quieren, pueden ver el discurso entero en YouTube (www.youtube.com/watch?v=eUeuCIe9vkQ&feature=player_embedded#!). Para ser justos, hay que advertir que es un discurso de los de "arengar a los fieles", que es siempre un g¨¦nero muy grandilocuente. Aun as¨ª, su tono es insufrible. Despu¨¦s de soltar esa frase de la que seguramente acabar¨¢ arrepinti¨¦ndose -"Ahora todos hablan alem¨¢n en Europa, no de palabra, sino mediante la aceptaci¨®n de los instrumentos por los que Angela Merkel lleva luchando tanto tiempo"-, Kauder contin¨²a dando lecciones, con una arrogancia y una superioridad moral extraordinarias, e intimidando a brit¨¢nicos, franceses, griegos (?nunca deber¨ªan haber entrado en la eurozona!) y turcos (da muestras de mala educaci¨®n al referirse al primer ministro turco llam¨¢ndole solo "Erdogan"). En alem¨¢n, tonter¨ªas se dice Kauderwelsch, pero ahora nos hace falta una nueva palabra, kaudern, "Kauderear", que signifique llevar el lenguaje propio de una juerga nocturna a la escena pol¨ªtica europea.
Este tono ya ser¨ªa de por s¨ª malo si la receta pol¨ªtica de Alemania para salvar la eurozona fuera totalmente acertada. Pero es que adem¨¢s no lo es. Solo tiene raz¨®n en un 70%, un porcentaje que, en un mundo de p¨¢nico en los mercados, puede convertirse de pronto en un 100% de error. En una reuni¨®n del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores celebrada en Varsovia la semana pasada, varios oradores llegados de todos los rincones del continente se levantaron para explicar lo que est¨¢n diciendo pr¨¢cticamente todos los economistas de fuera de Alemania. Si Berl¨ªn pretende salvar la eurozona, debe mostrar m¨¢s flexibilidad y permitir al Banco Central Europeo que ayude a los Gobiernos en dificultades (aunque solo sea de manera indirecta, prestando al nuevo instrumento europeo de estabilidad financiera) y el uso, al menos provisional, de eurobonos garantizados individualmente y por separado, tal como sugiere el propio consejo de asesores econ¨®micos de Alemania. Si no, es posible que no quede ninguna eurozona que salvar.
Aun as¨ª, por lo menos Merkel ofrece una versi¨®n articulada de una "Europa alemana", cuyos defectos podemos se?alar. ?Qu¨¦ visi¨®n tiene Cameron de una "Europa brit¨¢nica"? Por el momento, pura palabrer¨ªa. Denuncia las "visiones ut¨®picas", pero no dice c¨®mo funcionar¨ªa su propia visi¨®n ut¨®pica de una "Europa en red". Uno de sus partidarios m¨¢s elocuentes, Daniel Finkelstein, escribe en The Times que esta Europa ser¨ªa m¨¢s parecida a Microsoft que a los sistemas cerrados de Apple. ?Qu¨¦ demonios quiere decir? ?C¨®mo defender¨ªa esa "Europa en red" las ventajas que Reino Unido quiere mantener, sobre todo las del mercado ¨²nico? ?C¨®mo se relacionar¨ªa la "Europa en red" con una eurozona m¨¢s integrada? ?Qui¨¦n ser¨ªa la voz de la "Europa en red" en unas negociaciones con China?
Por eso estoy de acuerdo con el veterano euroesc¨¦ptico Charles Moore cuando escribe en el semanario brit¨¢nico conservador The Spectator que Cameron deber¨ªa aprovechar este momento para detallar sus ideas sobre Europa. De no hacerlo, todos los europeos pensar¨¢n que el l¨ªder brit¨¢nico, en realidad, no tiene estrategia m¨¢s que para Reino Unido, un pa¨ªs en el que, seg¨²n un sondeo de ICM, el 49% de sus ciudadanos quiere salirse de la UE. O pensar¨¢n que tiene algo todav¨ªa m¨¢s restringido: una mera t¨¢ctica para evitar que su coalici¨®n tripartita (dem¨®cratas liberales, conservadores y euroesc¨¦pticos) se deshaga por culpa de "Europa".
Propongo, pues, una modesta idea para animar la pr¨®xima reuni¨®n del Consejo Europeo, el 9 de diciembre. Durante la cena, que Merkel presente su visi¨®n de la Europa alemana (para ser m¨¢s diplom¨¢ticos, la visi¨®n alemana para Europa). Que Cameron presente su Europa brit¨¢nica. Luego, que los dem¨¢s l¨ªderes decidan, en votaci¨®n estrictamente secreta, de cu¨¢l preferir¨ªan formar parte. Despu¨¦s, como es natural, habr¨ªa que filtrar el resultado; pero de que se filtrar¨¢, incluso en estos tiempos de incertidumbre, podemos seguir estando seguros.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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