Lo m¨¢s sensato es mantener la apuesta
Cuando las urnas hablan, los dem¨®cratas acatan su decisi¨®n. El veredicto en Espa?a coincide con el veredicto sobre todos los gobiernos europeos que han gestionado la crisis. ?Injusto? Quiz¨¢s el castigo al PSOE resulta excesivo tras haber sabido anteponer el inter¨¦s general al propio, y puede que el PP no merezca tanto premio por haber decidido galopar a lomos de los problemas del pa¨ªs. Pero es democracia, y a los socialistas solo nos queda aceptarlo, agradecer el apoyo de esos siete millones de h¨¦roes y hacer prop¨®sito de enmienda para recuperar la confianza de los cuatro millones que nos abandonaron.
La envergadura de los desaf¨ªos a los que se enfrenta Espa?a requiere de un Gobierno con un claro respaldo ciudadano. Ayer se eligi¨®. Pero tambi¨¦n necesita de un primer partido de la oposici¨®n fuerte y responsable, dispuesto y capacitado tanto para ejercer la cr¨ªtica ¨²til como para sumar apoyos con el Gobierno en inter¨¦s del pa¨ªs. Las instituciones europeas y los mercados valoran sobremanera esta unidad de acci¨®n sobre lo fundamental, y el PSOE ha demostrado a lo largo de su historia que no le duelen prendas a la hora de pactar tambi¨¦n desde la bancada de la oposici¨®n.
El paro elevado ha causado el desafecto del voto socialista y no el rechazo al cabeza de lista
El PSOE convocar¨¢ un Congreso en breve. Es tiempo de debates en libertad y de decisiones democr¨¢ticas. El PSOE debe acertar en sus decisiones para ser ¨²til al pa¨ªs desde el primer momento, y para situarse con solvencia en la senda de la recuperaci¨®n. An¨¢lisis autocr¨ªtico, atenci¨®n a la voz de la calle, voluntad de cambio, actualizaci¨®n del discurso, mejora de las estructuras, modernizaci¨®n de los procedimientos, renovaci¨®n de los equipos, participaci¨®n intensa de las bases, lealtad a los principios... Tales son las herramientas que todos citamos como claves del ¨¦xito.
Pero afinemos un poco m¨¢s. Acertaremos si primamos la participaci¨®n democr¨¢tica sobre el enjuague, y si reforzamos la unidad para conjurar la divisi¨®n y el conflicto. Tampoco est¨¢n los tiempos para ir jugando al ensayo y al error. Si hace pocos meses hemos asegurado a la ciudadan¨ªa que Rubalcaba es lo mejor que tenemos para hacer frente a la crisis y sacar el pa¨ªs adelante, lo m¨¢s sensato es mantener la apuesta. La pr¨¢ctica del p¨¦ndulo no genera precisamente credibilidad y confianza.
Han sido los cinco millones de parados los que han causado la desafecci¨®n del voto socialista y no el rechazo al cabeza de lista. Antes al contrario, propios y ajenos han valorado la solvencia, la capacidad de trabajo y la voluntad de superaci¨®n de un candidato enfrentado d¨ªa tras d¨ªa al viento en contra y a la virulencia de los elementos, desde la EPA hasta los datos del estancamiento econ¨®mico, pasando por los "errores" de las agencias que miden la prima de riesgo en la deuda espa?ola.
Ofrecimos a los espa?oles lo mejor de nosotros para el Gobierno, y hemos de ofrecerles tambi¨¦n lo mejor para la oposici¨®n y para el relanzamiento del Partido Socialista. En la propia noche electoral, Rubalcaba apuntaba ya las claves para el discurso socialista en el nuevo tiempo: vencer la crisis sin vulnerar los derechos y las seguridades b¨¢sicas, construyendo m¨¢s y mejor Europa. ?l lo tiene claro. Muchos de nosotros tambi¨¦n.
Rafael Simancas es diputado de Madrid por el PSOE.
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