Los hijos de Tom¨¢s y Juan
Hace 549 a?os, dos condes gitanos de Egipto llegaron con sus familias a Ja¨¦n
"?Sufre usted discriminaci¨®n?". "No. Bueno, lo normal". Esta respuesta, muy habitual, escuece entre los que cada d¨ªa luchan contra la discriminaci¨®n de los gitanos. Hay dos trabajos pendientes. Que la mayor¨ªa deje de aplicar esa diferencia y que los propios gitanos asuman que esa exclusi¨®n no es normal ni justa. Esta semana se han cumplido 549 a?os desde que consta que un gitano entrara por primera vez en Andaluc¨ªa. Una jornada festiva para toda la comunidad que se celebra desde hace 15 a?os como una forma de combatir la invisibilidad.
La historia gu¨ªa a los gitanos en su peregrinaje por el mundo hasta llegar a Espa?a. Son hip¨®tesis porque quedan escasos documentos escritos que prueben el paso de este pueblo. El camino se inici¨® en la India y, seg¨²n las fuentes documentales, se atestigua su paso por los Pirineos en 1425. El rey Juan II de Arag¨®n concedi¨® una c¨¦dula de paso a Juan y Tom¨¢s, los condes de Egipto menor, autodenominaci¨®n de la que saldr¨ªa la palabra gitano. El grupo fue recibido en Ja¨¦n por el conde Miguel Lucas de Iranzo. Fue un 22 de noviembre de 1462. Es la primera vez que consta por escrito su llegada a Andaluc¨ªa, la comunidad donde actualmente vive el mayor porcentaje de gitanos espa?oles, casi la mitad, unos 300.000, un 5% de su poblaci¨®n.
Apenas hay normas que persigan la discriminaci¨®n contra esta etnia
"Nosotros no aparecemos en los libros, salvo para cosas horrendas. Los medios de comunicaci¨®n nos sacan solo para las cosas negativas, as¨ª que esta jornada es clave para cambiar eso", celebra Beatriz Carrillo, presidenta de Fakali, la Federaci¨®n Andaluza de Mujeres Gitanas. La fiesta, consagrada por el Parlamento aut¨®nomo, se festeja como el D¨ªa de los Gitanos Andaluces con actividades en numerosas ciudades. Tambi¨¦n le ha servido a la Fundaci¨®n Secretariado Gitano para presentar su s¨¦ptimo informe sobre discriminaci¨®n y comunidad gitana, donde se detallan 151 casos de exclusi¨®n. El 69% afectan a mujeres j¨®venes.
Uno de ellos ocurri¨® en enero. Una trabajadora de una helader¨ªa de un centro comercial de la provincia de C¨¢diz fue despedida d¨ªas despu¨¦s de que invitara a su familia a tomar un caf¨¦ y la encargada descubriera que era gitana. "Las personas de etnia gitana que no responden a los estereotipos f¨ªsicos tienden a no tener problemas en el trabajo pero la discriminaci¨®n aflora en cuanto se les relaciona con su etnia". Ese mes, una chica fue rechazada para trabajar en una panader¨ªa de Granada. "Los gitanos no saben trabajar. Sirven para dar palmas", argument¨® la due?a.
El informe detalla tambi¨¦n casos de discriminaci¨®n en la escuela, en los medios de comunicaci¨®n o las redes sociales. "El problema es que la v¨ªctima y el agente discriminador crean que nada de esto sea denunciable", explica Mar¨ªa Orellana, una de las autoras de este documento. Tambi¨¦n la falta de normativa que persiga esta discriminaci¨®n. "Entre la ausencia de medidas y el delito penal, no hay intermedio. La sanci¨®n administrativa no se aplica".
La fundaci¨®n alerta de que los gitanos que son v¨ªctimas no conocen sus derechos. Tampoco existen protocolos para medir estas denuncias y aplicar una atenci¨®n adecuada. Preocupa Internet como fuente para propagar la xenofobia de forma an¨®nima. "Empieza a ocurrir como con la violencia dom¨¦stica. Hace 30 a?os apenas se denunciaba", explica Orellana.
El informe destaca que los bar¨®metros sociales mantienen una imagen negativa de la comunidad gitana, especialmente, la extranjera. Ha supuesto una enorme decepci¨®n que el proyecto de ley para la igualdad de trato no haya podido aprobarse en esta legislatura. Con todo, hay luz para la esperanza. Como la colaboraci¨®n de las fiscal¨ªas antiodio o algunas polic¨ªas locales, como la de Fuenlabrada, en Madrid. "Hay sentencias que desmoralizan", reconoce Orellana. Pero otras han sido positivas para ellos. "Ser¨ªa muy dif¨ªcil venir a trabajar sin ellas".
"Ser gitano en Andaluc¨ªa es distinto, hay simbiosis"
"El flamenco sin el pueblo gitano no existir¨ªa". El profesor de la Universidad de Granada Miguel ?ngel Berlanga lo suele defender en sus conferencias y escritos. Los gitanos fueron durante cuatro siglos depositarios del repertorio folcl¨®rico que Andaluc¨ªa forj¨® con el paso de numerosas culturas. Pero fueron ellos, seg¨²n este autor, los que dieron rango art¨ªstico a esta m¨²sica hoy universal. "Lo andaluz se transform¨® en un s¨ªmbolo gitano y, por eso, a su vez, lo gitano y lo andaluz se confunden". La cultura de Andaluc¨ªa ser¨ªa, por tanto, muy distinta si el viaje iniciado por aquellos condes de Egipto hubiese cambiado el rumbo.
Las organizaciones que trabajan con la comunidad gitana se esfuerzan en romper esa invisibilidad, la que oculta el peso en la historia y la que evita hablar de influencias rec¨ªprocas, que se notan en la propia lengua, con la incorporaci¨®n al espa?ol de numerosas palabras procedentes del cal¨®.
Los m¨¢s recientes estudios estiman que solo uno de cada 100 gitanos llega a la universidad, un porcentaje que crece muy lentamente. Muchas veces se culpa a los propios gitanos de poner freno a la mejora en su educaci¨®n pero esa queja es devuelta. Algunos centros educativos han puesto impedimentos a los ni?os gitanos. Tampoco las escuelas recogen habitualmente planes de estudio que incluyan elementos de la cultura gitana.
Juan de Dios Ram¨ªrez Heredia, presidente de la Uni¨®n Roman¨ª, que lleg¨® a ser diputado en el Congreso, fue nombrado por la Universidad de C¨¢diz doctor honoris causa en 2008. "Que ning¨²n ni?o gitano deje de ir al colegio. As¨ª llegar¨¢ un d¨ªa en que haya muchos doctores y doctoras como yo, orgullosos de ser gitanos". Tambi¨¦n dijo aquello de que no se sabe si son los gitanos los andaluzados, o los andaluces, los agitanados. "Ser gitano en Andaluc¨ªa es distinto. Hay simbiosis".
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