Chatarra sentimental

Director que quiz¨¢ coron¨® la cima de su talento con el d¨ªptico formado por Noche en el museo (2006) y su secuela, Shawn Levy parece haber tenido m¨¢s en cuenta el Campe¨®n (1979) de Franco Zeffirelli (no el de King Vidor) que el episodio de la quinta temporada de The Twilight Zone que adaptaba el relato Acero de Richard Matheson, en el que Acero puro se inspira muy lejanamente. Conviene, no obstante, matizar: Acero puro es, en todo caso, la disneyizaci¨®n del Campe¨®n de Zeffirelli remezclado con una reducci¨®n preescolar de la ¨¦pica poshumana de la saga Transformers. Todo ello a la medida de unos tiempos preservativos en los que las din¨¢micas del melodrama se vac¨ªan de todo componente desestabilizador: si en el futuro imaginado por Acero puro, los robots han sustituido a los humanos en la pr¨¢ctica del boxeo; en el presente, los robots tambi¨¦n cumplen un papel sustitutorio en la ¨¦pica del sacrificio que exploraba Zeffirelli.

Habr¨¢ quien agradezca a la pel¨ªcula de Levy su condici¨®n de alternativa humanista a la metralla porno-tecnol¨®gica de Michael Bay: en realidad, Acero puro es puro telefilme de sobremesa anabolizado, con padre ausente que debe emprender su camino a la redenci¨®n -modalidad reconciliaci¨®n paterno-filial- de la mano de un robot sparring con la mec¨¢nica del combate entre Al¨ª y Foreman grabada en los circuitos.