La primaria no es la papelera de reciclaje
Sorprende la ¨²ltima pol¨ªtica compulsiva catalana, por la cual la atenci¨®n primaria se deber¨ªa hacer cargo de una serie de pacientes de los especialistas, para descargar en breve hasta un 30% del atasco hospitalario. Si son casos que podr¨ªa y deber¨ªa atender el m¨¦dico de familia, ?por qu¨¦ no lo ha hecho antes? Si fuera por falta de competencias, dif¨ªcilmente un improvisado auxilio telef¨®nico o de e-mail del especialista ser¨ªa suficiente.
Pero la verdad es otra. La atenci¨®n primaria espa?ola, a pesar del gran esfuerzo de sus profesionales, no ha podido superar el papel de actor secundario del sistema sanitario. El hospital y las especialidades han seguido evacuando su entrop¨ªa hacia este nivel asistencial: retienen la tecnolog¨ªa, el medicamento innovador y los problemas cr¨®nicos espec¨ªficos de cada especialidad; pero derivan la patolog¨ªa m¨²ltiple (donde la complejidad y fragilidad del paciente no permite aplicar limpiamente gu¨ªas cl¨ªnicas), y los casos "banales" (de menor inter¨¦s intelectual o tecnol¨®gico).
La fascinaci¨®n tecnol¨®gica de la cultura hospitalaria, alimentada por las industrias suministradoras, invade el hospital, contagia a pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n, y distorsiona la realidad. Estas innovaciones a?aden muy poca ganancia de salud, y son cada vez m¨¢s caras. Se precisa una medicina m¨¢s sensata, clemente, compasiva, cordial, respetuosa y dialogada; menos industrial y m¨¢s integral; menos high-tech (alta tecnolog¨ªa) y m¨¢s high-touch (alto contacto interpersonal). Esto solo se puede conseguir con la atenci¨®n primaria. Pero pese a la ret¨®rica, los hechos son testarudos: de 2002 a 2009 la atenci¨®n primaria sigue estancada en un 14% de los gastos, mientras que la especializada ha subido casi cuatro puntos (de 53,3 a 57%).
Hay que cambiar el modelo de asignaci¨®n para que los centros de salud, como los brit¨¢nicos, tengan capacidad real de influir en los servicios especializados y en los socio-sanitarios, para actuar como verdaderos agentes en beneficio de sus pacientes. Si esto se produjera, los incentivos ir¨ªan cambiando y la cultura tambi¨¦n. Si la primaria expande su competencia para ver m¨¢s patolog¨ªas especializadas, los recursos deber¨ªan retenerse donde se asumen las cargas de trabajo. Lo que hoy se plantea es un sinsentido al no alinear recursos y esfuerzo; la compulsi¨®n nos aparta del verdadero camino de revitalizar la atenci¨®n primaria: ?por qu¨¦ no atrevernos a hacer las reformas que sabemos que hay que hacer?
Jos¨¦ R. Repullo es profesor de Planificaci¨®n y Econom¨ªa de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad.
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