Municipales
Para muchos Ayuntamientos se han convertido en un verdadero quebradero de cabeza. Lejos de ser protagonistas por el estricto desempe?o de su labor, son m¨¢s conocidos por los conflictos que secundan reivindicando mejoras salariales o profesionales antes que por los ¨¦xitos ligados a su funci¨®n. La entra?able figura del polic¨ªa municipal ha dejado paso al de unos agentes por lo general muy bien retribuidos, por encima de lo que puedan ingresar polic¨ªas nacionales o guardias civiles. Disfrutan de unas condiciones laborales que para s¨ª quisieran otros empleados p¨²blicos. Bien equipados, cuentan con los veh¨ªculos y medios m¨¢s avanzados, lo que supone una considerable aportaci¨®n de recursos p¨²blicos para unos Consistorios pr¨¢cticamente arruinados.
Y a pesar de ello no gozan de la popularidad o el reconocimiento social que se podr¨ªa esperar dada la labor que realizan en favor de la seguridad vial, ciudadana y dem¨¢s servicios que prestan a la sociedad. De hecho, son continuas las quejas que llegan a la Oficina del Defensor del Pueblo sobre determinados comportamientos ante el ciudadano que, si bien no se pueden extender a todo el colectivo, suponen un indicio claro de c¨®mo han cambiado las cosas en este colectivo. Lo ¨²ltimo ha sucedido en Sevilla con la imputaci¨®n de 11 polic¨ªas locales por presunta corrupci¨®n al recibir, supuestamente, pagos ilegales por determinados servicios que prestaban de uniforme. A la espera del resultado de la investigaci¨®n judicial, han sido apartados de la unidad en la que se encontraban. La situaci¨®n ha tenido que llegar hasta tal punto en el seno de este cuerpo que ahora hemos sabido que el Ayuntamiento se vio obligado en su d¨ªa a crear una unidad de asuntos internos para atajar nuevos casos.
En esas estamos cuando observamos la t¨ªmida reacci¨®n de la organizaci¨®n sindical mayoritaria que les representa, apelando a la presunci¨®n de inocencia. Tan medida y l¨®gica actitud contrasta, eso s¨ª, con la que mantienen cuando se tiran al monte en sus movilizaciones de protesta en las que superan los l¨ªmites m¨¢s elementales de la prudencia de la que ahora hacen gala. De eso puede dar buena cuenta el anterior alcalde, Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn (PSOE), quien tuvo que soportar hasta botellonas organizadas en la misma puerta de su casa y secundadas por agentes de paisano, en plena ofensiva terrorista, por cierto, en la capital andaluza. O a alg¨²n que otro funcionario que result¨® con lesiones a consecuencia de los fuertes petardos que hac¨ªan estallar frente al Ayuntamiento. En esta materia la casu¨ªstica es bien larga y se extiende por todas las ciudades y pueblos. Al final, ya se sabe, ante determinadas presiones, habitualmente cerca de unas elecciones, se firma lo que sea, de ah¨ª que no resulte extra?o el actual estado de las cosas: grupo ingobernable, impopular y sumamente costoso para las arcas p¨²blicas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.