Un atlas del cuerpo humano

El circo es el gran atlas del cuerpo humano en acci¨®n. En esta era donde el tiempo se nos escurre entre pantallas y redes sociales virtuales, los artistas circenses nos recuerdan que el cuerpo hay que moverlo: a ver qui¨¦n es el guapo que les quita a ellos lo bailao. En el circo se escriben poemas ¨¦picos con versos de arte menor, se huele el peligro en el vuelo de los trapecistas y se ve la m¨²sica sutil de las alambristas. Es el arte sinest¨¦sico por excelencia.

El nuevo programa navide?o del Price le da cuartelillo a los cinco sentidos. Leandre Ribera, su conductor, payaso exc¨¦ntrico, lo lleva con mucha gracia. Su discreta omnipresencia es un hilo que cose n¨²meros dis¨ªmiles, bien escogidos, alguno de ellos con un buen pellizco de riesgo. El que abre la tarde derrocha vitalidad y un ritmo vacil¨®n, sostenido de maravilla por la orquesta de Germ¨¢n D¨ªaz Guerrero. Se trata de una serie de saltos sobre la barra rusa, ejecutados con dif¨ªcil facilidad por los j¨®venes de la Compa?¨ªa Havana, ganadores la semana pasada del Premio del P¨²blico del Festival de Grenoble, y en agosto, del Primer Premio del Festival Circuba. Van sobrados, en el buen sentido, e incluso da gusto ver c¨®mo uno de ellos marra el aterrizaje de un triple salto mortal, porque su compa?ero le empuja a intentarlo de nuevo, ¨¦l se pica y la fiesta se prolonga hasta que lo consigue de manera impecable.

Impresionantes de veras los equilibrios del D¨²o Guerrero sobre el cable, a siete u ocho metros sobre la pista y sin red. Ella, una fun¨¢mbula con voz bonita y poderosa, sube alambre arriba cantando y cruza el vac¨ªo mientras su pareja baila desatado el "tiqui tiqui" y salta por encima de ella como si fuera coser y cantar. El riesgo, que se mascaba, se materializa al caer ¨¦l al vac¨ªo (abajo, unas colchonetas limitan la posibilidad de sufrir da?os mayores). Menos mal que consigui¨® agarrarse con una sola mano en el ¨²ltimo instante, para, a lo Tarz¨¢n, ganar la plataforma y proseguir su viaje donde lo dejaron.

Del n¨²mero de Graziella Gal¨¢n, que ya conoc¨ªa, me sorprendieron sus malabares en posici¨®n imposible: sale caminando cabeza abajo por el techo del Price, como ant¨ªpoda por su casa. A The Flying Nikolaeva, trapecistas volantes, este edificio tan grande casi se les queda chico: da placer ver sus vuelos tan de cerca, y especialmente el triple mortal que cierra su actuaci¨®n. Gustoso y preciso, el n¨²mero de cama el¨¢stica de los brasile?os Olimecha Family. El di¨¢bolo es al circo lo que el ajedrez al deporte: un juego inteligente, pero poco agradecido. Tempei Arakawa hace evolucionar dos di¨¢bolos en una sola cuerda. La Troupe Acrob¨¢tica Hebei cierra la funci¨®n con un bello y delicado n¨²mero de equilibrios con tazas y contorsiones, que nos hace reflexionar sobre si el camino que sus ejecutoras, todas ni?as, han seguido hasta alcanzar esa maestr¨ªa es apropiado para tan temprana edad. El carill¨®n humano de la compa?¨ªa catalana La Tal imprime unidad est¨¦tica al conjunto.