Servicios sin l¨¢grimas
Una famosa afirmaci¨®n en econom¨ªa dice que el costo de los servicios (por ejemplo, en sanidad y educaci¨®n) tiende a aumentar en comparaci¨®n con el costo de los bienes (por ejemplo, alimentos, combustible y maquinaria). Esta afirmaci¨®n parece ser cierta: hay personas que apenas pueden pagar los gastos en cuidados sanitarios y matr¨ªculas estudiantiles, que aumentan cada a?o m¨¢s r¨¢pidamente que la inflaci¨®n en su conjunto. Pero ahora es posible que los costos de esos servicios sufran una fuerte ca¨ªda gracias a la revoluci¨®n de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n (TIC).
El costo de los servicios comparado con el costo de los bienes depende de la productividad. Si los agricultores mejoran notoriamente en el cultivo de los alimentos mientras los maestros mejoran solo un poco la ense?anza que imparten a los ni?os, el coste de los alimentos tender¨¢ comparativamente a caer frente al coste de la educaci¨®n. Es m¨¢s, la proporci¨®n de la poblaci¨®n que participa en agricultura tender¨¢ a disminuir, ya que se necesitar¨¢n menos agricultores para alimentar a todo el pa¨ªs.
Es posible que los costes de los servicios se reduzcan gracias a las tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n
Este es el patr¨®n a largo plazo que hemos visto: la proporci¨®n de la fuerza de trabajo que participa en la producci¨®n de bienes ha disminuido con el transcurso del tiempo, mientras que el costo de los bienes ha ca¨ªdo respecto al de los servicios. En Estados Unidos, en 1950, alrededor del 4% de la poblaci¨®n trabajaba en la agricultura; el 38%, en la industria (incluyendo miner¨ªa, construcci¨®n y manufactura), y el 58%, en servicios. En 2010, las proporciones, aproximadamente, eran del 2%, 17% y 81%, respectivamente. Entretanto, los costes sanitarios y de las matr¨ªculas se dispararon, junto con los de muchos otros servicios.
No obstante, es posible una revoluci¨®n productiva en el sector de servicios. En mi calidad de catedr¨¢tico, percibo que esto ocurre en mi propia aula. Desde que comenc¨¦ a ense?ar hace 30 a?os, la tecnolog¨ªa parec¨ªa no presentar grandes cambios. Me paraba frente a los estudiantes e impart¨ªa una conferencia de una hora. Claro que la pizarra cedi¨® paso a la llegada del retroproyector, y luego, a la del powerpoint; pero el sistema de producci¨®n b¨¢sico del aula, aparentemente, cambi¨® muy poco.
En los dos ¨²ltimos a?os, todo ha cambiado para bien. Los martes a las ocho de la ma?ana encendemos un ordenador en la Universidad de Columbia y nos unimos al "aula global" con 20 otros campus estudiantiles alrededor del mundo. Un catedr¨¢tico o un experto en desarrollo en alg¨²n lugar del planeta presenta una exposici¨®n, y varios cientos de estudiantes la atienden a trav¨¦s del sistema de videoconferencia.
La tecnolog¨ªa de la informaci¨®n est¨¢ revolucionando el aula y est¨¢ reduciendo los costos de producci¨®n de materiales educativos de primer nivel. Muchas universidades suben grabaciones de sus clases a Internet para que, de forma gratuita, cualquier persona en el mundo pueda aprender f¨ªsica, matem¨¢ticas o econom¨ªa con clases impartidas por catedr¨¢ticos de reputaci¨®n mundial. En la Universidad de Stanford, este oto?o, dos catedr¨¢ticos de Inform¨¢tica ofrecieron sus cursos v¨ªa Internet a estudiantes en cualquier lugar del mundo; de momento, ya tienen 58.000 alumnos inscritos. Esos mismos avances pueden suceder en los cuidados de salud. Un sistema notablemente muy caro en EE UU, en parte porque muchos de los costos clave son controlados por la Asociaci¨®n M¨¦dica Americana y por las aseguradoras del sector privado, que act¨²an como monopolistas, haciendo que los costes suban. Esas formas de fijaci¨®n de precios deber¨ªan acabarse.
Sin embargo, a¨²n existen m¨¢s razones que explican los altos costos en sanidad. Muchas personas sufren de dolencias cr¨®nicas, como enfermedades cardiacas, diabetes, obesidad, depresi¨®n y otros trastornos mentales. Hacer frente a esas enfermedades puede ser costoso, en caso de que se las maneje y se las trate de manera deficiente. Demasiadas personas terminan en la sala de urgencias y en el hospital porque carecieron del asesoramiento y la ayuda para mantener sus problemas de salud bajo control sin que sea necesario recurrir a ingresos hospitalarios, e incluso para evitar por completo dichos trastornos.
Ahora, la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n viene al rescate. Las empresas innovadoras, como CareMore en California, hacen uso de las TIC para mantener a su clientela saludable y fuera del hospital. Por ejemplo, cuando los pacientes de CareMore se suben a la balanza cada d¨ªa en sus hogares, su peso se transmite autom¨¢ticamente a la unidad de salud. Si hay un cambio de peso repentino y peligroso, que podr¨ªa ser causado por insuficiencia cardiaca congestiva, se pide que el paciente se persone en la cl¨ªnica para someterse a un examen r¨¢pido y se pueda evitar una crisis potencialmente devastadora.
Estos enfoques innovadores combinan tres ideas. La primera consiste en utilizar las TIC para ayudar a que las personas monitoricen sus problemas de salud y para conectar a dichas personas con expertos que ofrecen asesoramiento. La segunda es dar poder a los trabajadores de servicios de extensi¨®n (a veces llamados "agentes comunitarios de salud") para que proporcionen cuidados domiciliarios para prevenir enfermedades m¨¢s graves y reducir los altos gastos en hospitales y m¨¦dicos. La tercera idea tiene que ver con el reconocimiento de que muchas enfermedades surgen o empeoran debido a las circunstancias sociales que atraviesan las personas. Quiz¨¢ el paciente se encuentre aislado, solo, con depresi¨®n, parado o afrontando desgracias personales o familiares. Si estas situaciones se pasan por alto, puede que den lugar a trastornos m¨¦dicos costosos, y hasta mortales.
Los cuidados de salud que se proporcionan de manera inteligente son, por tanto, integrales, ayudan a las personas no solo como pacientes, sino tambi¨¦n como individuos y miembros de una familia con sus propios hogares y comunidades. Los servicios sanitarios integrales son m¨¢s humanos, efectivos, y eficientes. La revoluci¨®n TIC proporciona medios para proporcionar cuidados de salud integrales, en nuevas y poderosas maneras.
En t¨¦rminos econ¨®micos, las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n son "disruptivas", lo que significa que van a competir con las formas existentes de hacer las cosas que son m¨¢s caras. La implementaci¨®n de tecnolog¨ªas disruptivas nunca es f¨¢cil. Los productores que ofrecen servicios a altos costes, especialmente los monopolistas atrincherados, se resisten. Puede que los presupuestos nacionales contin¨²en favoreciendo viejas costumbres. Sin embargo, la promesa de mayores ahorros y ventajas en la prestaci¨®n de servicios se encuentra al alcance de todos. Las econom¨ªas del mundo, tanto las ricas como las pobres, tienen mucho que ganar si aceleran la innovaci¨®n en esta era de la informaci¨®n.
Jeffrey D. Sachs es profesor de Econom¨ªa y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia. ? Project Syndicate, 2011. Traducido por Roc¨ªo L. Barrientos.
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