Cacer¨ªa
En el museo de Jorge Oteiza, en Alzuza, se exhiben varias de sus cajas metaf¨ªsicas, unas esculturas que est¨¢n entre el cubismo, el constructivismo y la abstracci¨®n. Una de ellas es un homenaje a la Anunciaci¨®n de Leonardo da Vinci: dos paralelep¨ªpedos de acero crean un claroscuro en su interior, que es el espacio negativo, seg¨²n Oteiza. El museo estaba desierto aquella ma?ana. Despu¨¦s de una detenida observaci¨®n descubr¨ª que desde el ¨¢ngulo de una de aquellas cajas metaf¨ªsicas, precisamente la dedicada a Leonardo, se elevaba un hilo casi imperceptible, que despu¨¦s de cruzar verticalmente toda la sala, quedaba prendido de uno de los focos de luz cenital en el techo. Puesto que me encontraba en un museo de escultura, sin abandonar la emoci¨®n est¨¦tica, pod¨ªa considerar que aquel hilo tan sutil era una obra maestra de arte m¨ªnimal, incluso el ¨²ltimo estadio espiritual antes de alcanzar el vac¨ªo, pero en realidad se trataba de una simple telara?a, una creaci¨®n elaborada con la baba de este ar¨¢cnido para cazar insectos, un arte para matar. La ara?a permanec¨ªa en estado de alerta en un extremo de su obra y era casi milagrosa la velocidad con que se deslizaba por aquel hilo de luz y la precisi¨®n matem¨¢tica con que se abat¨ªa contra cualquier insecto que hab¨ªa ca¨ªdo en la trampa. Por un momento tuve la tentaci¨®n de admitir que era m¨¢s artista la ara?a que el propio Oteiza. Una caja metaf¨ªsica era un trabajo muy rudimentario frente a la sutileza con que aquel hilo de baba luminosa creaba un espacio zen a su alrededor. La caja metaf¨ªsica no ten¨ªa ninguna finalidad; en cambio la telara?a estaba al servicio de la vida y de la muerte. Dej¨¦ de lado estas disquisiciones, absorto en la contemplaci¨®n de una acci¨®n mucho m¨¢s fascinante, que era la propia cacer¨ªa. La ara?a no sol¨ªa fallar. Su instinto de supervivencia dejaba atr¨¢s toda clase de belleza. En esto, un mosquito diminuto qued¨® prendido en la trampa y desde la luz cenital la ara?a se precipit¨® en su captura, pero antes de ser atrapado, el mosquito logr¨® zafarse y busc¨® refugio en el interior de la caja metaf¨ªsica dedicada a Leonardo. La ara?a se qued¨® confusa y desarmada ante aquel espacio negativo. Pens¨¦ que el arte o la metaf¨ªsica serv¨ªan para algo si acababan de salvar la vida de un mosquito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.