"Nadie debe morir con los dientes en un vaso de agua"
Todo aquel que tenga un implante dental en el mundo se lo debe, directa o indirectamente, a Per-Ingvar Br?nemark (Gotemburgo, Suecia, 1929). ?l fue quien hace medio siglo descubri¨® que usando titanio para fijar las piezas a la mand¨ªbula estas se manten¨ªan y que el metal se fusionaba con el hueso (un proceso denominado osteointegraci¨®n), y desarroll¨® la t¨¦cnica quir¨²rgica para hacerlo de manera que fuera lo m¨¢s estable posible. Este trabajo le ha valido ser dos veces candidato al Nobel, y recibir este a?o el premio de investigaci¨®n de la oficina de patentes de la UE a toda una vida de trabajo. Desde Estocolmo, por teleconferencia, contesta a EL PA?S.
Pregunta. ?C¨®mo se le ocurri¨® usar titanio para esta t¨¦cnica?
"Para nuestros trabajos utilizamos perros que ten¨ªamos en casa"
"El titanio no genera rechazo y con el tiempo se integra en el hueso"
"Ya hay m¨¢s de 10 millones de implantes dentales en el mundo"
"El descubrimiento fue puro azar, no fruto de la labor intelectual"
Respuesta. Yo estaba trabajando en otra cosa. En concreto, en la microcirculaci¨®n sangu¨ªnea de la m¨¦dula ¨®sea. Para ello estaba desarrollando un sistema de microc¨¢maras que ten¨ªa que introducir en el hueso de conejos, que era el animal con el que ensay¨¢bamos. Y un colega de la Universidad de Lund, donde yo estudi¨¦, me habl¨® de un material nuevo que ven¨ªa de Rusia y que ¨¦l estaba probando para usarlo en pr¨®tesis de cadera, que era el titanio. Yo lo utilic¨¦ para colocar mis lentes en el f¨¦mur de los ¨¢nimales, al principio de la d¨¦cada de los cincuenta, y mi sorpresa fue que despu¨¦s de un tiempo no pod¨ªa retirar el aparato porque se hab¨ªa pegado con el hueso.
P. As¨ª que su descubrimiento puede catalogarse entre las casualidades de la ciencia como la penicilina o el marcapasos, porque no es algo que usted fuera buscando.
R. Efectivamente. Es lo que los ingleses llaman serendipity o casualidad. Fue puro azar, no fruto de un trabajo intelectual, pero era lo que mejor resultaba. Por supuesto que antes y despu¨¦s intent¨¦ trabajar con otros materiales para las pr¨®tesis dentales, pero no daban el mismo resultado. Tampoco esperaba encontrar algo mejor para eso. Mi colega era un profesional excelente, y siempre he hecho caso de lo que me ha aconsejado. La prueba est¨¢ en que, actualmente, hay ya m¨¢s de 10 millones de implantes dentales de titanio puestos en el mundo, y b¨¢sicamente todos siguen las pautas que yo establec¨ª hace medio siglo. De todas formas, el material era muy importante, pero la pregunta era por qu¨¦ el organismo no lo rechazaba. Y esa es la parte que yo aport¨¦, la t¨¦cnica para realizar los implantes que asegura que van a ser aceptados.
P. Eso fue en 1952, pero los primeros implantes con su t¨¦cnica no se pusieron hasta mediados los sesenta, ?por qu¨¦?
R. Estuvimos durante 10 a?os haciendo pruebas con animales. No se pod¨ªa ir y aplicarlo a personas tal cual. Adem¨¢s, ya hab¨ªa unas rudimentarias t¨¦cnicas de implante que no daban muy buen resultado, y no quer¨ªamos que el nuestro fuera otro fracaso.
P. Para ensayar durante 10 a?os no pudo usar cobayas u otros animales peque?os, que no viven tanto. ?Con qu¨¦ experiment¨®?
R. No, claro. Para nuestros trabajos utilizamos perros. Eran de una raza especial, unos perros de caza muy inteligentes. Les pusimos los implantes y los cuid¨¢bamos en casa, vigilando lo que com¨ªan y lav¨¢ndoles los dientes a diario. Eran como de la familia, como este de la foto [Br?nemark muestra un perrito blanco que sostiene en brazos en una imagen en blanco y negro]. Eran tan mansos que no necesitamos ni siquiera anestesia para ponerles los implantes. Bastaba con que les diera unas palmadas en la cabeza para que se tranquilizaran. As¨ª pudimos ver que el titanio funciona, que no generaba rechazo, y que con el tiempo se integra en el hueso, lo que hac¨ªa que cada vez la sujeci¨®n fuera m¨¢s segura.
P. A ra¨ªz de eso usted tiene un imperio con decenas de centros en el mundo.
R. No, qu¨¦ va. En el mundo hay unos 13 centros Br?nemark -un par de ellos en Espa?a-, pero no son m¨ªos. Hay hasta uno en China. Son una especie de franquicia. Me pagan una cantidad simb¨®lica al a?o. Llegaron a ser 20, pero con la crisis varios han cerrado. Eso s¨ª, una vez al a?o nos reunimos, sobre todo para ver c¨®mo est¨¢ funcionando la t¨¦cnica. Recopilamos los fallos y los estudiamos para que no vuelvan a suceder. As¨ª garantizamos que los pacientes reciben el mejor tratamiento posible. Mi objetivo es que nadie deber¨ªa morir con los dientes en un vaso de agua. No es una cuesti¨®n de est¨¦tica, lo es de bienestar y de salud.
P. ?Y hay muchos problemas?
R. Unos cuantos [r¨ªe mientras muestra a la webcam un libro gordo como el tomo de una enciclopedia]. Como le dije, lo importante es la t¨¦cnica, que es clave en los implantes. Por eso nunca me ha gustado la cirug¨ªa electr¨®nica. Estas cosas hay que hacerlas a mano.
P. Tiene usted un centro especial, el de Bauru en Brasil.
R. S¨ª, pero ese no es un centro como los dem¨¢s. Empezamos a trabajar ah¨ª en 1992, y qued¨® inaugurado oficialmente en 1995. Es un sitio especial, porque ah¨ª tratamos gente sin recursos, que no puede pagar.
P. ?Por qu¨¦ eligi¨® un sitio tan extra?o?
R. Fuimos de viaje y es una regi¨®n donde hay muchos casos de fisura palatal. Ah¨ª no hacemos solo implantes, sino que hacemos todo tipo de ortodoncias. Hemos tratado a unas 1.800 personas, y tenemos una lista de espera de unas 100. Pero dependemos de las donaciones para funcionar.
P. ?Hay muchas diferencias entre los clientes de uno y otro pa¨ªs?
R. ?Por supuesto! En Brasil son mucho m¨¢s pobres, y hay mucho c¨¢ncer maxilofacial. Es donde est¨¢n los pacientes m¨¢s graves. Pero, en cambio, tambi¨¦n son los m¨¢s optimistas. Yo dir¨ªa que ese car¨¢cter hace que curen mejor. En cambio, en Hollywood tenemos muchos pacientes, pero lo hacen por motivos est¨¦ticos. El pa¨ªs con m¨¢s implantes por 10.000 habitantes, sin embargo, es Corea del Sur, con 250 anuales. Le siguen Italia (190) y Espa?a (170). En cambio en Francia y Estados Unidos la tasa es de 50.
P. ?Y sabe por qu¨¦?
R. Puede ser porque en unos pa¨ªses son m¨¢s cuidadosos o coquetos o, simplemente, porque comen peor y lo necesitan m¨¢s. Tambi¨¦n influye el dinero, claro. Hay un poco de todo.
P. Ha sido dos veces candidato al Nobel. Imagino que siendo sueco a estas alturas es ya su mayor aspiraci¨®n.
R. No se crea. La verdad es que da la casualidad de que la empresa con la que empec¨¦ a trabajar, a la que le compraba el titanio y que es la que fabrica los implantes pertenece al grupo Nobel, as¨ª que nos conocemos muy bien.
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