As¨ª no hay quien viva
?Qu¨¦ bueno cuando el teatro se mete en harina! La compa?¨ªa madrile?a Sudhum, especializada en temas sociales, estren¨® el mi¨¦rcoles Tocar madera, espect¨¢culo revelador sobre el trastorno obsesivo compulsivo, desorden de ansiedad que dificulta llevar una vida normal a m¨¢s de un mill¨®n de espa?oles.
Con un lenguaje visual depurado, Sudhum expone en clave po¨¦tica tres casos reales: en su apartamento atiborrado de libros, Mateo se agota intentando separar lo sucio de lo que considera limpio y libre de ¨¢caros; en su estudio, Nelly apaga y enciende 20 veces la luz por miedo a que si no lo hace les pase algo malo a sus padres; en su cuarto, Marc se levanta de la cama a cada rato para comprobar que cerr¨® bien la ventana, por miedo a que alguien entre.
TOCAR MADERA
Idea y direcci¨®n: Gustavo del R¨ªo. Dramaturgia: Luis Andr¨¦s G¨®mes. Coreograf¨ªas: Pablo Esbert e Irene Ballester.
Sala Cuarta Pared. Del 14 al 17 de diciembre.
Los tres conviven en escena sin encontrarse. A cada uno, Gustavo del R¨ªo, director de Sudhum, le adjudica un doble, personaje acechante que encarna la man¨ªa extrema (el doble de Mateo), la obsesi¨®n lacerante (el de Nelly) y la paranoia incipiente (el de Marc). Su puesta en escena, ligera, contrasta intensamente con la angustia interior de sus protagonistas, cuyo caudal aflora a trav¨¦s de esos inquietantes dobles y de unos intermedios coreogr¨¢ficos pertinentes, oscuros y tensos, pero algo dilatados.
Los casos de Marc y Mateo est¨¢n expuestos con claridad meridiana, por medio de alegor¨ªas, mon¨®logos interiores y situaciones que hablan por s¨ª solas. El de Nelly resulta m¨¢s escurridizo, quiz¨¢ porque G¨®mes, autor de la dramaturgia, nos lo muestra desde dos ¨®pticas contradictorias, la de la ni?a y la de los padres (ignorantes del porqu¨¦ de su comportamiento), que el director presenta sin jerarquizar. La labor de los int¨¦rpretes es notable, el v¨ªdeo de Andr¨¦s del Ca?o sugiere sin ilustrar, y el conjunto est¨¢ limpiamente acabado. Tocar madera airea espacios de nuestra conducta vedados a la curiosidad p¨²blica e ilumina zonas irracionales y oscuras en las que a todos se nos ha perdido algo.
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