Miniempleos en la calle Karl Marx
Siete millones de alemanes tienen trabajo precario con sueldo inferior a 400 euros
La de Carlos Marx es la calle principal de Neuk?lln, un gran barrio popular al sur de Berl¨ªn. Aunque hace unos a?os que la zona est¨¢ de moda entre estudiantes y j¨®venes emprendedores que encarecen los alquileres y van expulsando a los locales, a mediod¨ªa presenta su cara de siempre: una calle bulliciosa de lenguas for¨¢neas (sobre todo turco) en la que casi todas las tiendas presentan "liquidaciones especiales" que nunca se agotan. Antes de comer ya hay borrachos pasando fr¨ªo por los soportales. Se?oras con hiyab echan un vistazo de paso a las papeleras, por si contienen algo rescatable. El Berl¨ªn de la precariedad y del 14% de paro, olvidado en las gu¨ªas y los paneg¨ªricos medi¨¢ticos sobre la capital de Alemania, es un buen sitio para abrir un centro p¨²blico de empleo. Parados como Usta ?mer, de 39 a?os, buscan trabajo an¨®nimamente, sin la presi¨®n de los funcionarios de la agencia estatal de empleo.
Hay empresarios que aprovechan para pagar parte del sueldo en 'negro'
El trabajador no tiene derecho a sanidad p¨²blica ni a pensi¨®n del Estado
?mer hojea el taco de ofertas de miniempleos que cuelga de la pared en el JobPoint de Karl Marx Strasse. Lleva en paro cuatro a?os, en los que solo ha podido trabajar en una panader¨ªa y cumpliendo peque?as tareas en minijobs diversos. Es un caso com¨²n en Alemania, donde m¨¢s de siete millones de personas trabajan sujetos a este tipo de contrato. Su explosi¨®n lleg¨® en 2003, junto a los dem¨¢s recortes de la Agenda 2010 dise?ada por el canciller socialdem¨®crata Gerhard Schr?der (SPD). El presidente electo Mariano Rajoy ha sugerido que lo implantar¨¢ en Espa?a por recomendaci¨®n del Banco Central Europeo.
Son contratos basura con un pago m¨¢ximo de 400 euros mensuales, que el empleado cobrar¨¢ neto. El empresario paga un 2% al fisco, un 15% al plan de pensiones y un 13% a la Seguridad Social: 120 euros en caso de que la paga ascienda a 400 euros. La media salarial de miniempleados ronda en toda Alemania los 230 euros. Al empleado no le descuentan impuestos ni la cotizaci¨®n a la Seguridad Social. La raz¨®n es bien simple: las contribuciones a la Seguridad Social no dan derecho a que el empleado se beneficie del servicio de salud ni goce de un plan p¨²blico de pensiones. En suma, un minijob deja casi completamente desamparado al empleado, que tendr¨¢ que asegurarse por otras v¨ªas.
En Alemania es imposible sobrevivir as¨ª, de modo que muchos combinan este tipo de actividad con otro trabajo. La mayor¨ªa se asegura con el c¨®nyuge o suma su minisueldo a las ayudas sociales conocidas como Hartz IV. En Alemania, 1,3 millones de trabajadores ganan tan poco en sus empleos que requieren ayudas sociales para mantenerse. El Estado patrocina as¨ª indirectamente a las empresas, que ahorran gastos sociales y pagan sueldos por debajo del umbral de la pobreza. Es f¨¢cil imaginar las consecuencias que la generalizaci¨®n de este tipo de contratos tendr¨ªa en un pa¨ªs como Espa?a, que carece de un sistema de subsidios sociales comparable al alem¨¢n.
El empresario o particular alem¨¢n que ofrezca minijobs tiene la obligaci¨®n de atenerse al m¨¢ximo de horas fijado por el contrato. No puede pagar m¨¢s de 400 euros al empleado, porque entonces saltar¨ªa el marco salarial y tendr¨ªa que ofrecerle un contrato corriente. As¨ª que, si el contrato de minijob estipula una retribuci¨®n de cinco euros por hora, el empleado podr¨¢ trabajar 80 horas al mes. Ni un minuto m¨¢s.
Esta regla hace re¨ªr a Martina, que sal¨ªa esta semana de buscar trabajo en la gran oficina de empleo en la avenida de Sonnenallee: "En las cocinas de los restaurantes se trabaja por jornadas completas, 40 horas semanales; te pagan los 400 euros, y el resto, en negro". Mirando de reojo al edificio oficial, la alemana de 27 a?os prefiere no dar su apellido. Aunque no llega a la abierta hostilidad de la Agencia de Inmigraci¨®n al norte de Berl¨ªn, la gris oficina de empleo en la Sonnenallee sugiere al visitante la noci¨®n de haber hecho hecho algo malo.
En el sindicato de hosteler¨ªa NGG, Karin Vladimirov calcula en "m¨¢s de un 50%" la tasa de empresarios en su sector que aprovechan el minijob y pagan en negro las horas extra. "El propio sistema lo facilita". La hosteler¨ªa es uno de los ramos m¨¢s afectados por la introducci¨®n del modelo: 810.000 personas trabajan en dichas condiciones, de los cuales un tercio tienen otra ocupaci¨®n principal, por ejemplo como estudiantes. Los otros dos tercios no hacen nada m¨¢s. Vladimirov estima, "sin asomo de duda", que el miniempleo ha socavado los contratos tradicionales en el sector e "impulsado la precariedad". Sobre todo entre las mujeres.
La patronal y los dos grandes partidos alemanes defienden el minijob como "una puerta de entrada al mundo laboral". El Gobierno se plantea incluso elevar el techo hasta los 450 euros.
Alemania tiene 2,7 millones de parados, el 6,4% de la poblaci¨®n activa. El economista del Instituto de Investigaci¨®n Econ¨®mica DIW Markus Grabka descarta que las buenas cifras de paro tengan algo que ver con el auge de estos empleos a partir de 2003. La tasa de paro se ha reducido sustancialmente en los ¨²ltimos a?os gracias, por un lado, a la expansi¨®n econ¨®mica, y por otro, al aumento de los trabajos a tiempo parcial, tambi¨¦n precarios. Adem¨¢s, el Gobierno ha excluido del recuento a los parados que participan en cursos de formaci¨®n subvencionados.
Para Grabka, "los minijobs erosionan los derechos b¨¢sicos de los trabajadores" sin contrapartidas p¨²blicas. La factura la paga el "contribuyente y los empleados" a costa de que "siga aumentando la horquilla social entre ricos y pobres". El economista del DIW, que es uno de los cinco grandes institutos econ¨®micos alemanes, no hab¨ªa o¨ªdo a¨²n que los minijobs podr¨ªan convertirse en el ¨²ltimo grito de las exportaciones alemanas: "Oh, vaya... ?no lo dir¨¢ en serio!". -
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