Confundir cura con primeros auxilios
En la vida hay algo mucho peor que equivocarse, y es empecinarse en el error. Eso es lo que sucede con las sucesivas cumbres de primeros ministros y jefes de Estado de la UE que se han venido celebrando desde que hace a?o y medio explot¨® la crisis de la deuda griega.
La ¨²ltima, celebrada la semana pasada, fue precedida de un clima de dramatismo que la hizo ver como la ¨²ltima oportunidad que ten¨ªa la UE para dar una soluci¨®n eficaz a la crisis de la deuda y conjurar as¨ª una posible crisis del euro. Correspondiendo a ese clima, en la madrugada del jueves se alcanz¨® un compromiso para un nuevo "pacto fiscal" que fue presentado -como ocurri¨® en las cumbres anteriores- como un "acuerdo hist¨®rico" para lograr la salida a la crisis financiera y econ¨®mica europea.
La terapia que impone la luterana Angela Merkel se parece a la del m¨¦dico doctrinario y moralista
Pero los mercados, una vez m¨¢s, no se dejaron impresionar por esa ret¨®rica grandilocuente de las cumbres, y a la vuelta del fin de semana dieron su veredicto: la prima de riesgo de la deuda se dispar¨®, la Bolsa se desplom¨® y cay¨® la cotizaci¨®n del euro. A la vista de esta reacci¨®n es posible que los acuerdos de la cumbre signifiquen construir m¨¢s Europa, pero no son el camino definitivo para enfrentarse a lo que hoy es m¨¢s urgente: una soluci¨®n cre¨ªble al problema de la deuda y una salida al semiestancamiento econ¨®mico, al paro y a la p¨¦rdida de tono vital en el que se encuentra la econom¨ªa de la UE.
Por tanto, esta cumbre ha sido un nuevo intento fallido, ?y van cuatro!
Siendo realista, mucho me temo que este no ser¨¢ el ¨²ltimo. Porque las ideas, especialmente cuando son err¨®neas, tienen una gran influencia en el comportamiento de las personas; y, en particular, en las de aquellos pol¨ªticos que se mueven m¨¢s por convicciones doctrinales que por un an¨¢lisis pragm¨¢tico de la realidad.
?Por qu¨¦ fallan esos sucesivos intentos impulsados desde Berl¨ªn y apoyados desde Par¨ªs? En mi opini¨®n, porque confunden la cura de la enfermedad de la deuda con los primeros auxilios que necesita la econom¨ªa europea. Perm¨ªtanme explicarme.
La econom¨ªa europea se parece a una persona que conduciendo bajo los efectos de una sustancia euforizante hubiese tenido un accidente que le ha provocado una fuerte hemorragia y p¨¦rdida del tono vital. En estas circunstancias, llevada con urgencia a un hospital, lo que har¨ªa un m¨¦dico pragm¨¢tico es no confundir las prioridades. Se olvidar¨ªa moment¨¢neamente de que la causa fue ir drogado, y le ingresar¨ªa en la unidad de urgencia para prestarle los primeros auxilios que le permitiesen recuperar, aunque fuese parcialmente, el tono vital. A partir de ah¨ª, le enviar¨ªa a la planta de medicina interna para proceder a la rehabilitaci¨®n de la adicci¨®n.
Sin embargo, un m¨¦dico doctrinario y moralista podr¨ªa tener la tentaci¨®n de actuar seg¨²n sus creencias y pensar que lo primero es que el conductor pague su pecado y someterlo a rehabilitaci¨®n. Una vez curado de la drogadicci¨®n, entonces, le enviar¨ªa a urgencias para hacerle una transfusi¨®n que lo reanimase. Seguramente coincidiremos en que lo m¨¢s probable en este caso es que el enfermo se nos quede antes de que acabe la cura y lleguen los primeros auxilios.
Durante la fase de expansi¨®n previa a la crisis, la econom¨ªa de algunos pa¨ªses del euro, como Espa?a, estuvieron bajo los efectos euforizantes de la deuda. Droga que, por cierto, financiaban sin ninguna cautela los pa¨ªses ahora moralistas. Cuando la crisis financiera de 2008 cort¨® el acceso al cr¨¦dito, esas econom¨ªas se estrellaron y se vieron necesitadas de rehabilitaci¨®n y cura.
La terapia que impone la luterana canciller Angela Merkel se parece a la del m¨¦dico doctrinario y moralista. Piensa que lo prioritario es curar la adicci¨®n al sobreendeudamiento, para que nunca m¨¢s en el futuro vuelva a suceder lo mismo. De ah¨ª el pacto de abstinencia de d¨¦ficit y de deuda acordado en la cumbre de la semana pasada. Pero al actuar as¨ª, confunde la cura de la enfermedad con la necesidad de primeros auxilios.
Esa terapia no es buena econom¨ªa, es ideolog¨ªa doctrinaria y moralizante. Pero la macroeconom¨ªa no funciona seg¨²n reglas morales, sino de acuerdo con leyes de funcionamiento propias de la mec¨¢nica de fluidos.
La cosa no es demasiado complicada. El tono vital de la econom¨ªa, es decir, el PIB, es igual a la suma de tres flujos. Primero, el de la demanda privada, movida por el consumo de los hogares y la inversi¨®n de las empresas. Segundo, el de la demanda p¨²blica. Y por ¨²ltimo, el flujo que aporta la demanda externa, es decir, lo que ingresamos por las exportaciones menos lo que gastamos en las importaciones.
La crisis ha hecho que el consumo de los hogares de los pa¨ªses sobreendeudados como el nuestro se haya hundido por la necesidad de las familias y empresas de ahorrar m¨¢s para desendeudarse. La ca¨ªda del consumo ha arrastrado la ca¨ªda de la inversi¨®n de las empresas. Si en esta situaci¨®n, el sector p¨²blico decide practicar la austeridad, hunde a¨²n m¨¢s el flujo de demanda de la econom¨ªa. La ¨²nica salida es entonces aumentar el flujo de la demanda exterior. Es decir, ser m¨¢s competitivo. Pero como todos los pa¨ªses de la zona euro est¨¢n practicando a la vez la misma pol¨ªtica de austeridad, no hay demanda externa para nadie. El resultado es la recesi¨®n, la imposibilidad de pagar la deuda y la probable crisis del euro.
As¨ª las cosas, o el m¨¦dico deja de ser doctrinario y moralizante, y cambia de terapia para dar prioridad a los primeros auxilios, mediante un est¨ªmulo procedente de los pa¨ªses no endeudados, o mucho me temo que tenemos que comenzar a pensar lo impensable. -
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