Presidente, un ministerio, por favor
Medio centenar de creadores y gestores de las artes piden al nuevo Gobierno la supervivencia de un titular de Cultura, frente a la opci¨®n de secretario de Estado
En democracia, la cultura, ese magma informe que alguno denomin¨® por v¨ªa rom¨¢ntica "los bienes del esp¨ªritu" por contraposici¨®n a otros bienes, hoy de m¨¢s y mucho peor actualidad, ha sido gestionada en Espa?a de manera directa tanto por ministros del ramo como por alg¨²n que otro secretario de Estado bajo los auspicios de un ministerio de m¨¢s amplia potestad.
Los socialistas, tanto con Felipe Gonz¨¢lez como con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero al frente, siempre prefirieron la figura del ministro: Javier Solana, Jorge Sempr¨²n, Jordi Sol¨¦ Tura, Carmen Alborch, Carmen Calvo, C¨¦sar Antonio Molina y ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde (inminente extitular de Cultura) fueron, sucesivamente, los inquilinos socialistas o de Gobierno socialista de la Casa del Rey. Antes de ellos, P¨ªo Cabanillas, Manuel Clavero, Ricardo de la Cierva, ??igo Cavero y Soledad Becerril lo hab¨ªan sido como representantes de la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD) de Adolfo Su¨¢rez.
Luis Gordillo: "La cultura hoy representa una parte importante del PIB"
Mar¨ªas: "Si Espa?a fuera un pa¨ªs normal no ser¨ªa necesario un ministerio"
En 1996, cuando el Partido Popular lleg¨® al poder, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar procedi¨® a un pragm¨¢tico aunque muy controvertido dos en uno y fusion¨® los Ministerios de Educaci¨®n y de Cultura, lo que dio lugar a eso, a un gran Ministerio de Educaci¨®n y Cultura en el que la palabra "gran" fue, desde luego, mucho m¨¢s ajustada a la primera que a la segunda disciplina. Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy (aunque tanta gente lo haya olvidado) y Pilar del Castillo fueron los ministros populares en ese ¨¢mbito. Quienes se ocuparon de forma espec¨ªfica de los dosieres culturales fueron primero Miguel ?ngel Cort¨¦s y luego Luis Alberto de Cuenca, como secretarios de Estado.
Hasta aqu¨ª, el hilo de la historia reciente. La pregunta ahora, cuando estamos en puertas de un nuevo Gobierno popular, es: ?Ministerio de Cultura s¨ª o Ministerio de Cultura no? Nada ha trascendido de las intenciones concretas de Mariano Rajoy en cuestiones de organigrama, aunque algunos responsables del PP s¨ª han dejado entrever de forma m¨¢s o menos clara que, en tiempos de crisis, se impone ahorrar y que, puestos a recortar, Cultura figura en primera fila de fuego, y que un ministerio cuesta m¨¢s que una Secretar¨ªa de Estado. A partir de esas premisas, EL PA?S ha preguntado a medio centenar largo de personalidades del mundo de la cultura su opini¨®n al respecto. Escritores, pensadores, editores, historiadores, acad¨¦micos, directores y productores de cine, dramaturgos y directores teatrales, artistas pl¨¢sticos, m¨²sicos, gestores culturales y responsables de instituciones ofrecen, en estas l¨ªneas, un juicio en¨¦rgico, profundo y sobre todo heterodoxo sobre la cuesti¨®n.
Las ideas-fuerza que resultan del sondeo son: gasto cultural no equivale a derroche; no est¨¢ claro que la supresi¨®n del ministerio suponga ahorro; hay que reforzar la imagen de la marca cultura espa?ola a nivel internacional, incluido su valor econ¨®mico; es necesario un ministerio central frente a la dispersi¨®n ocasionada por la acci¨®n cultural de las autonom¨ªas y de algunos nacionalismos; no importa el formato, sino un profundo debate sobre qu¨¦ es la cultura y c¨®mo se protege y refuerza en tiempos de crisis... y es necesario que alguien hable de Cultura en el Consejo de Ministros, es decir, es necesario un Ministerio de Cultura: esta es la opini¨®n mayoritaria, pero salpicada de matices. Tampoco faltan quienes, como el cineasta Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, ver¨ªan sin excesiva preocupaci¨®n la inclusi¨®n del ministerio dentro de una gran estructura transversal de apoyo a la cultura ("no deber¨ªa ser menos ¨²til una Secretar¨ªa de Estado con peso", seg¨²n la escritora Almudena Grandes). O quienes, como el productor Eduardo Campoy, el escritor Luis Goytisolo, el director de ARCO, Carlos Urroz o el ling¨¹ista Manuel Seco, creen que no es importante la existencia o no del ministerio. Y los que opinan (Luis Garc¨ªa Montero, Antonio del Real...) que la supresi¨®n del ministerio confirmar¨ªa que al Gobierno la cultura le va importando menos.
El pintor Eduardo Arroyo es uno de los m¨¢s firmes defensores de la supervivencia del ministerio: "Ser¨ªa un error monumental suprimirlo, ser¨ªa mucho m¨¢s efectivo eliminar las consejer¨ªas auton¨®micas. Tampoco es soluci¨®n unirlo a otro ¨¢mbito como Educaci¨®n, porque educaci¨®n y cultura no tienen nada que ver entre s¨ª... pero no tengo mucha esperanza de que se cambie de parecer". Y en el mismo sentido se expresan otros compa?eros suyos de viaje, artistas o galeristas. Es el caso de Luis Gordillo, quien pregunta: "?Puede haber alguien del mundo de la cultura que crea de verdad que no es necesario un ministerio? No lo creo. La cultura es algo inmaterial pero esencial para las personas, y adem¨¢s tiene una vertiente pr¨¢ctica: de hecho representa una parte importante del PIB, y eso se tiene que defender con medidas pol¨ªticas, y en la primera categor¨ªa". Con ¨¦l coincide plenamente la comisaria y exdirectora del Reina Sof¨ªa Mar¨ªa de Corral: "Es fundamental que siga existiendo. Como Secretar¨ªa de Estado no tiene el mismo poder econ¨®mico ni capacidad de decisi¨®n", explica.
Son numerosas las personalidades preguntadas que aluden a la fuerza econ¨®mica de la cultura como argumento esencial de la pervivencia de un ministerio. La baronesa Thyssen es una de ellas: "La cultura no es algo aislado, y produce ingresos para toda la naci¨®n a trav¨¦s del turismo, por ejemplo. Entiendo que haya que ahorrar, pero los asuntos de cultura se defienden mejor desde un ministerio propio". Incidiendo en la misma idea, la guionista y directora de cine Iciar Bollain es mucho m¨¢s expl¨ªcita al respecto: "En Espa?a ya no tenemos ni vacas ni carb¨®n, pero s¨ª tenemos cultura y es la industria cultural la que crea marca de Espa?a. Por eso es absolutamente necesario un Ministerio de Cultura con presencia permanente en el Consejo de Ministros, para que pueda incidir en la pol¨ªtica del Gobierno. La industria cultural tiene un gran potencial y detr¨¢s de ella vienen otras industrias, ya sean las gastron¨®micas o tur¨ªsticas".
Tambi¨¦n de las concomitancias entre cultura e industria habla Jaume Balaguer¨®, director de REC y de Mientras duermes, quien incide en la cuesti¨®n de las ayudas p¨²blicas y las exenciones fiscales: "Est¨¢ bien que exista un ministerio. Por los problemas que tienen hoy en d¨ªa las industrias culturales, alguien deber¨ªa defenderlas, y creo que reducida a Secretar¨ªa de Estado la cultura se diluir¨ªa sin objetivo claro. Es cierto que rozamos las competencias de Industria en el caso del cine, y que desde Industria quedar¨ªa m¨¢s claro de qu¨¦ van las subvenciones: probablemente deber¨ªan incentivarse m¨¢s las ayudas fiscales, insistir en el punto de vista financiero, y no tanto en la subvenci¨®n a fondo perdido". De la misma opini¨®n es el productor y presidente de la entidad de gesti¨®n de derechos de autor Egeda, Enrique Cerezo: "Es importante que haya alguien que defienda la cultura en un Consejo de Ministros. Si no queremos quedarnos sin patrimonio, el ministerio debe protegerlo y publicitarlo. En cuanto al cine espa?ol, org¨¢nicamente deber¨ªa estar en Industria, aunque no s¨¦ c¨®mo podr¨ªa organizarse, porque el ideal ser¨ªa que estuviera equidistante de ambos ministerios".
El reci¨¦n reelegido presidente de los productores de cine espa?oles, Pedro P¨¦rez, quiere recordar el propio argumentario expresado sobre la cuesti¨®n cultura-industria por responsables del PP: "Atendiendo a las declaraciones de Jos¨¦ Mar¨ªa Lasalle, el encargado de la cultura en el PP, que cifraban como objetivo del pr¨®ximo Gobierno que las industrias culturales supusieran al menos el 10% del PIB, no solo debe existir ese ministerio, sino que adem¨¢s tiene que ser fuerte". ?Fuerte? De "doblar el presupuesto de Cultura" habla un dir¨ªase que utopista Llu¨ªs Pasqual. El director del Teatre Lliure lo reivindica as¨ª: "En una ¨¦poca como esta, yo le doblar¨ªa el presupuesto al ministerio, porque los beneficios que produce en una sociedad desmoralizada no son tangibles... el teatro, por ejemplo, se consume mucho m¨¢s en ¨¦pocas de crisis".
Una de las razones m¨¢s repetidas y argumentadas en defensa de la supervivencia del ministerio es la que entronca con la propia cuesti¨®n del rango pol¨ªtico y del peso espec¨ªfico en la toma de decisiones dentro de un Gobierno. Es la que mueve a Pedro Almod¨®var a exigir al nuevo Gobierno un Ministerio de Cultura: "Me parecer¨ªa una p¨¦sima noticia que el Ministerio de Cultura pasase a ser una Secretar¨ªa del Estado. En los Consejos de Ministros se debaten las leyes que despu¨¦s se presentan al Parlamento para su aprobaci¨®n. Si no existe un ministerio, inevitablemente la cultura se convierte en un tema de rango inferior. Y no me puede parecer m¨¢s inoportuno, la cultura vive ahora mismo uno de sus momentos m¨¢s cr¨ªticos. La realidad nos demuestra hasta qu¨¦ punto resulta dif¨ªcil en Espa?a establecer medidas de protecci¨®n de la propiedad intelectual en la Red, por ejemplo. Vivimos un cambio de ¨¦poca y necesitamos que esta realidad se refleje tambi¨¦n en las leyes. La cultura no puede ser un problema accesorio". En parecidos t¨¦rminos pero as¨ª de rotundo se expresa al respecto el presidente de la Fundaci¨®n Arte y Mecenazgo, Leopoldo Rod¨¦s: "El que se sienta en el Consejo de Ministros, que es donde se toman las decisiones, es el ministro, y no el secretario de Estado... eso est¨¢ claro". "Un segundo grado no supondr¨ªa menos coste pero s¨ª mucha menos eficacia en la toma de decisiones", sostiene la galerista Soledad Lorenzo, que encuentra apoyo en las palabras de Consuelo C¨ªscar, directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), convencida de que "la cultura tiene que tener sus propios planes, presupuestos e identidades", y que se pregunta: "?por qu¨¦ tiene que perder categor¨ªa la cultura?". "Si hay que ahorrar en tiempos de crisis, pues yo prefiero una autopista menos y un camino cultural m¨¢s, sinceramente", reivindica por su parte Javier Viar, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao. En lo referente, precisamente, a responsables de museos espa?oles, hay que se?alar que los representantes de los dos centros art¨ªsticos m¨¢s importantes de Espa?a, Miguel Zugaza (Museo del Prado) y Manuel Borja-Villel (Reina Sof¨ªa), declinaron responder a la pregunta de este diario sobre si es conveniente, inconveniente o irrelevante la existencia de un Ministerio de Cultura.
Una de las mayores preocupaciones del mundo de la cultura en torno a esta cuesti¨®n estriba en el peligro de dispersi¨®n creciente de "lo culturalmente espa?ol". La heterogeneidad idiosincr¨¢tica reflejada en el propio Estado de las autonom¨ªas -y mucho m¨¢s all¨¢ de eso, la capacidad de los partidos nacionalistas de generar pol¨ªticas culturales propias y ajenas del todo al tronco com¨²n- tienen, seg¨²n algunas voces, una sola respuesta: un ministerio central y con poder efectivo. El editor Chus Visor esgrime un juicio particularmente feroz en este tema: "Lo tengo clar¨ªsimo, es imprescindible tener un Ministerio de Cultura. Sin ¨¦l corremos el peligro total de acabar siendo a¨²n m¨¢s provincianos y paletos todav¨ªa. La cultura no puede estar en manos de los Ayuntamientos y de los Gobiernos regionales. Y Rajoy, que fue ministro de Cultura, sabe que eso es una locura". Y en muy semejantes t¨¦rminos habla el ¨²ltimo premio Nacional de Narrativa, Marcos Giralt Torrente: "Hay una parte sustancial de la gesti¨®n p¨²blica cultural que no deber¨ªa caer en manos de las Administraciones auton¨®micas, a menudo con visiones muy sesgadas y provincianas de mero proteccionismo de lo propio, independientemente de su valor real".
Tanto Fernando Savater como F¨¦lix de Az¨²a comparten esos temores a cierto nacionalismo cultural. "Me parece que deber¨ªa mantenerse el ministerio como elemento centralizador, vertebrador y protector de lo cultural a escala nacional", explica Savater, "a m¨ª me resulta ofensivo el hecho de que la idea de la cultura en este pa¨ªs consista en un mosaico donde caben la cultura gallega, la catalana, la vasca, etc¨¦tera... pero no la 'cultura espa?ola'. En Espa?a hay una dispersi¨®n cultural que resulta pat¨¦tica, y hace falta una respuesta a escala nacional, y para eso, creo que es conveniente un ministerio". En cuanto al poeta, novelista, ensayista y profesor barcelon¨¦s, se?ala: "En un pa¨ªs con un Estado fuerte, como Francia, Alemania o Reino Unido, es posible que el Ministerio de Cultura no sea necesario; pero en un lugar como Espa?a, donde se est¨¢ dando un tremendo ataque de desmembraci¨®n por parte de los nacionalismos perif¨¦ricos, el ministerio es pol¨ªticamente imprescindible". La reciente ganadora del Premio Nacional de Historia, Isabel Burdiel, reivindica la puesta en marcha de un debate m¨¢s profundo acerca de lo que tiene que suponer el rol de un estado central: "Hay que pensar en el patrimonio cultural com¨²n y en su dimensi¨®n exterior; en realidad es un tema muy serio que tiene que ver con nuestra concepci¨®n de qu¨¦ es la cultura y qu¨¦ es y para qu¨¦ sirve el Estado central en este pa¨ªs".
Otros nombres, como el exsecretario de Estado de Cultura Luis Alberto de Cuenca ("es necesario que alguien certifique la existencia de una cultura com¨²n que es algo m¨¢s que la suma de las diversas del Estado") o la del escritor Javier Mar¨ªas abundan en estos temores o antipat¨ªas al nacionalismo cultural. Esta es la postura del autor de Los enamoramientos: "El Ministerio de Cultura es una de esas cosas m¨¢s bien in¨²tiles que es mejor que existan que que no. Si Espa?a fuera un pa¨ªs normal no ser¨ªa necesario. Como no lo es, me temo que su desaparici¨®n, teniendo en cuenta que las autonom¨ªas no iban a seguir su ejemplo eliminando consejer¨ªas, supondr¨ªa que habr¨ªa 17 peque?os ministerios a cual m¨¢s aldeano, amiguista y corrupto. No es muy ¨²til, insisto, pero es mejor que exista y que no sea degradado a secretar¨ªa de Estado". Esa apreciaci¨®n es compartida por el que fuera director general del Centro Dram¨¢tico Nacional con el PP en el poder, Juan Carlos P¨¦rez de la Fuente. De "cortafuegos contra la actividad propagand¨ªstica de las autonom¨ªas" califica por su parte la necesidad de un ministerio el escritor Juancho Armas Marcelo.
El debate es complejo, sus matices tambi¨¦n. Hay quienes, como el historiador Santos Juli¨¢, el presidente de la Academia del Cine Enrique Gonz¨¢lez Macho o el dramaturgo y acad¨¦mico Francisco Nieva apelan a cuestiones entre rom¨¢nticas y terriblemente pr¨¢cticas: "El Ministerio es necesario, yo lo veo un poco a la francesa... es algo esencial para el ciudadano" (Nieva); "es importante por nuestro heritage, por la presencia de nuestra lengua en Internet y por nuestra presencia en Europa (Juli¨¢); "No me creo que suprimi¨¦ndolo en aras de mayor efectividad haya ahorro de verdad" (Gonz¨¢lez Macho).
Por ¨²ltimo, no faltan quienes consideran que lo importante no es la dicotom¨ªa ministerio s¨ª/ministerio no, sino echar los cimientos para un debate nunca puesto en pie. Un debate acerca de los modos y cantidades de los recursos p¨²blicos (y privados) que han de apoyar la cultura en Espa?a. La cineasta In¨¦s Par¨ªs, la escritora Soledad Pu¨¦rtolas ("lo que s¨ª hace falta es un organismo que coordine la pol¨ªtica cultural, m¨¢s que una instituci¨®n concreta"), el ex director de la RAE V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, el director de La Casa Encendida Jos¨¦ Guirao, el director teatral Miguel del Arco, el dramaturgo Juan Mayorga, el cocinero Ferran Adri¨¤, el codirector de S¨®nar, Ricard Robles, y el historiador Juli¨¢n Casanova ("ese ministerio deber¨ªa abrir un debate sobre los usos y abusos de las subvenciones y los patronazgos"), el director de la Orquesta Nacional Josep Pons, Antonio Moral, director del CNDM, el editor Jorge Herralde y el m¨²sico Santiago Auser¨®n ("lo determinante no es que haya un ministerio o una secretar¨ªa de estado, sino reclamar un tratamiento similar de la cultura al que tengan otros asuntos esenciales como la educaci¨®n o la I+D") forman parte de esa avanzadilla en pos de un debate en profundidad.
Con informaci¨®n de: Iker Seisdedos, Javier Rodr¨ªguez Marcos, Gregorio Belinch¨®n, Roc¨ªo Garc¨ªa, Elsa Fern¨¢ndez-Santos, Jes¨²s Ruiz-Mantilla, Daniel Verd¨², Antonio Fraguas, ?ngeles Garc¨ªa, Tereixa Constenla, Rosana Torres y Manuel Morales.
El mosaico europeo
Una instituci¨®n vital y estrat¨¦gica o un organismo de nivel inferior, casi testimonial: entre estos dos extremos se mueve la existencia de un Ministerio de Cultura en los pa¨ªses que son referencia para Espa?a. En Europa, dentro de la cartera de Cultura, es frecuente encontrar adem¨¢s de las competencias esperables (acci¨®n cultural en el exterior, protecci¨®n del patrimonio, promoci¨®n del arte), materias como Deporte, Medios de Comunicaci¨®n o incluso Loter¨ªas y Apuestas. Esto es especialmente destacado en el caso de los pa¨ªses n¨®rdicos.
En Francia el Ministerio de Cultura y Comunicaci¨®n es una instituci¨®n cuya importancia pol¨ªtica y estrat¨¦gica queda al margen del signo pol¨ªtico del partido que ocupe el poder. Nadie cuestiona la defensa de la identidad cultural frente a las embestidas de la ¨®rbita anglosajona y la importancia de la influencia de Par¨ªs en el ¨¢rea de la francofon¨ªa. Fundado por el general De Gaulle, su titular actual lleva el otro gran apellido de la pol¨ªtica francesa: Fr¨¦d¨¦ric Mitterrand. Alemania representa el modelo opuesto: las pol¨ªticas culturales est¨¢n muy descentralizadas y dependen de los l?nder. El ¨²nico cargo de rango estatal que se asemeja al de un ministro del ramo es el de delegado del Gobierno Federal para la Cultura y los Medios, con atribuciones similares a las de un secretario de Estado.
Una Secretar¨ªa de Estado (dependiente de la Presidencia del Gobierno) ejecuta en Portugal la pol¨ªtica cultural desde la llegada al poder, este a?o, del centro-derecha con Pedro Passos Coelho. Su predecesor, el socialista Jos¨¦ S¨®crates, manten¨ªa el ministerio que se cre¨® en 1983 bajo el Ejecutivo del tambi¨¦n socialista M¨¢rio Soares. La llegada del centro-derecha en 1985 supone la conversi¨®n en una Secretar¨ªa de Estado hasta 1995, cuando recupera el rango ministerial (otra vez de la mano de un socialista: Ant¨®nio Guterres).
En Italia, pese a los constantes vaivenes en la jefatura del Gobierno, el Ministerio de Bienes y Actividades Culturales ha pervivido desde su creaci¨®n en los a?os setenta, si bien esa cartera naci¨® con m¨¢s vocaci¨®n t¨¦cnica que pol¨ªtica. El Gabinete de Mario Monti lo mantiene con el independiente Lorenzo Ornaghi al frente. Como un verso suelto funciona el Reino Unido, donde los ministerios reciben el nombre de Secretar¨ªas de Estado. La de Cultura, creada por el conservador John Major en 1992, recibe, entre otras atribuciones como Turismo, Ocio y Comunicaciones, la de organizar los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012.
Cronolog¨ªa de altos cargos
- El primer ministro de Cultura de la democracia fue P¨ªo Cabanillas Gallas, de UCD. Empez¨® su mandato en 1977 como titular de Cultura y Bienestar y lo termin¨® ya con el cambio de denominaci¨®n a Cultura, que se realiz¨® por un Real Decreto (BOE.
- De 1979 a 1982, en los sucesivos gobiernos de UCD, fueron ministros de Cultura Manuel Clavero Ar¨¦valo, Ricardo de la Cierva, ??igo Cavero y Soledad Becerril.
- Tras el triunfo electoral del socialista Felipe Gonz¨¢lez, Javier Solana accede al ministerio de Cultura (de 1982 a 1988). Le sucede en el cargo el escritor y gran intelectual europeo Jorge Sempr¨²n. Le sustituye Jordi Sol¨¦ Tura (1991-1993). Despu¨¦s asumi¨® el ministerio Carmen Alborch (1993-1996).
- Con la llegada del PP al poder, se cambia el nombre de la cartera a Educaci¨®n y Cultura y la primera en asumirla es Esperanza Aguirre (1996-1999). Durante el gobierno de Aznar, fueron tambi¨¦n ministros Mariano Rajoy (1999-2000) y Pilar del Castillo (2000-2004).
- De nuevo con el PSOE, Carmen Calvo fue ministra, tambi¨¦n de Educaci¨®n y Cultura, de 2004 a 2007.
- Otro escritor, C¨¦sar Antonio Molina, llega al cargo en 2007. El t¨ªtulo del organismo vuelve a ser Ministerio de Cultura.
- En 2009 asume la titularidad la ministra ahora saliente, ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde.
Babelia
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