El toque de Fr¨¹hbeck

A la Novena de Beethoven no le hace falta nada ni una orquesta sobresaliente ni un director reputado ni un coro sincronizado al mil¨ªmetro. La Novena es la Novena por encima de todo, pero eso no implica que un conjunto de prestigio como es la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid y un director como Rafael Fr¨¹hbeck de Burgos no otorguen un plus al concierto del martes en el Auditorio. Fr¨¹hbeck carga a sus espaldas decenas de Novenas, y las dirige con una gran maestr¨ªa. Y no solo el Himno a la alegr¨ªa, leitmotiv del cuarto movimiento de la sinfon¨ªa y banda sonora de todas las virtudes de la humanidad. Injustamente se reduce la obra magna de Beethoven a ese tema cuando, por ejemplo, en la ¨²ltima parte de esta misma parte el coro ejecuta una partitura de vibrante emoci¨®n para la que hay que coger aire. Hombres y mujeres, por turnos, llevan la m¨²sica coral a otra esfera. La Novena es la apoteosis de la superaci¨®n, el legado m¨¢s hermoso que puede dejar el hombre. Y si la dirige Fr¨¹hbeck, mejor.