Aliento bajo los escombros

Fue la imagen que dio idea de la magnitud del terremoto de 5,2 grados que asol¨® Lorca el 11 de mayo. El edificio de la calle Infante don Juan Manuel cay¨® a plomo dejando un acorde¨®n de forjados. Una de las nueve v¨ªctimas mortales que produjo el se¨ªsmo se encontraba en medio de los escombros: cuando el suelo se puso a temblar, Antonia S¨¢nchez cubri¨® instintivamente con su cuerpo a sus hijos Salva y Sergio. Los cascotes pudieron con ella, pero no con sus peque?os.

Un grupo de vecinos y un equipo del 061 encabezado por la m¨¦dico Mar¨ªa Jos¨¦ Carrillo, de 33 a?os, logr¨® sacarlos del amasijo de ferralla y trozos de cemento. "La mujer estaba muerta, tendida sobre los escombros", recuerda Carrillo. "Debajo estaba su hijo mayor, enterrado de cintura para abajo. Tras sacarlo e inmovilizarlo escuchamos como el maullido de un gato. Excavamos como locos hasta que encontramos a Sergio, que hab¨ªa quedado sepultado boca abajo. Ten¨ªa lesiones en el cr¨¢neo y en la espalda, pero estaba bien".

Carrillo y los vecinos que se lanzaron al salvamento percibieron un fuerte olor a gas. Temieron una explosi¨®n. "Pens¨¦ en mi beb¨¦ de 18 meses, en que pod¨ªa quedarse sin madre, pero al mismo tiempo sab¨ªa que ten¨ªa que estar all¨ª con los dem¨¢s. Nos necesitaban", a?ade la m¨¦dico. "Lorca fue la demostraci¨®n de que en este mundo tan fr¨ªvolo a¨²n queda gente con principios, como los vecinos que participaron en el rescate, pero siempre te queda la tristeza de lo que no pudimos conseguir".

Manuel Altozano es periodista de EL PA?S.