R¨¦quiem por un dandi
Reviso listas de Lo Mejor de 2011 y, caramba, muchas coinciden en se?alar Smile, de los Beach Boys, como la reedici¨®n del a?o. Dado que gran parte del contenido nunca se hab¨ªa publicado legalmente, tambi¨¦n encajar¨ªa en la categor¨ªa de nuevo disco (aunque sean grabaciones de 1966-1967). Suena a pedanter¨ªa pero es una obsesi¨®n m¨ªa: la hiperabundancia de la oferta y las tendencias antrop¨®fagas est¨¢n borrando las fronteras entre pasado y presente. Vivimos en un bucle donde los nuevos grupos y oyentes acaban de descubrir la elementalidad de los Ramones o las posibilidades de las m¨¢quinas, a lo New Order; para ellos, son tan contempor¨¢neos como Arcade Fire.
Pero ese es otro asunto. La idea de rescatar discos perdidos resulta excitante y tengo otro candidato para esa r¨²brica: el in¨¦dito primer elep¨¦ en solitario de Dave Davies, ahora reinventado en Hidden treasures (Universal), un CD con 27 cortes.
Dave Davies fue el Errol Flynn del 'swinging London'
Segundo de a bordo de The Kinks, entre 1967 y 1969 Davies public¨® cuatro singles bajo su nombre: Death of a clown, Susannah's still alive, Lincoln County y Hold my hand. Los dos primeros fueron ¨¦xitos at¨ªpicos. Dave es reconocido como pionero del rock duro, por su riff para You really got me (1964) y su pasi¨®n por la distorsi¨®n, pero Death of a clown ofrec¨ªa una alcoh¨®lica panor¨¢mica de la desolaci¨®n, basada en im¨¢genes de un circo que se desintegra. Y Susannah's still alive retrataba la soledad femenina con una crudeza inimaginable en, digamos, Eleanor Rigby.
La noticia de que Dave preparaba un ¨¢lbum como solista nos hizo salivar. Anunciaba que combinar¨ªa temas originales con adaptaciones de bluesmen tipo Big Bill Broonzy o Leadbelly. Y una versi¨®n del Et moi, et moi, et moi, primer tube de Jacques Dutronc. ?Una estrella brit¨¢nica haciendo una canci¨®n francesa! Inimaginable en los sesenta, cuando los brit¨¢nicos intentaban entrar en Europa y De Gaulle les daba con la puerta en las narices reiteradamente. Los ingleses manten¨ªan su autoestima destacando, por ejemplo, el impacto internacional de sus artistas pop, mientras deploraban las variet¨¦s y el yey¨¦. De hecho, no he vuelto a o¨ªr el nombre de Dutronc en boca de un cantante ingl¨¦s hasta 2011, cuando Miles Kane tradujo Le responsable.
Pero aquello no se materializ¨®: Dave Davies nunca termin¨® su solo album para el sello Pye. Seg¨²n ¨¦l, hubiera quedado demasiado deprimente: Susannah's still alive y otras canciones suyas reflejaban un trauma de adolescencia. Dave dej¨® embarazada a otra menor de edad, un drama en la Inglaterra proletaria. La criatura naci¨® pero los padres separaron a los amantes.
Como excusa, no cuela. Dave fue una de las presencias m¨¢s vistosas del swinging London. Patilludo, raya en mitad de la melena, todo un pavo real. Ejerc¨ªa de "seguidor dedicado de la moda", con un asombroso fondo de armario. Sexualmente ambidextro, exprimi¨® su momento bajo el sol. ?l mismo lo cuenta en Kink. Una autobiograf¨ªa (Lenoir Ediciones, 2005).
Le falt¨® motivaci¨®n, tiempo, energ¨ªa. Los Kinks eran enormemente productivos y, mientras ¨¦l procrastinaba, salieron prodigiosos elep¨¦s como Something else, Village Green, Arthur. Mala idea, Dave. Para cuando decidi¨® salir de la sombra del genial Ray Davies, corr¨ªa 1980. La convivencia dentro de los Kinks degener¨®; los hermanos llevan a?os sin hablarse.
La vida ha sido ¨¢spera con Dave. As¨ª que agrada reivindicarle con Hidden treasures. No esperen grandes descubrimientos: son temas que salieron con su foto o la de The Kinks (todos se grababan con los mismos m¨²sicos, con producci¨®n de Ray); no hay realmente disco perdido. Pero, ordenados y remasterizados, podemos so?ar que el Errol Flynn de Carnaby Street se gradu¨® como cantautor at¨ªpico, entre Dylan y los Beatles, m¨¢s country que heavy. En un universo paralelo, le considerar¨ªamos un artista de culto, tendr¨ªa su documental de Julian Temple, etc¨¦tera. Aun con su regusto a frustraci¨®n, Hidden treasures ser¨ªa uno de los discos del a?o.
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