Ruman¨ªa, aqu¨ª y ahora
Cristi Puiu, Corneliu Porumboiu, Christian Mungiu, Radu Muntean, Cristian Nemescu (fallecido a los 27 a?os), Catalin Mitulescu, Radu Jude... Es parte de la alineaci¨®n cinematogr¨¢fica del Nuevo Cine Rumano. Los j¨®venes nombres (treinta?eros en su mayor¨ªa) que han llevado a su pa¨ªs desde el desierto hasta la consagraci¨®n en festivales y, de ah¨ª, gota a gota, a la exhibici¨®n en los circuitos de versi¨®n original, Espa?a incluida. Con La muerte del se?or Lazarescu (Puiu, 2005) como pel¨ªcula manifiesto y la Palma de Oro en Cannes para Cuatro meses, tres semanas, dos d¨ªas (Mungiu, 2007) como explosi¨®n a los cuatro vientos, sus se?as de identidad han sido una mirada amarga, cr¨ªtica y cortante sobre la realidad rumana, a menudo no exenta de un humor de raigambre negra, en la que los estertores del comunismo, los males de la burocracia y una cierta violencia provocada por la desesperaci¨®n ejerc¨ªan de puntos de uni¨®n entre sus relatos.
SI QUIERO SILBAR, SILBO
Direcci¨®n: Florin Serban.
Int¨¦rpretes: George Pistereanu, Ada Condeescu, Clara Voda, Mihai Constantin.
G¨¦nero: drama. Ruman¨ªa, 2010. Duraci¨®n: 94 minutos.
Florin Serban sigue la estela de otros directores del nuevo cine rumano
Con Si quiero silbar, silbo, que recibi¨® el Gran Premio del Jurado en Berl¨ªn, Florin Serban sigue la estela de Mungiu, a su vez deudora del cine de los hermanos Dardenne: el tiempo como losa que cae sobre sus personajes ante una encrucijada m¨¢s moral que f¨ªsica; una muy particular (no) utilizaci¨®n de las elipsis narrativas; ausencia de explicaciones sobre las criaturas del relato, a las que nunca se juzga, y una hiperrealista utilizaci¨®n del sonido, donde la ca¨ªda de una silla al suelo puede sonar a o¨ªdos del espectador como un estallido de crueldad social. Una sistem¨¢tica que, si no se ejerce acompa?ada de la suficiente carga de emotividad, puede hacerse muy cuesta arriba para una parte de la audiencia. Justo lo que le ocurre a este potente pero irregular Si quiero silbar, silbo, drama carcelario en su variante "??c¨®mo la puede cagar tanto si solo le quedaba una semana para salir!?", con una impresionante autenticidad de ambientes y roles, donde esa falta de informaci¨®n sobre los antecedentes del adolescente protagonista (se intuyen, pero no se comprenden) provoca que, m¨¢s que dolor o congoja, lo que sufra el espectador en algunos momentos sea hast¨ªo.
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