El poder de vivir en la verdad
La mayor escasez mundial no es de petr¨®leo, agua potable ni comida, sino de liderazgo moral. Comprometida con la verdad -cient¨ªfica, ¨¦tica y personal-, la sociedad puede superar las muchas crisis de pobreza, enfermedades, hambre e inestabilidad que nos afectan. Sin embargo, el poder aborrece la verdad y la combate sin tregua. Hagamos entonces una pausa para expresar nuestra gratitud hacia V¨¢clav Havel, fallecido en diciembre pasado, por haber dado a una generaci¨®n la oportunidad de vivir en la verdad.
Havel fue un l¨ªder crucial en los momentos revolucionarios que culminaron con la liberaci¨®n de Europa del Este y el fin, hace ya 20 a?os, de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Las obras de teatro, ensayos y cartas de Havel describieron la batalla moral por vivir con honestidad bajo las dictaduras comunistas en Europa del Este. Arriesg¨® todo para vivir en la verdad, como ¨¦l dec¨ªa, honesto consigo mismo y heroicamente honesto con el poder autoritario que reprimi¨® a su sociedad y aplast¨® la libertad de cientos de millones de personas.
Los l¨ªderes morales actuales deben construir sobre los cimientos dejados por V¨¢clav Havel
Pag¨® cara su elecci¨®n, pas¨® varios a?os en prisi¨®n y muchos m¨¢s bajo vigilancia, acoso y censura por sus escritos. Sin embargo, el brillo de la verdad se difundi¨®. Havel dio esperanza, coraje e, incluso, audacia a una generaci¨®n de sus compatriotas. Cuando colaps¨® la red de mentiras en noviembre de 1989, cientos de miles de checos y eslovacos se lanzaron a las calles a proclamar su libertad -y arrastrar al dramaturgo prohibido y encarcelado hasta el castillo de Praga como el nuevo presidente electo de Checoslovaquia.
Ese a?o fui testigo en persona del poder de vivir en la verdad, cuando los l¨ªderes del movimiento polaco Solidaridad me pidieron que ayudase a Polonia en su transici¨®n a la democracia y a una econom¨ªa de mercado -parte de lo que los polacos llamaron su "regreso a Europa"-. Conoc¨ª a muchos en la regi¨®n que me inspiraron profundamente y que, como Havel, viv¨ªan en la verdad: Adam Michnik, Jacek Kuron, Bronislaw Geremek, Gregorsz Lindenberg, Jan Smolar, Irena Grosfeld y, por supuesto, Lech Walesa. Estos valerosos hombres y mujeres y quienes, como Tadeusz Mazowiecki y Leszek Balcerowicz, guiaron a Polonia durante sus primeros pasos en libertad tuvieron ¨¦xito gracias a su combinaci¨®n de coraje, intelecto e integridad.
Ese a?o, el poder de decir la verdad cre¨® una deslumbrante sensaci¨®n de que cualquier cosa era posible, pues llev¨® a la ruina a una de las hegemon¨ªas m¨¢s recalcitrantes de la historia: la dominaci¨®n sovi¨¦tica de Europa del Este. Michnik, como Havel, irradiaba la felicidad de la verdad sin miedos. Le pregunt¨¦ en julio de 1989, cuando el r¨¦gimen comunista polaco comenzaba ya a desintegrarse, cu¨¢ndo llegar¨ªa la libertad a Praga. Respondi¨®: "A finales de a?o".
"?C¨®mo lo sabe?", pregunt¨¦. "Justo la semana pasada estuve con Havel en las monta?as", me dijo. "No tema. La libertad est¨¢ en camino". Su predicci¨®n fue correcta, por supuesto, con un mes de margen.
As¨ª como las mentiras y la corrupci¨®n son contagiosas, tambi¨¦n la verdad moral y el coraje se contagian de un palad¨ªn a otro. Havel y Michnik pudieron en parte lograr el ¨¦xito gracias al milagro que Mija¨ªl Gorbachov, el l¨ªder sovi¨¦tico que emergi¨® de un sistema envenenado y que, sin embargo, valoraba la verdad por encima de la fuerza. Y Gorbachov pudo triunfar, en parte debido al incre¨ªble poder de la honestidad de su compatriota Andr¨¦i S¨¢jarov, un gran f¨ªsico nuclear que arriesg¨® todo con audacia para decir la verdad en el mismo coraz¨®n del imperio sovi¨¦tico y lo pag¨® con a?os de exilio interno.
Esos pilares del liderazgo moral tambi¨¦n se alimentaron de otros ejemplos, incluido Mahatma Gandhi, quien titul¨® su autobiograf¨ªa La historia de mis experimentos con la verdad. Todos creyeron que la verdad, tanto cient¨ªfica como moral, pod¨ªa prevalecer en ¨²ltima instancia contra cualquier falange de mentiras y poder. Muchos murieron por esa creencia; hoy todos nosotros cosechamos los beneficios de su fe en el poder de la verdad en acci¨®n.
La vida de Havel nos recuerda los milagros que un credo tal puede conseguir; tambi¨¦n nos recuerda un hecho m¨¢s sombr¨ªo: las victorias de la verdad nunca son definitivas. Cada generaci¨®n debe adaptar sus cimientos morales a las condiciones continuamente cambiantes de la pol¨ªtica, la cultura, la sociedad y la tecnolog¨ªa.
La muerte de Havel llega en un momento de manifestaciones multitudinarias en Rusia para protestar contra el fraude electoral; de violencia en Egipto por la lucha de activistas democr¨¢ticos contra militares profundamente enquistados; de un levantamiento en la China rural contra funcionarios locales corruptos, y de polic¨ªa con blindaje personal que desmantela violentamente los sitios de protesta del movimiento Occupy Wall Street en las ciudades estadounidenses. El poder y la verdad contin¨²an enzarzados en una pelea alrededor del mundo.
La lucha actual, en gran medida y en todas partes, enfrenta a la verdad con la codicia. Incluso si nuestros desaf¨ªos son diferentes de los que afronta Havel, la importancia de vivir en la verdad no ha cambiado.
La realidad actual es la de un mundo en el que la riqueza se traduce en poder y se abusa del poder para aumentar la riqueza personal, a expensas de los pobres y el medio ambiente. Cuando quienes detentan el poder destruyen el medio ambiente, inician guerras bajo falsos pretextos, fomentan el malestar social e ignoran las dificultades de los pobres, parecen no tener conciencia de que ellos y sus hijos tambi¨¦n pagar¨¢n un alto precio.
Los l¨ªderes morales actuales deben construir sobre los cimientos dejados por Havel. Muchas personas, por supuesto, pierden las esperanzas de que haya cambios constructivos. Sin embargo, las batallas que afrontamos -contra los poderosos lobbies empresariales, la implacable ofensiva de las relaciones p¨²blicas y las mentiras incesantes de nuestros Gobiernos- son una sombra de lo que enfrentaron Havel, Michnik, S¨¢jarov y otros cuando se opusieron a los brutales reg¨ªmenes sovi¨¦ticos.
A diferencia de estos titanes de la discrepancia, tenemos las herramientas que nos brindan los medios sociales para difundir las ideas, superar el aislamiento y movilizar a millones en favor de la reforma y la renovaci¨®n. Muchos de nosotros disfrutamos de las protecciones b¨¢sicas del derecho a reunirnos y expresar nuestras opiniones, si bien son imperfectas y fr¨¢giles y obtenerlas ha sido inevitablemente dif¨ªcil. Sin embargo, y esto es algo important¨ªsimo y sumamente beneficioso, tenemos la suerte de contar con la imperecedera inspiraci¨®n de la vida en la verdad de Havel.
Jeffrey D. Sachs es profesor de Econom¨ªa y director del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia. Tambi¨¦n es asesor especial del secretario general de Naciones Unidas para los Objetivos de Desarrollo del Milenio. ? Project Syndicate, 2011. Traducci¨®n de Leopoldo Gurman.
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