"?Ah, si pudiera escribir como Messi juega al f¨²tbol!"
Sentado a su mesa en un rinc¨®n de su casa, frente a una ristra de unos 25 bol¨ªgrafos alineados junto a ¨¦l, Ant¨®nio Lobo Antunes espera a que el libro le llegue para ponerse a escribir. Termin¨® el ¨²ltimo en septiembre y desde entonces ("demasiado tiempo ya, no es normal eso") trata de que dentro de s¨ª cuaje una nueva obra, una nueva novela, un nuevo delirio estructurado, que es como a ¨¦l le gusta denominar sus escritos. Pero no llega. Confiesa que se siente culpable cuando no escribe y que mientras tanto, lee y traduce al portugu¨¦s, para entretenerse, los cl¨¢sicos latinos Horacio u Ovidio. El escritor portugu¨¦s vivo m¨¢s prestigioso del pa¨ªs, nacido en Lisboa en 1942, con una veintena larga de libros publicados, candidato recurrente al Nobel, gasta fama de hura?o pero de cerca es amable, incluso guas¨®n a veces y a su manera. Fuma como un carretero y es amigo de echar la ceniza en un paquete de tabaco arrugado y vac¨ªo. Vive enteramente consagrado a su oficio absorbente: desentra?ar la esencia del ser humano a trav¨¦s de la literatura. Para eso, este hombre, que no tiene ni m¨®vil ni tarjeta de cr¨¦dito, que escribe a mano con alguno de esos veintitantos bol¨ªgrafos alineados en su mesita, no deja que nada le distraiga del libro (cuando el libro llega): ni el lector, ni los cr¨ªticos, ni los premios, ni la calle, ni siquiera ¨¦l mismo. Confiesa que lo mejor de su escritura surge cuando ya lleva tres horas trabajando y se encuentra cansado, y la l¨®gica de las emociones y los afectos vence entonces a la de la mente que es, seg¨²n sus propias palabras, una suerte de "comisario pol¨ªtico". Es entonces cuando su mano se desliza sola. Ahora presenta en Espa?a su ¨²ltima obra, ?Qu¨¦ caballos son aquellos que hacen sombra en el mar? (Mondadori, a partir del pr¨®ximo d¨ªa 19), una novela en la que se cruzan las voces de los muertos y los vivos de una familia rota venida a menos, dedicada a la crianza de toros bravos, originaria de una regi¨®n rural del Alentejo. Estructurada como una corrida de toros, cada cap¨ªtulo viene precedido por un ep¨ªgrafe taurino referido a las partes de la lidia.
"El t¨ªtulo procede de una canci¨®n navide?a del Alentejo. As¨ª la cantaron campesinos que no sab¨ªan leer y que jam¨¢s hab¨ªan visto el mar" "Escribo a mano, porque es como bordar, me gusta el olor del papel, me gusta esa cosa artesanal de la escritura, el dibujo de las letras"
PREGUNTA. ?Por qu¨¦ esta alusi¨®n a los toros?
RESPUESTA. Hace muchos a?os que quer¨ªa hacer un libro con una estructura parecida. Pero no me sal¨ªa. Los libros la rechazaban. Este la acept¨®.
P. ?Le gustan los toros?
R. Me gusta Curro Romero (r¨ªe).
P. El t¨ªtulo es extra?o, ?a qu¨¦ alude?
R. Procede de una canci¨®n popular navide?a muy antigua, del siglo XIX, del Alentejo, una regi¨®n del interior de Portugal. As¨ª la cantaron campesinos que no sab¨ªan leer y que jam¨¢s hab¨ªan visto el mar. Es una canci¨®n larga, que habla de la Virgen, del Ni?o, y que luego se refiere a los Reyes Magos: "?Qu¨¦ caballos son aquellos que hacen sombra en el mar? Son los Reyes de Oriente, que al Ni?o van a adorar", o algo as¨ª.
P. ?Qu¨¦ le atrajo de esa canci¨®n?
R. Que era muy bonita, muy sugestiva. Y el hecho de que la hubiera compuesto alguien que no hab¨ªa visto jam¨¢s el mar. Cuando comenc¨¦ el libro, era todo lo que ten¨ªa, ese verso y una frase: "Qu¨¦ triste debe de ser esta casa a las tres de la tarde".
P. ?Ni siquiera los personajes?
R. No, nada. Cada vez m¨¢s los libros se hacen solos. Antes, los planificaba mucho. Ahora no.
P. Y sin embargo, el tema de la familia es en usted un tema recurrente...
R. No lo s¨¦. Jam¨¢s he pensado en eso. No me interesa. ?Sabe por qu¨¦? Porque no me interesa la intriga. En ninguna novela m¨ªa encontrar¨¢ intriga. Lo que busco es poner la vida entre las cubiertas del libro. La intriga, si es que la hay, sirve solo para atraer al lector hacia lo que me interesa de verdad: la naturaleza del hombre.
P. Pues el libro est¨¢ lleno de personajes tristes, desesperados y solos...
R. D¨ªgame un libro alegre o feliz. Lo que me gusta, lo que yo persigo en los libros es la felicidad en la mano del escritor. Se puede leer, por ejemplo, La muerte de Iv¨¢n Ilich, de Tolst¨®i, y encontrarlo triste. Para m¨ª, sin embargo, leerlo constituye una alegr¨ªa enorme, porque me ense?a qui¨¦n soy. Lo mismo me pasa con Quevedo, que tal vez sea mi escritor favorito en castellano.
P. ?Y qu¨¦ opina de Cervantes? El Quijote no es un libro con final feliz, pero tampoco es un libro enteramente triste. Tiene pasajes esperanzados...
R. S¨ª, y divertidos. Es cierto. Claro que me gusta el Quijote. Pero Cervantes no es de los escritores que m¨¢s me entusiasman. Los que me deslumbran de verdad son los poetas del Siglo de Oro: G¨®ngora, Quevedo, fray Luis de Le¨®n, san Juan de la Cruz... Por cierto, ?sabe lo que dec¨ªa Cervantes del castellano?
P. Pues no.
R. Que era como el portugu¨¦s, pero con hueso. Es verdad: el castellano es un idioma muy fuerte. El portugu¨¦s es muy pl¨¢stico, un buen idioma para escribir. Pero esconde el peligro de su propia facilidad. Tienes que luchar todo el tiempo contra esa facilidad... Es mucho m¨¢s dif¨ªcil hacer un buen libro en franc¨¦s que en portugu¨¦s, creo. Por eso el trabajo de C¨¦line o de Proust me parece incre¨ªble.
P. Siempre dice que los libros incluyen su propia clave para entenderlos y disfrutarlos. ?Este suyo ¨²ltimo tambi¨¦n?
R. Uno tiene que entrar en un libro sin ideas preconcebidas. Mientras lees -a m¨ª me encanta leer, que es un placer absoluto, no como escribir, que a veces no lo es-, mientras lees, dec¨ªa, tienes que conservar una virginidad en la mirada. No se debe ir con prejuicios a cuestas. A veces se puede tener la sensaci¨®n de no entender nada, y eso est¨¢ bien porque luego, s¨²bitamente, uno entiende todo: lo oscuro se vuelve claro.
P. ?No le preocupa que esto no pase siempre, que algunos lectores de sus libros, dif¨ªciles siempre, se rindan y lo dejen?
R. Mientras uno escribe no puede pensar en el lector. Si le haces gui?os al lector, el libro resulta malo. He hablado mucho con Juan Mars¨¦ (un amigo m¨ªo que me gusta mucho como escritor, cuya ¨²ltima novela, Caligraf¨ªa de los sue?os, me parece una maravilla) de que no se puede transigir en eso. Uno tiene que hacer lo que tiene que hacer con la novela. Y si al lector le gusta, mejor. Y si no le gusta...
El piso de Lobo Antunes en Lisboa es un d¨²plex coqueto con un amplio ventanal que da a una calle transitada. Sin embargo, nada del ruido de los coches de abajo alcanza la silenciosa casa del novelista. Las habitaciones se encuentran tapizadas de estanter¨ªas de libros meticulosamente ordenados. Un cuarto almacena todas sus novelas, todas las traducciones de sus novelas. En una pared del sal¨®n hay frases pintadas con rotulador. Son m¨¢ximas de pensadores o poetas, puestas all¨ª por un Lobo Antunes convertido en grafitero de su propio apartamento. Habla de su deuda con Espa?a, agradece el tratamiento que se le dispensa all¨ª, recuerda a amigos escritores espa?oles a los que admira particularmente (Javier Mar¨ªas, Pere Gimferrer), asegura que los dos pa¨ªses deber¨ªan fundirse en uno solo. Luego enciende otro de sus cigarros y, ya avanzada la tarde, enciende de golpe la luz de un flexo: "As¨ª le veo mejor".
P. ?C¨®mo se logra una voz personal como la suya?
R. Con trabajo. A m¨ª me ha llevado mucho tiempo encontrar mi estilo, muchos a?os.
P. ?Muchos libros tambi¨¦n?
R. Bueno, yo empec¨¦ a publicar tarde, con 36 a?os. Uno va aprendiendo con lo que va escribiendo, aunque le dir¨¦ que jam¨¢s vuelvo a leer lo que ya he escrito.
P. ?Por qu¨¦?
R. Pues porque tengo miedo de encontrar defectos muy grandes y poca calidad. Uno solo puede escribir si est¨¢ convencido de que es el mejor. Y despu¨¦s, es tan dif¨ªcil, y hay tantas decepciones con los propios libros...
P. Para superar eso trabaja doce horas al d¨ªa, ?no?
R. S¨ª, normalmente s¨ª. Aunque ahora no. Ahora espero. Y le dir¨¦ que no s¨¦ si ya he escrito mi ¨²ltimo libro, si voy a ser capaz de escribir otro. La verdad es que nunca sabes...
P. ?Y por qu¨¦ se siente culpable cuando no escribe?
R. Porque escribir es la ¨²nica cosa que s¨¦ hacer, que hago. Adem¨¢s, tengo la impresi¨®n de que los libros no me pertenecen, de que ni siquiera tengo el derecho de poner el nombre en la cubierta. Ellos vienen de partes tuyas -o no tuyas- que no conoces. En los buenos momentos la mano camina sola. La literatura no se hace con la l¨®gica de la cabeza, sino con la de los afectos, con la de los sentimientos o de las emociones.
P. ?El inconsciente?
R. Mire: uno lee a Lorca o ve una pel¨ªcula de Fellini, y comprende que sus asociaciones carecen de l¨®gica. Sin embargo, son una maravilla. Y es algo verdadero. Eso no se puede hacer con la cabeza, eso es un milagro. ?Y de d¨®nde vienen los milagros? No lo s¨¦.
P. Y despu¨¦s de eso, ?corrige mucho?
R. Las primeras redacciones son siempre malas. El problema no es escribir, sino corregir. Para corregir, tu estado de esp¨ªritu debe ser completamente diferente. Ah¨ª se tiene que estar vigilante. Y tratar de vertebrar tu delirio.
P. Es usted uno de los escritores m¨¢s prestigiosos de Europa, muchas veces candidato al Nobel. ?Piensa en eso? ?Piensa en los premios?
R. Los premios no valen nada. Hace unos a?os me llamaron de M¨¦xico para decirme que hab¨ªa ganado el Juan Rulfo y me limit¨¦ a contestar: "?Cu¨¢nto?". ?No sab¨ªa que la conversaci¨®n se estaba retransmitiendo para una rueda de prensa! Del Nobel hablan todos los a?os, pero eso, como escritor, te tiene que dar igual. Si viene, estar¨¢ bien porque es mucho dinero, y si no, pues tambi¨¦n estar¨¢ muy bien. Hay muchos premios... Todos los escritores tienen su premio, hay premios para todos...
P. ?Siempre se sinti¨® escritor?
R. Nunca serv¨ª para otra cosa. No sirvo para la vida pr¨¢ctica. Ni siquiera tengo ordenador: escribo a mano, porque es como bordar, me gusta el olor del papel, me gusta esa cosa artesanal de la escritura, el dibujo de las letras. Hay tres o cuatro cosas importantes en la vida: los libros, los amigos y las mujeres... y Messi. Lo he visto hace poco, en la tele, en el Mundialito. ?Ah, si pudiera escribir como Messi juega al f¨²tbol! ?El bal¨®n parece enamorado de ¨¦l!
P. ?C¨®mo ve ahora a Portugal?
R. La gente vive muy mal. Hace dos d¨ªas, baj¨¦ a comprar cigarrillos y en el quiosco dos se?oras casi se matan por diez c¨¦ntimos. Este barrio es un barrio pobre, donde hay restaurantes muy baratos, tascas modestas, donde puedes comer por cinco o seis euros. Antes estaban siempre llenos. Ahora est¨¢n vac¨ªos. La gente no tiene dinero. El paro sube y, al mismo tiempo, hay una clase social con much¨ªsimo dinero. Es todo muy injusto.
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