Juntos pero no revueltos
Dos relatos cortos del maestro del g¨¦nero, Torito y Graffiti, de Julio Cort¨¢zar, dramatizados por Jos¨¦ Sanchis Sinisterra en un mismo montaje. El primero, de 1954, tiene a un viejo boxeador como protagonista; el segundo, de finales de los setenta, a una joven activista torturada durante la dictadura. Ambos reviven su derrota y lo hacen interpelando a un interlocutor silencioso, real y presente en Torito, ausente en Graffiti. Sanchis Sinisterra los sit¨²a en la misma habitaci¨®n de hospital, cada uno en su cama. Claro, pens¨¦, as¨ª el boxeador se convierte en el interlocutor de la joven y viceversa. Pero no. Una mujer que suponemos cercana a la chica llega de visita para recoger en un cuaderno lo que ella le cuenta a modo de carta dictada y, cada tanto, hace como que atiende al relato del viejo. No hay interacci¨®n entre los protagonistas. Dir¨ªa que ni siquiera se miran. Est¨¢n juntos pero no revueltos. Al menos hasta el final, una especie de ep¨ªlogo en el que, uno y otra cara a cara, repiten sus primeras frases. "Tantas cosas que empiezan y acaso acaban...", dice ella. "Y cuando est¨¢s abajo todos te fajan", contesta ¨¦l. Qu¨¦ pena no seguir por aqu¨ª.
CRONOPIOS ROTOS. VARIACIONES SOBRE CORT?ZAR
Dramaturgia y direcci¨®n: Jos¨¦ Sanchis Sinisterra. Int¨¦rpretes: G. Aparicio, C. Guivernau, Mario Vedoya. Sala Beckett, Barcelona.
No s¨¦ si ese segundo camino que Sanch¨ªs Sinisterra se limita a insinuar es posible. No s¨¦ cuantos cruces se dan entre ambos textos, si es que se dan, tan eficaces como el que hemos citado. Pero me sabe a poco el escaso intercambio entre boxeador y activista despu¨¦s de haberlos arrastrado desde sus dolorosas circunstancias para juntarlos en un espacio y tiempo com¨²n. Y me sobra la mujer visitante. Los int¨¦rpretes tienen fuerza pero me pareci¨® intuir, por como se miran en esa corta escena final com¨²n, que ambos se necesitan durante la funci¨®n.
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