Sector bancario: aligerar para relanzar
A menudo se hace menci¨®n a la necesidad de reducir el endeudamiento en todos los sectores como una premisa para poder recuperar la senda de crecimiento perdida. La idea es que para poder echar a volar es preciso primero soltar el lastre. Las entidades financieras no son una excepci¨®n. El deleveraging bancario se ha convertido en una respuesta a estos retos, cuyas implicaciones para la salida de la crisis y la recuperaci¨®n econ¨®mica pueden ser muy importantes. Por deleveraging se entienden las v¨ªas por las que el sector bancario puede aligerar las presiones sobre sus niveles de deuda y sus riesgos. En particular, los bancos europeos han acumulado deuda de forma muy considerable y su apalancamiento -como la relaci¨®n entre esa deuda y sus activos- se ha convertido en un problema desde varias dimensiones. Una de las m¨¢s conocidas ha sido la exposici¨®n bancaria a la deuda soberana y los riesgos cruzados entre distintos pa¨ªses, que adem¨¢s se agudiza cuando parte de la soluci¨®n que se est¨¢ proponiendo para atajar el riesgo soberano es que sean los bancos de cada pa¨ªs los que sigan comprando los t¨ªtulos p¨²blicos emitidos por sus respectivos Tesoros, de forma que puedan emplear esos bonos como colateral en el Banco Central Europeo (BCE) para obtener liquidez. Este proceso se retroalimenta porque, con las operaciones de refinanciaci¨®n y de mercado abierto extraordinarias que est¨¢ acometiendo el BCE, los bancos m¨¢s saneados depositan la liquidez obtenida de vuelta en el BCE en lugar de prest¨¢rsela a otros bancos.
A Espa?a le urge un saneamiento del sector bancario que elimine incertidumbres
En vez de ocultar riesgos, como est¨¢n haciendo las entidades financieras de otros pa¨ªses europeos
Otra dimensi¨®n muy importante es el aumento de los requerimientos de recursos propios que se exigen a los bancos para cubrir sus riesgos, entre los que recientemente destacan las exigencias de la Autoridad Bancaria Europea, que para Espa?a est¨¢n suponiendo la necesidad de elevar en 26.000 millones de euros el capital de m¨¢xima categor¨ªa de las cinco mayores entidades financieras.
La presi¨®n tal vez m¨¢s acuciante es la necesidad de cumplir con las ratios de capital sobre activo. En este caso, el deleveraging implica que, en lugar de ampliar el numerador de las ratios de solvencia -ya que se antoja muy complicado captar inversores en un entorno de elevada incertidumbre-, lo que los bancos est¨¢n haciendo fundamentalmente es reducir el denominador de esas ratios. Esto supone -como de hecho se viene observando recientemente en el conjunto de la banca europea- una disminuci¨®n de volumen de activos bancarios desde varias perspectivas. Una de las m¨¢s comunes consiste en vender directamente algunos activos (asset disposal) para poder destinar los recursos a incrementar capital. Otra consiste en reducir la cartera de cr¨¦dito para, con ello, contar con menores riesgos, lo que puede resultar en un agravamiento del racionamiento de cr¨¦dito (credit crunch) del que ya adolecen buena parte de las econom¨ªas europeas.
En buena medida, gran parte de lo que refleja esta tendencia al deleveraging es la necesidad de sanear los balances bancarios de un amplio n¨²mero de pa¨ªses europeos. Espa?a constituye una referencia en este contexto, ya que la exposici¨®n de las entidades financieras al sector inmobiliario se considera un problema de extraordinaria relevancia, cuyas soluciones ahora se discuten y son seguidas con atenci¨®n por parte de los analistas e inversores for¨¢neos. En el resto de la eurozona -dejando al margen Irlanda-, la necesidad de saneamiento y de reestructuraci¨®n bancaria es tambi¨¦n muy significativa, si bien generalmente se debe a un deterioro distinto, no inmobiliario, pero tambi¨¦n muy importante y menos comentado. Merece la pena comparar las implicaciones que para el deleveraging bancario tienen los riesgos y deterioro de activos del caso espa?ol con lo que podr¨ªamos llamar el caso de otros pa¨ªses de la eurozona, porque esta comparaci¨®n encierra cuestiones muy relevantes y poco conocidas por la opini¨®n p¨²blica.
El riesgo que se tiene que reducir en Espa?a es de naturaleza inmobiliaria y, por tanto, responde a un est¨¢ndar cl¨¢sico de deterioro de activos durante una crisis financiera al que en la experiencia hist¨®rica se le han dado diversas soluciones, siendo las m¨¢s conocidas los bancos malos. Sin embargo, en otros pa¨ªses europeos, la necesidad de saneamiento sigue estando relacionada -por mucho que se trate de ocultar- con los or¨ªgenes de la crisis y responde a titulizaciones de activos con escaso valor a?adido y que entra?an importantes p¨¦rdidas para los tenedores de los mismos. En este caso, las soluciones son m¨¢s complejas y muchos bancos centroeuropeos est¨¢n adoptando ya sus propias acciones, que, lejos de resolver el problema, solo lo ocultan.
As¨ª, por ejemplo, lo que ocurre con muchas de estas titulizaciones es que los tenedores compraron seguros de impago (CDS) para cubrirlas y la magnitud de las reclamaciones a estos aseguradores es tal que ahora se compran seguros que cubran el riesgo de impago de los seguros que originalmente cubr¨ªan los t¨ªtulos. Con estos seguros se crea una estructura financiera que permite a las entidades bancarias cubrir esas p¨¦rdidas a lo largo de un periodo de tiempo m¨¢s prolongado. En principio, cabr¨ªa pensar que esta no es una mala soluci¨®n porque las p¨¦rdidas se van amortizando poco a poco. Pero el riesgo sigue existiendo y deber¨ªa tener una cobertura en t¨¦rminos de recursos propios cuando, sin embargo, no es as¨ª, creando adem¨¢s una injusticia comparativa, ya que en pa¨ªses como Espa?a el riesgo de los activos relacionados con el sector inmobiliario aumenta el consumo de recursos propios, mientras que en Europa los activos ponderados por riesgo son aparentemente menores y el consumo de recursos propios es tambi¨¦n menor.
Instituciones como la Reserva Federal estadounidense o el Banco Internacional de Pagos han denunciado estas pr¨¢cticas de "trucaje de modelos de riesgo" (model tweakage), pero a¨²n no ha habido una acci¨®n que resuelva esta asimetr¨ªa. Mientras tanto, el mercado puede castigar en mayor medida a las entidades bancarias espa?olas -porque sus riesgos resultan m¨¢s observables- que a las europeas porque las argucias para tener menores exigencias de capital no se consideran un dem¨¦rito comparable. Todo ello implica que las entidades financieras espa?olas van a tener que hacer frente a un deleveraging m¨¢s significativo que sus hom¨®nimas europeas, con efectos negativos para el cr¨¦dito al sector privado.
A Espa?a le urge, por tanto, resolver su problema de saneamiento cuanto antes y de una forma contundente. La participaci¨®n de inversores for¨¢neos -no siempre adecuadamente valorada- se antoja necesaria en este proceso, pero para ello hay que establecer una estructura financiera y un sistema de garant¨ªas que ofrezcan una soluci¨®n de medio plazo para el deterioro de activos, al margen de que sean precisos nuevos procesos de integraci¨®n y que estos puedan ayudar al proceso de saneamiento en alguna medida. La idea fundamental es que el inevitable deleveraging al que se enfrenta el sector bancario espa?ol sea un saneamiento que elimine incertidumbres, en lugar de convertirse en una v¨ªa para ocultar riesgos y desembocar en un negocio menguante y excesivamente opaco. No se puede obviar que -de forma justa o no- Espa?a es uno de los focos principales de preocupaci¨®n en materia bancaria en el Viejo Continente. Las decisiones adecuadas en este contexto pueden devolver gran parte de la confianza perdida o perderla ya por mucho tiempo.
Santiago Carb¨® Valverde es catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Granada y colaborador de Funcas y BMN.
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