La otra f¨®rmula de Mourinho

As¨ª como los organismos se adaptan al medio para sobrevivir, ¨²ltimamente Jos¨¦ Mourinho ha renunciado con ¨¦xito a algunos de sus principios futbol¨ªsticos m¨¢s caracter¨ªsticos para sacar adelante los partidos que se le complican.

El t¨¦cnico del Madrid se ha resistido durante a?os a jugar con un solo medio centro por delante de la defensa pero en Mallorca acab¨® alineando solo a Xabi Alonso. No le gusta emplear a dos nueves, pero puso a Benzema e Higua¨ªn. Tampoco estaba de acuerdo con emparejar a dos mediapuntas, pero coloc¨® a ?zil junto a Kak¨¢. Todo por lograr atrapar esos tres puntos que mantienen al equipo al mando de la Liga.

Hombre siempre muy atento a controlar los mensajes, Mourinho tambi¨¦n es capaz de transformarse a s¨ª mismo, renunciar a su influencia y entregarse a los jugadores para despu¨¦s quedar la sensaci¨®n de que eran los dem¨¢s quienes obedec¨ªan sus designios. El empleo de un papel para trasladar una orden t¨¢ctica elemental, como pasar de defensa de tres a defensa de cuatro, le dio, al t¨¦rmino del partido, un relieve considerable. Acabado el encuentro, en la sala de prensa de Son Moix pululaba un batall¨®n de reporteros produciendo im¨¢genes y pensando en guiones para futuros reportajes sobre lo que llamaban "el papelito".

Desde que se midi¨® al Bar?a, 12 de sus 16 goles han llegado en el segundo tiempo

El portugu¨¦s ha entendido que en Espa?a se pide jugar al ataque

Mourinho entiende que Espa?a es diferente y que aqu¨ª la afici¨®n le exige jugar m¨¢s al ataque. La mutaci¨®n de la semana previa al ¨²ltimo cl¨¢sico refleja su olfato de soci¨®logo. Entren¨® al equipo para jugar con tres mediocentros, pero en la v¨ªspera del partido quit¨® a Khedira y puso a ?zil obedeciendo a una doble necesidad. Primero, crey¨® que el madridismo estar¨ªa menos dispuesto a perdonarle el fracaso si su planteamiento no era atrevido, y segundo, observ¨® que para convencer a los jugadores precisaba jugar un poco como ellos quer¨ªan. Es decir: sin el trivote.

El resultado del cl¨¢sico, un decepcionante 1-3, tuvo consecuencias que el vestuario todav¨ªa no supera. Lo primero que hizo Mourinho tras el partido fue reprocharles a los jugadores el haberse empe?ado en querer jugar sin trivote.

El resentimiento de animosidad fue mutuo y se prolong¨® hasta el partido en Sevilla y m¨¢s all¨¢ de las Navidades. El descanso del partido de ida de los octavos de la Copa, contra el M¨¢laga -cuando los blancos perd¨ªan 0-2, en un partido que acabaron remontando (3-2)-, registr¨® intercambios desagradables entre los futbolistas y su entrenador. Al acabar el encuentro Mourinho les acus¨® de no haberse cuidado durante las fiestas navide?as. Pero los problemas del equipo parecen mentales, o incluso puramente futbol¨ªsticos, antes que f¨ªsicos. Como dijo un jugador: "Ese bloqueo psicol¨®gico que tenemos desde el cl¨¢sico es porque algunos piensan que jugando as¨ª, contra el Bar?a no vamos a poder".

Desde el cl¨¢sico, el Madrid ha encontrado dificultades en todos los partidos. En Sevilla se encomend¨® a Casillas hasta que desat¨® la tormenta final, contra el M¨¢laga no logr¨® encarrilar la eliminatoria, ni en la ida ni en la vuelta, hasta que el planteamiento hizo crisis, contra el Granada pas¨® un mal trago en el primer tiempo y en Mallorca estuvo cerca de la derrota. En todos los casos Mourinho debi¨® intervenir en los descansos para operar cambios profundos en sus planes iniciales.

El Madrid meti¨® 16 goles en los ¨²ltimos cinco partidos. Solo cuatro fueron en el primer tiempo. Los 12 restantes obedecieron a la mutaci¨®n de Mourinho, que ha demostrado tener m¨¢s pizarras de las que se le supon¨ªan. Cuando el equipo lo ha necesitado, no ha dudado en cambiar de traje. Y siempre con acierto.