La ¨²ltima partida de domin¨®
Manuel Fraga dej¨® de mover ficha tras perder a su pareja de siempre en el juego, exsecretario del Ayuntamiento de Vilalba, al que llamaba "el Jefe"
"El Jefe" muri¨® el 6 de mayo del a?o pasado cumplidos los 96, y despu¨¦s Fraga ya no tuvo mucho ¨¢nimo para seguir jugando. El expresidente de la Xunta enviud¨® en el domin¨® 15 a?os despu¨¦s que en la vida. "El Jefe" o "don Carlos", las dos maneras como se refer¨ªa el pol¨ªtico a su pareja en las partidas vilalbesas, era Carlos Pardo Men¨¦ndez, durante a?os secretario municipal, la ¨²nica persona, con el Rey, que se atrev¨ªa a tutear al presidente y llamarle Manolo.
Cuando Fraga pasaba por Vilalba, Pardo era el primero en saberlo y, ya de oficio, convocaba a los rivales de siempre y organizaba la partida. Entre los habituales sol¨ªan estar dos vecinos m¨¢s j¨®venes y tambi¨¦n de derechas: Vicente Garc¨ªa Pernas, concejal del PP hasta las ¨²ltimas municipales, y Juan Manuel Cancio Moreda, que lo fue por Alianza Popular y Coalici¨®n Democr¨¢tica entre el 79 y el 87. Haciendo balance de sus incontables partidas, Cancio desmonta el mito de que Fraga venc¨ªa siempre ("yo le tengo ganado muchas veces") y cuenta que su p¨¦rdida de poder se reflej¨® descarnadamente en el n¨²mero de personas interesadas en jugar con ¨¦l.
Como el local habitual estaba en obras, trasladaron su mesa al Parador
No hab¨ªa jugadores suficientes, as¨ª que sentaron a un guardia civil
"Cuando era presidente muchos ven¨ªan rog¨¢ndonos que les cedi¨¦ramos el puesto en la mesa; todo el mundo, la mayor¨ªa hombres, y tambi¨¦n alguna mujer", recuerda el que tambi¨¦n fue secretario del Centro Cultural de Vilalba, donde jugaban siempre. "Pero ahora era dif¨ªcil organizar una partida: La ¨²ltima o la pen¨²ltima vez que jugamos, llam¨® el expresidente del Parlamento Garc¨ªa Leira [vicepresidente, adem¨¢s, de la fundaci¨®n que compr¨® y restaur¨® la casa natal de Fraga Iribarne] para que busc¨¢semos gente. Era un mi¨¦rcoles a las 12, las partidas, aqu¨ª, suelen ser al mediod¨ªa, pero la gente estaba trabajando". Al final, ante la imposibilidad de localizar "un punto" para completar la pareja contrincante, el propio don Manuel resolvi¨® el marr¨®n posando sus ojos en los escoltas: "Preg¨²ntenle a esos guardias civiles, a ver si alguno sabe jugar". Afortunadamente, uno de los dos agentes hab¨ªa jugado alguna vez de chico y accedi¨® a completar el cuadro. "No sab¨ªa mucho pero se sinti¨® obligado", comentaba ayer Juan Manuel Cancio. En una visita anterior, cuando a¨²n Fraga se sub¨ªa al escenario para dar realce a los m¨ªtines, anunci¨® a los vilalbeses que, pese a tener pante¨®n reservado, no se enterrar¨ªa all¨ª porque quer¨ªa estar con su mujer. "Los mayores se lo tomaron mal", cuentan en el Ayuntamiento.
El Centro Cultural conserva, para las partidas de domin¨®, cuatro mesas de m¨¢rmol. La ¨²ltima vez que Fraga jug¨® en la capital da Terra Ch¨¢, con Carlos Pardo todav¨ªa vivo, tuvo lugar entre finales de febrero y primeros de marzo del a?o pasado. El local habitual estaba en obras y la partida, para el fundador del PP, era "lo primero" y "lo imprescindible". As¨ª que, seg¨²n un actual directivo de la entidad social, le trasladaron una mesa al Parador, y all¨ª repartieron las fichas.
El Centro Cultural, que acogi¨® con el pol¨ªtico de Vilalba en la Xunta la primera edici¨®n del Campeonato Gallego de Domin¨®, ten¨ªa para Fraga una ventaja a?adida. Se halla justo enfrente del colegio electoral que le correspond¨ªa como votante censado en Vilalba, y siempre que hab¨ªa elecciones, pr¨¢cticamente todos los a?os, se desplazaba hasta su localidad natal para ejercer su derecho democr¨¢tico. Pero antes de votar cumpl¨ªa con lo m¨¢s sagrado en el Centro Cultural Recreativo. El Jefe de Vilalba y el presidente de Galicia quer¨ªan siempre echar tres partidas, la primera a 40 puntos; la segunda, a 30 y la tercera, a 20. Cuando se dispon¨ªa a sentarse a la mesa, Fraga acostumbraba preguntarles a los presentes "qu¨¦ van a tomar ustedes". Y ¨¦l, cuando estaba a gusto con la compa?¨ªa, se tomaba un caf¨¦ o un licor.
Seg¨²n Cancio Moreda, "a don Manuel le gustaba ganar, como a todo el mundo", pero no se cabreaba si perd¨ªa. Una vez que Pardo y ¨¦l perdieron dos partidas seguidas y en la tercera se puso muy cruda la cosa, se levant¨® repentinamente de la mesa y abandon¨® el juego. "Queda demostrada su autoridad sobre este particular", le espet¨® a la pareja contrincante.
Siempre manten¨ªa las formas, solo golpeaba con las fichas si ten¨ªa una buena jugada y hablaba de todo "menos de pol¨ªtica, porque el domin¨® le serv¨ªa para desconectar, por eso buscaba cualquier momento para jugar". "Era muy ameno, ten¨ªa recursos fant¨¢sticos para explicarse, a veces eran aut¨¦nticos mon¨®logos", recuerda el rival, "delante del local hay un negrillo. Un d¨ªa, se qued¨® mir¨¢ndolo y nos dijo: 'Oigan ustedes, tienen que cuidar ese ¨¢rbol porque es muy importante. El mayor parque de esta especie est¨¢ en Alemania y yo no recuerdo que hubiese ninguno de este grosor".
El ritual del domin¨® era una necesidad fisiol¨®gica y la fidelidad de Fraga a Carlos Pardo no imped¨ªa la promiscuidad m¨¢s all¨¢ del t¨¦rmino municipal de Vilalba. Sin ¨¦l, por ejemplo, mand¨® organizar una partida en Armea (L¨¢ncara), dentro de un cami¨®n decorado, para agasajar a Fidel Castro. El cubano sali¨® derrotado.
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