Galicia sin patr¨®n
El d¨ªa de su primera toma de posesi¨®n como presidente, Manuel Fraga afirm¨® sentir como si toda su vida hubiera sido un largo camino de preparaci¨®n para aquel momento. Seguramente no se equivocaba. En su haber, siempre le quedar¨¢ haber guiado a buena parte de la derecha espa?ola desde los jardines del Palacio de Oriente hasta la tierra prometida del constitucionalismo y el Estado auton¨®mico. Tampoco debiera dejar de anotarse -visto lo que vino despu¨¦s- su leal oposici¨®n a Felipe Gonz¨¢lez, con aquella aclamada teor¨ªa de los garbanzos.
A la derecha gallega tambi¨¦n la condujo hasta otra tierra prometida: la de su reinventado "galleguismo popular". Para la historia quedar¨¢ siempre la habilidad con que ampli¨® la base de su escueta primera mayor¨ªa absoluta. Logr¨® apropiarse con aplomo de la herencia galleguista para incorporarla al acervo de la derecha gallega como si siempre les hubiera pertenecido. Tarea en la que cont¨® con la inestimable colaboraci¨®n por incomparecencia del nacionalismo y la UPG, siempre dispuesta a echarle una mano a la derecha, a ver si as¨ª se colapsa el sistema de una vez y hacemos la revoluci¨®n. En su saldo positivo, tambi¨¦n debe anot¨¢rsele haber dotado a la Xunta de Galicia de una eslora institucional y una navegaci¨®n pol¨ªtica que habr¨ªa tardado m¨¢s en alcanzar.
La historia no le absolver¨¢, pero ya le ha tratado con mucha generosidad
En su debe, sin embargo, contar¨¢ para siempre haber colaborado con tanto convencimiento como activismo con la dictadura franquista y sus sistemas de represi¨®n, manipulaci¨®n y propaganda. La historia no le absolver¨¢. Pero ya le ha tratado con mucha generosidad, al permitir que se recuerde m¨¢s aquella ¨¦poca de su vida por el ba?o en Palomares y el Meyba, que por haber sido miembro de un Gobierno que persegu¨ªa y maltrataba a quien no pensara igual.
Tambi¨¦n figurar¨¢ en su saldo negativo haber desaprovechado, en gran medida, la mayor oportunidad que ha disfrutado nunca Galicia para planificar y completar un proceso de modernizaci¨®n como pa¨ªs que nos llevase a una econom¨ªa con m¨¢s valor a?adido y m¨¢s competitiva, un territorio m¨¢s equilibrado, o unas instituciones m¨¢s eficaces y de mayor calidad democr¨¢tica. Nunca dispusimos de tantos recursos, tanta capacidad de decisi¨®n y autonom¨ªa pol¨ªtica y tanta voluntad para poder ser lo que quisi¨¦ramos ser. El resultado ha sido correr muy r¨¢pido delante de nuestros errores liderados por Fraga, hasta que han acabado por volver a alcanzarnos.
Como si estuvi¨¦ramos jugando a la Oca en vez de vivir, amar o gobernar y hubi¨¦ramos ca¨ªdo en la calavera, hemos retornado a la casilla de salida. Estamos como cuando Fraga se fue. Sin patr¨®n al tim¨®n, sin modelo en las m¨¢quinas. M¨¢s viejos, m¨¢s cansados y con la palabra crisis incorporada a nuestro vocabulario como excusa ¨²til para encubrir toda suerte de cr¨ªmenes y desmanes.
A la Democracia Feijoniana se la ve como ausente sin Zapatero. A menos de un a?o de las elecciones, liquidada la herencia bipartita y sin enemigo exterior ante qui¨¦n alzarse, solo le queda su exigua gesti¨®n. La oposici¨®n sigue buscando su camino. Pachi V¨¢zquez acaba de librarse de la sombra del gran elefante blanco redentor que siempre aguarda el socialismo galaico. Los nacionalistas, como suelen, parecen a punto de decidir al fin qu¨¦ quieren ser de mayores.
Qui¨¦n gane las pr¨®ximas lecciones lo va a tener a¨²n m¨¢s dif¨ªcil. Galicia tiene en frente una recesi¨®n y los mismos retos del pa¨ªs perif¨¦rico y poco competitivo que ¨¦ramos entonces. Una econom¨ªa morosa, anticuada y lateral. Una poblaci¨®n envejecida y dependiente, dispersa y mal atendida. Un territorio machacado, desequilibrado e ineficiente. Una cultura pol¨ªtica basada en la dependencia y el intercambio de favores.
La an¨¦cdota, real o no, que mejor retrata a Fraga cuenta como, entre el calor de una agotadora campa?a electoral y asfixiado en una churrasquer¨ªa por votantes y simpatizantes, a la pregunta de un camarero respondi¨® no haber venido a este mundo a decidir si el agua se la tomaba con gas o sin gas. "Usted p¨®ngame una, yo me la bebo y punto". Nosotros s¨ª hemos venido a este pa¨ªs para decidir si el agua nos la tomamos con gas o sin gas. Decidirlo, o beber la que nos pongan. He ah¨ª el dilema.
@antonlosada
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