Cr¨®nica de la antirrivalidad

Valencia trata de remover los rescoldos de un pique casi inexistente. Algunos, los m¨¢s osados, lanzan una provocaci¨®n: "La verdadera rivalidad es entre el Levante y el Mestalla, filial valencianista". Cierto: ese enfrentamiento ha sido mucho m¨¢s prol¨ªfico que el de los primeros equipos. Pero los granota, tradicionalmente m¨¢s beligerantes, apenas arquean una ceja. Satisfechos con una temporada de ensue?o, tratando de alargarla ahora que las costuras se le resienten: caen algunos lesionados (Juanlu), desertan otros hacia el oro chino (Nano) y empiezan los achaques de los veteranos. El entrenador, Juan Ignacio Mart¨ªnez (JIM), reactiva el equipo con dos chicos de la cantera (Roger e Hig¨®n, renovado ayer hasta 2014) y el entusiasmo de los m¨¢s experimentados. Por supuesto, para Ballesteros o Juanfran, levantinistas de cuna, es una cita especial la de esta noche en Mestalla: poder alterar por una vez el viejo orden establecido. Conscientes de la lecci¨®n aprendida en el reciente choque de Liga, vencidos por los chicos de Unai Emery (0-2). Aquel d¨ªa los granota, sobreexcitados, se pasaron de revoluciones. La peor actuaci¨®n en su estadio.

Entre muchos valencianistas existe cierta simpat¨ªa hacia los logros de sus humildes vecinos. La condescendencia de siempre. Convencidos de que las semifinales ante el ganador del Madrid-Bar?a est¨¢ a tiro de piedra. M¨¢s interesados en Ever Banega, renovado ayer hasta junio de 2015, y la predisposici¨®n del club a renovar tambi¨¦n a Miguel Brito. Ah¨ª s¨ª saltan reacciones a favor y en contra. Seis temporadas salpicadas de episodios de indisciplina del jugador, que, sin embargo, siempre ha sido titular. Ausente hoy por lesi¨®n, Miguel sigue siendo el mejor lateral derecho y, a los 32 a?os, quiere ser un chico bueno hasta final de curso para prorrogar su relaci¨®n de amor-odio con Mestalla.

Los entrenadores tambi¨¦n se quieren. Unai Emery ya le enviaba flores a JIM cuando este solo era conocido en Segunda. Por supuesto, JIM le devuelve los elogios. Tampoco hay rivalidad entre los presidentes, Manuel Llorente y Quico Catal¨¢n, sino respeto por haber sacado a sus respectivos clubes del abismo econ¨®mico.