"Ahora gano por mi tenis"
Nadal recupera su mejor juego y llega a la final tras vencer a Federer con una valiente estrategia
Por una vez, el torturador cambia de herramientas de trabajo. Sopla el viento y hace fr¨ªo. El suizo Roger Federer ataca con la ferocidad de los desesperados: tras un comienzo glorioso (3-0), est¨¢ en el tie-break de la tercera manga (7-6, 2-6 y 6-6), discutiendo el punto de inflexi¨®n del duelo. Rafael Nadal lleva casi tres horas roy¨¦ndole las piernas, pero acaba de mostrarle que tras su m¨¢scara de guerra tambi¨¦n habitan las dudas. Tras desaprovechar cuatro bolas de set (de 6-1 a 6-5), al espa?ol le queda una ¨²ltima bala. Enmudece el estadio. Federer imagina la jugada. Ser¨¢, razona, un tiro tras otro contra su rev¨¦s, como siempre. Para eso se prepara. Nada de eso ocurre. Un rugido empuja a la bola cuando un derechazo cruzado deja a Federer sin set, condenado (7-6, 2-6, 6-7 y 4-6) y v¨ªctima de una metamorfosis: en lugar de clavar una diana sobre su rev¨¦s, Nadal plante¨® el duelo a quemarropa.
"No jugu¨¦ todo el rato contra su rev¨¦s como he hecho tantas veces", dice el espa?ol
Federer es un genio de 30 a?os, tan rebosante de talento como corto de piernas
Hay algo de ego herido en la propuesta del espa?ol. Una pizca de orgullo magullado
"No hab¨ªa perdido en cinco meses. Pero reaccionar¨¦", asegura el suizo
"No jugu¨¦ como he jugado cientos de veces contra ¨¦l", explica luego el mallorqu¨ªn, clasificado para su cuarta final grande seguida, en la que se enfrentar¨¢ al serbio Novak Djokovic. "No jugu¨¦ todo el rato contra su rev¨¦s como he hecho tantas veces", insiste el n¨²mero dos mundial con gesto reflexivo. "Jugu¨¦ un partido m¨¢s normal. Contra su rev¨¦s y contra su derecha. Sent¨ª que en nuestro ¨²ltimo partido (3-6 y 0-6 para Federer), ¨¦l jug¨® muy agresivo con el rev¨¦s, lo que le permiti¨® estar muy dentro de la pista", a?ade. "Me result¨® muy dif¨ªcil encontrar espacios para moverle. En la final de Roland Garros, lo mismo. Jug¨® muy agresivo con el rev¨¦s. As¨ª que sal¨ª a la pista con la idea de cambiar un poco m¨¢s las direcciones", cierra, tras atreverse a hacer sobre cemento lo que solo una vez aplic¨® en tierra (final de Roland Garros 2008). Jugar de t¨² a t¨² con la derecha de Federer.
Dos mundos muy distintos chocan sobre la pista con la fuerza de dos cometas en colisi¨®n. Uno es el de Federer, un genio de 30 a?os, tan rebosante de talento como corto de piernas. Otro es el de Nadal, su m¨¢ximo rival de 25 a?os, que no atiende a ese 0-3 del inicio y le ataca con una fe indestructible que nace de los precedentes: son ya 18 victorias en 27 encuentros para ¨¦l, ocho en 10 partidos en los grandes.
Federer juega contra Nadal, su mente y el reloj. Incluso ganando el primer set, ya pierde, porque consume 56 minutos. El mallorqu¨ªn, que juega con la rodilla derecha vendada y tiene una mala sensaci¨®n en ella durante el encuentro, subraya su cita de semifinales como una ocasi¨®n para reivindicarse. Hay algo de ego herido en su propuesta. Una pizca de orgullo magullado. Nadal compitiendo para convencer a Nadal.
"Al final del a?o pasado", explica luego; "pod¨ªa ir ganando partidos, pero la l¨ªnea de tenis no era de un jugador de alto nivel. Ganaba m¨¢s o menos porque soy quien soy. Ahora estoy ganando por tenis". Las estad¨ªsticas apoyan su tesis, los datos fotograf¨ªan a un nuevo tenista, mucho m¨¢s agresivo: dispar¨® 36 ganadores, solo 10 menos que Federer, que pasa por ser el m¨¢s agresivo del circuito, y adem¨¢s se detuvo en los 34 errores no forzados, por los 63 del suizo.
"El tenis no son solo golpes", cuenta luego el ganador de 10 grandes. "Hay otras cosas, y algunas las tengo un poquito mejores que Federer: la intensidad de partido, con un nivel de crucero m¨¢s alto [y menos picos y valles, explica con gestos], intensidad mental y probablemente de piernas". ?Tanto pesa eso frente a la t¨¦cnica de Federer? ?Ten¨ªa el suizo cinco sets y cinco horas de tenis en sus piernas? "Es la pregunta equivocada al tipo equivocado", contest¨® el n¨²mero tres, serio. "No hab¨ªa perdido en los ¨²ltimos cinco meses. No siento pena por m¨ª mismo. Estoy decepcionado, pero reaccionar¨¦".
En la medianoche australiana, un gigante. Han terminado hace horas los fuegos artificiales que celebran el d¨ªa de Australia, y Nadal se arrodilla sobre el cemento. Grita. Celebra su victoria. No solo ha triunfado en un encuentro en el que fue break abajo en las tres primeras mangas. No solo ha tumbado al gran Federer en pista r¨¢pida y tras superar dos puntos de break en el ¨²ltimo juego, el primero con una defensa imposible. No solo ha vuelto a restar magn¨ªficamente (75% de pelotas en juego) y ha dejado la sensaci¨®n de un tenista el¨¦ctrico, con un toque m¨¢gico para los pasantes. Ha hecho mucho m¨¢s. Dar un paso adelante. Abandonar el camino seguro de siempre para cambiar e intentar volver al mismo sitio: la cima del mundo.
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