La mano que retrat¨® la materia
Fallece a los 88 a?os Antoni T¨¤pies, maestro del arte de vanguardia del siglo XX - Su obra constituye un cruce de caminos entre fisicidad y dimensi¨®n espiritual
Antoni T¨¤pies, uno de los grandes maestros de la vanguardia del arte del siglo XX, falleci¨® ayer en Barcelona a los 88 a?os, seg¨²n un comunicado emitido por su familia. El pintor catal¨¢n se encontraba delicado de salud desde hace tiempo. Con T¨¤pies desparece uno de los grandes referentes indiscutibles del arte contempor¨¢neo mundial.
Nacido en Barcelona en 1923, en el seno de una familia burguesa, culta y catalanista, de gran tradici¨®n editorial y bibli¨®fila que ¨¦l heredar¨¢ como una parte fundamental de su acervo, T¨¤pies no ha sido solo un gran pintor y escultor sino un intelectual de primer orden, te¨®rico del arte y coleccionista. El Rey le hab¨ªa otorgado en 2010 el t¨ªtulo de marqu¨¦s.
Su estilo se define por la palabra mat¨¦rico, en referencia al uso de elementos de enorme y a veces chocante y humilde fisicidad, hasta vulgaridad, trascendidas por una dimensi¨®n espiritual cuyas ra¨ªces conectaban con lo m¨¢s ¨ªntimo y ancestral del alma humana. Era un artista y al tiempo un sabio con ribetes a veces de un misticismo de corte tel¨²rico.
Estaba muy influenciado por la espiritualidad oriental y especialmente el budismo zen. El contraste entre ese af¨¢n universalista y trascendente y su apego a lo cotidiano e incluso lo dom¨¦stico -el astro mundial T¨¤pies era tambi¨¦n el senyor Antoni- articulaba lo que el artista ten¨ªa de m¨¢s personal y ¨²nico. Tambi¨¦n de entra?able. Pocos artistas de su talla, en toda la historia del arte, hubieran sido capaces de atisbar la grandiosa poes¨ªa ¨ªntima de un calcet¨ªn.
La obra de T¨¤pies est¨¢ marcada por las rugosidades, las rasgaduras, las grietas, las cruces y n¨²meros y signos de su mitolog¨ªa personal. Su trazo es enigm¨¢tico, su voluntad intrincada, pero su estilo es inconfundible. Todo eso conforma la obra de un artista esencial.
Ayer por la tarde, en las horas de su muerte, la sede de su fundaci¨®n en Barcelona, en el antiguo edificio de la Editorial Montaner i Simon, obra modernista de Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner, permanec¨ªa cerrada aunque con las luces encendidas dentro. Una met¨¢fora de su obra, aparentemente cr¨ªptica, pre?ada de iluminaci¨®n. En lo alto, la emblem¨¢tica escultura N¨²vol i cadira, (Nube y silla), se elevaba hacia el fr¨ªo cielo como una voluta de genio deshaci¨¦ndose en la inmensidad del oscuro universo.
T¨¤pies, que vivi¨® el pleno reconocimiento en vida, estaba en posesi¨®n de los m¨¢s importantes premios espa?oles e internacionales. Realiz¨® exposiciones desde los a?os cuarenta y fue uno de los fundadores de Dau al Set, movimiento del que se desvincul¨® en 1951.
Implicado siempre en los acontecimientos pol¨ªticos y sociales de su ¨¦poca, se opuso a la dictadura franquista en los a?os sesenta y setenta y fue encarcelado por asistir a una asamblea clandestina en el monasterio de Montserrat en protesta por el Proceso de Burgos. En 1950 hizo su primera exposici¨®n individual, en Barcelona, y viaj¨® a Par¨ªs becado por el Instituto Franc¨¦s. All¨ª conoci¨® a Picasso y al cubismo. A?os despu¨¦s, en coincidencia con el arte povera europeo y el posminimalismo estadounidense, T¨¤pies profundiz¨® en su trabajo con objetos, descontextualiz¨¢ndolos e incorpor¨¢ndolos a su lenguaje propio.
Influenciado tambi¨¦n por Joan Mir¨®, al que admiraba en grado sumo, su b¨²squeda art¨ªstica pronto tom¨® derroteros muy personales en paralelo al inter¨¦s por la nueva espiritualidad.
La condici¨®n humana, la rueda de la vida y sobre todo el insoslayable problema del dolor encuentran traslaci¨®n directa en su pl¨¢stica, rotunda y cargada a menudo de una dimensi¨®n tr¨¢gica. El inter¨¦s por la ciencia es otra constante en ¨¦l, que coleccion¨® grand¨ªsimas obras cient¨ªficas con pasi¨®n de bibli¨®filo.
La altura reflexiva siempre est¨¢ en T¨¤pies matizada, como queda dicho, por el uso casi artesanal de la materia. Al contrario, era capaz de sublimar hasta un zapato o un pelo de axila incrustado en su cuadro.
En los a?os ochenta, el inter¨¦s por la tela adquiri¨® en T¨¤pies una fuerza renovada.
Entre los grandes momentos p¨²blicos del artista estuvo la pol¨¦mica en torno al calcet¨ªn gigante que deb¨ªa adornar la gran sala oval del Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) en Barcelona. El proyecto no sali¨® adelante, en buena parte por un absurdo miedo institucional al rid¨ªculo que seguramente nos hubiese dejado tambi¨¦n sin la Capilla Sixtina. Aquel asunto dio pie a una reflexi¨®n sobre el arte de T¨¤pies que acab¨® redundando en su valoraci¨®n. Una versi¨®n m¨¢s peque?a del calcet¨ªn adorna el patio de su fundaci¨®n, uno de los grandes lugares del arte de la ciudad, faro como ¨¦l lo quiso de arte, experimentaci¨®n y conocimiento.
En septiembre de 2011 se inaugur¨® en la sede una exposici¨®n ya casi con voluntad de revisi¨®n completa de su obra desde los a?os cuarenta. En esa muestra se pod¨ªa apreciar la extraordinaria trayectoria del artista.
El de T¨¤pies es un arte en el que se dan la mano de manera especial occidente y oriente, lo particular y lo universal, ciencia y m¨ªstica, lo vulgar y lo sublime. Artista polim¨®rfico y complet¨ªsimo, renacentista en la acepci¨®n m¨¢s grandiosa de la palabra, deja la espiral de un astro humeante, una cicatriz, una grieta, sobre la superficie estremecida del arte contempor¨¢neo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.