Seis meses en el <i>campamento de la esperanza</i>
Los trabajadores de Sintel llevan medio a?o en mitad del Paseo de la Castellana.- 900 trabajadores pernoctan cada noche en chabolas
Llegaron un 29 de enero y montaron sus primeras tiendas y barracones en mitad de la noche. Y poco a poco el llamado campamento de la esperanza comenz¨® a crecer hasta dar cobijo y cama, cada noche, a 900 de los 1.818 trabajadores de la empresa. Llevaban ya varios meses, desde junio de 2000, en suspensi¨®n de pagos, con seis n¨®minas por cobrar.
Las cosas no fueron muy bien desde que Telef¨®nica vendiera la compa?¨ªa, en 1996, a la familia cubana Mas Canosa.
La retreta con que comenzaban la ma?ana a las 8.30 y la organizaci¨®n del campamento, dan cuenta del talante militar con que se ha afrontado la protesta diaria.
Durante todo este tiempo, el campamento se ha organizado respetando la estructura sindical de la empresa, cada comit¨¦ con su parcela propia.
Los empleados de Sintel no dejaron nada a la improvisaci¨®n a la hora de planear la llegada a la Castellana. Les llev¨® tres meses trazar las l¨ªneas del desembarco en la gran arteria madrile?a. Una vez all¨ª, y con el paso de los d¨ªas, acabaron gan¨¢ndose las simpat¨ªas del vecindario, los taxistas, los condutores de autob¨²s y los barrenderos de la zona.
A los largo de este tiempo han conseguido lo que pretend¨ªan: movilizar a los medios y conseguir que les escuharan. Diversas manifestaciones a su favor y la visita de personalidades de la pol¨ªtica, del espect¨¢culo y las artes han servido para que los de Sintel ocupen una parte de la actualidad diaria.
Sus mujeres y esposas tambi¨¦n les echan una mano. Unas semanas despu¨¦s de que montaran el campamento, 150 mujeres de Sintel se encerraron en la catedral madrile?a de la Almudena. Despu¨¦s de 80 d¨ªas abandonaron el templo, entre gritos de "?vivan las mujeres!" de varios cientos de trabajadores desplazados al lugar.
Al final, y despu¨¦s de seis largos meses, los trabajadores de Sintel pueden regresar hoy, si todo sale bien, a sus hogares con sus reivindicaciones satisfechas.
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