Cuando el enemigo vive arriba
Piden ocho a?os de c¨¢rcel por alquilar un piso de 400 metros a una familia conflictiva en un palacete
Un joven matrimonio y su hijo compran la casa de sus sue?os: un d¨²plex, parte de un palacete hist¨®rico, ubicado en un barrio de lujo, junto al mar. No pasa ni un mes cuando empiezan a sufrir todo tipo de incidentes: inundaciones, robos, destrozos... Pronto descubren que la causante no es la mala suerte, sino la conflictiva y numerosa familia que habita el piso superior. Les sabotean por mandato de su arrendador, que les cobra s¨®lo un euro al mes de alquiler con el prop¨®sito de lograr echar a los vecinos y hacerse con el palacete al completo.
Esta historia podr¨ªa pasar perfectamente por la sinopsis de una pel¨ªcula, al estilo de De repente, un extra?o, en la que Michael Keaton interpretaba a un perverso compa?ero de piso que arruina la vida de una joven pareja. Una vez m¨¢s, la realidad supera a la ficci¨®n. Se trata del primer caso de acoso inmobiliario que llega a los juzgados en el Pa¨ªs Vasco, y probablemente el m¨¢s siniestro denunciado en Espa?a. Cinco a?os despu¨¦s de los hechos denunciados se celebra la ¨²ltima vista oral del juicio, antes de que se dicte sentencia.
El denunciado alega que en vez de donar la vivienda a su hija la cedi¨® a una familia por la pena de ver a sus ni?os en la calle
La fiscal¨ªa y la acusaci¨®n particular piden ocho a?os para los cuatro imputados -el arrendador y tres miembros de la problem¨¢tica familia- por un delito contra la integridad moral, y varios por destrozos, robo, amenazas y allanamiento de morada.
El calvario que describe la pareja denunciante empez¨® a gestarse en el a?o 2000. El escenario fue la conocida como Casa Tangora, un majestuoso palacete de cinco plantas, dividido en tres viviendas (un piso entre dos d¨²plex) y situado en Neguri (Getxo, Vizcaya), el hist¨®rico barrio de la alta burgues¨ªa bilba¨ªna. La familia denunciante viv¨ªa de renta en el d¨²plex inferior, cuando el acusado, Juan Jos¨¦ R., un conocido empresario hostelero, compr¨® el piso intermedio. Seg¨²n los denunciantes, aspiraba a hacerse con todo el inmueble para hacer negocio, no se sabe si para montar un hotel-restaurante o por inter¨¦s especulativo. Fue en 2003 cuando la familia ejerci¨® su derecho a comprar la vivienda, frustrando por tanto las aspiraciones del hostelero, quien a su vez les propuso sin ¨¦xito una oferta de compra. El piso de arriba se encuentra vac¨ªo, ya que su propietaria reside en Madrid.
Instrucciones concretas
Al fracasar en su intento, siempre seg¨²n la versi¨®n del abogado de la familia denunciante, urdi¨® un plan para echar a los molestos propietarios de la planta baja. Alquil¨® su vivienda, de cerca de 400metros cuadrados, por un euro al mes a una familia gitana que cumpl¨ªa a la perfecci¨®n con el estigma que arrastra su etnia: un clan que viv¨ªa en una caravana despu¨¦s de haber sido expulsado de la localidad vizca¨ªna de Sestao por su conducta conflictiva. "Les dej¨® el palacete con instrucciones de comportarse de la manera m¨¢s cafre e incordiante posible", cuenta el abogado de la familia denunciante, Ignacio Imaz.
La familia asegura que intent¨® dialogar con el empresario, que reconoci¨® su plan sin tapujos: "Les advirti¨® de que dar¨ªa igual si lograban desahuciar a sus arrendatarios, porque en ese caso meter¨ªa a otros gitanos". Despu¨¦s de 14 meses de boicoteos, consiguieron que un juzgado de Getxo ordenara el desalojo del clan gitano. El caso ha llegado hasta un Juzgado de lo Penal de Bilbao.
Durante el proceso, Juan Jos¨¦ ha negado todas las acusaciones y ha ofrecido su versi¨®n: la vivienda la compr¨® con la intenci¨®n de regal¨¢rsela a su hija, pero se la cedi¨® a la familia sin techo por caridad. "Me daba pena ver a los ni?os en la calle", aleg¨® ante el juez. Imaz considera contradictorio meter a gente problem¨¢tica en un piso para una hija, y se?ala que Juan Jos¨¦ reconoci¨® que no ayud¨® a la familia ni antes ni despu¨¦s de alojarla en el palacete. Adem¨¢s, recalca que el piso lo puso a nombre de una sociedad que cre¨® para la compra, venta y promoci¨®n de pisos. El hostelero atribuy¨® los incidentes a gamberradas infantiles. Neg¨® su intenci¨®n de hacer negocio adquiriendo todo el inmueble. Dijo que "quien se dedica a reparar viviendas viejas y venderlas es la parte denunciante. Hay mucho trasfondo y mucha mentira sobre esa vivienda", sentenci¨®. El letrado niega tal acusaci¨®n: "Mis clientes quieren arreglar la casa y volver a vivir en ella". Ninguno de los implicados ha accedido a hablar fuera del juicio.
Aut¨¦ntico "martirio"
La familia denunciante relat¨® durante los juicios lo que calific¨® como un aut¨¦ntico "martirio". Sent¨ªan "un miedo constante por el hostigamiento" de la familia vecina. La madre de la familia denunciante describi¨® juergas de madrugada, inundaciones con "r¨ªos de agua", destrozos a su coche impregn¨¢ndolo de excrementos... Y pormenoriz¨® algunos de los ins¨®litos desechos que lanzaban por la ventana a su jard¨ªn: comida, jeringuillas, pa?ales sucios, colchones e incluso electrodom¨¦sticos. "Cuando yo trataba de limpiarlo, se re¨ªan y tiraban m¨¢s basura", record¨® muy afectada. Una de las mujeres de la familia vecina le lleg¨® a advertir de que entrar¨ªa en su propiedad "por las buenas o por las malas". En la vista de hoy, los peritos resolver¨¢n si las tuber¨ªas fueron da?adas deliberadamente, lo que permitir¨¢ probar definitivamente si ha habido acoso.
Los constantes sabotajes expusieron a la familia a una situaci¨®n cercana a la psicosis: "Sal¨ªan del trabajo cada d¨ªa, a media ma?ana, para ver si hab¨ªa pasado algo. No pod¨ªan ir de vacaciones, porque si los vecinos ve¨ªan que se iban, entraban a li¨¢rsela parda. Les ca¨ªa agua en plena noche, mientras dorm¨ªan. Sent¨ªan un miedo constante sobre todo por el hijo. Han estado en tratamiento m¨¦dico y psicol¨®gico", lamenta el abogado. Se negaron a abandonar la vivienda, a fin de evitar destrozos mayores en su ausencia. "Es una casa especial, de gran valor art¨ªstico y cultural. Ten¨ªan que resistir en plan numantino, porque si se iban, los vecinos la da?ar¨ªan del todo", explica.

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